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Domingo, 21 de abril de 2002

OPINION

“El doble discurso”

ACERCA DE LA SALIDA EXPORTADORA

Como se sabe, Argentina se encuentra inmersa en la más profunda y prolongada crisis de su historia. Frente a esa situación, las actuales autoridades, si bien en cierto modo no son responsables del descalabro recibido, no atinan a encontrar un rumbo adecuado para impulsar la reactivación económica con equidad social. Como de costumbre aparecen los gurúes de siempre con sus “recetas mágicas” que no hacen sino profundizar la crisis para beneficiar a sus mandantes, el capital transnacionalizado. Y sostienen que la “salida” estaría dada por un incremento de las exportaciones, como si ello se pudiera realizar de manera inmediata sin considerar la necesidad de un gran esfuerzo productivo.
Las exportaciones de todo el mundo representan en promedio el 20 por ciento del PBI mundial. Esto demuestra una vez más que la base del desarrollo de cualquier país radica en el mercado interno. Ello está señalando la imperiosa necesidad de ampliar en Argentina el consumo de esa masa de 15 millones de personas sumergidas en la pobreza e indigencia, lo cual permitiría alcanzar un crecimiento económico y al mismo tiempo posibilitaría una mejor recaudación tributaria, disminuyendo de manera real y efectiva el déficit fiscal.
Desde los años 50 hasta la actualidad los distintos gobiernos que se sucedieron aceptaron total o parcialmente los lineamientos del FMI, que sostenía la necesidad de la “apertura económica” (de importaciones) y de aumentar las exportaciones sin la imprescindible programación para fomentar las producciones provinciales, principalmente industriales, o para tecnificar las provenientes de las industrias agropecuarias con la mayor incorporación tecnológica.
El “doble discurso” del FMI y de los grandes capitales se manifestaba en la constante prédica de hacer más competitivas las exportaciones y para ello se requería la “apertura importadora”. Que posteriormente se haría irrestricta e indiscriminada. Política ésta aplicada por la dupla Videla.
Martínez de Hoz y posteriormente amplificada por Menem.Cavallo-De la Rúa. Esta provocó un verdadero aluvión de importaciones, muchas de ellas innecesarias y a precios subsidiados, y coadyuvaron a la destrucción de gran parte de nuestro aparato productivo. Así se precipitó un incremento vertical de la desocupación y de la subocupación.
Claro está que se pudo y es imprescindible establecer otras estrategias, ya que mediante una política exportadora eficiente y apoyándose cabalmente en las internacionalmente reconocidas ventajas comparativas con que contaba y cuenta nuestro país, es posible materializar un proceso de integración agroindustrial con el mayor agregado de tecnología de avanzada, que permita una fuerte expansión del sector industrial acorde con las necesidades de un país moderno.

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