¿Hubo excesos en su gestión con las operaciones a futuro? –Hubo una devaluación que podría haber sido de otra manera. Estábamos operando futuros en un contexto de gran dolarización, en medio de la presión devaluatoria por las declaraciones de Macri, y lo hacíamos a una tasa en torno al 30 por ciento. Eran tasas alineadas con la política monetaria del banco, que permitían calmar las expectativas y tender un puente hasta el próximo gobierno. Se hizo pensando en una corrección como la que proponía el candidato del oficialismo y estaba plasmado en el Presupuesto de 2016. Si hubiese convalidado tasas de interés del 40 por ciento, el ajuste sobre toda la economía hubiese sido mayor.

–¿Se fue por la denuncias sobre esa operatoria?

–Tomé la decisión de irme porque sentí que con la política de Macri no había punto de contacto posible. Obviamente hubiera pensado qué hacer si había un canal de diálogo y hubiesen escuchado lo que teníamos para decir desde el BCRA. También la descalificación de Macri. No lo anuncié hasta el final porque quería tener plena potestad hasta el último día en el mercado cambiario y financiero