Domingo, 8 de agosto de 2010 | Hoy
TEATRO › OPINION
Por Adrián Blanco *
Desde que era el redactor estrella del diario El Mundo, con sus aguafuertes, Roberto Arlt fue un tipo cuestionado: frases y oraciones mal construidas, saltos en el relato, personajes sin desarrollo... ¡Pará, pará, dame un ejemplo! Hay varios: en el segundo acto de Saverio, el cruel, el protagonista delira con ser un dictador que se apropia del mundo, pero al toque, cuando entra en escena la criada de la pensión, le espeta con que seguirá sus consejos y que no renunciará a su trabajo de mantequero, que sólo pedirá una licencia, mientras ensaya el papel de coronel en la farsa que supuestamente curará a Susana. Este hecho produce un salto inexplicable hacia la prudencia, poniendo en riesgo la verosimilitud de la escena. No, no sé si es tan así. Y además en dicha obra, Julia, personaje que pinta como antagonista, de pronto desaparece, deja de gravitar y no hay... ¡Pero pará, turrito, pará! Explicame, entonces, ¿por qué te engancha al punto de dejarte insomne y cual pócima tiene efectos físicos, te arrastra con su angustia, te corroe con su ironía, casi te orinás encima con la desfachatez de las respuestas de los pedazos de turros que forman parte de sus engranajes discursivos, esa maquinaria que avanza y de la que emergen alucinados y fantasmas que juegan al filo de la navaja en lo estilístico? Ves, ahí esta el problema: es desprolijo, mezcla géneros y estilos embarullando la realidad instalada. No, no estás entendiendo nada, lo que pasa es que el tipo tiene un imaginario propio, arriesga, es como si se metamorfoseara en una de esas minas, sí, de esas que su misoginia describe, que cuando se contonea y te mira, te cautiva, y cuando entra en acción, se apropia de vos, te deja loco y se va... se vuelve peligroso. ¡Es medio anarco el tipo este! No sé, a mí no me cierra. ¡Entonces cerrá la boca gil! ¡Atenti, pibe, que el tiempo pasa! Y parece que no te diste cuenta de que con su cuento te tiene entre las sogas y en el momento menos pensado te da un cross a la mandíbula que te deja grogui, al otro lado del manojo de papeles que yacen en tu mano, mientras te preguntás qué pasó, qué fue lo que pasó... ¡Pará, che, con este infantilismo pasional! Así no se puede ser objetivo acerca del porqué de su vigencia. ¿Qué es estar vigente? ¿Cómo se consigue? I don’t know.
* Director teatral. Recientemente, dirigió la puesta de Saverio, el cruel en el Teatro San Martín de Tucumán, en el marco del Plan Federal de Coproducciones del Teatro Nacional Cervantes.
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