espectaculos

Martes, 30 de abril de 2013

TEATRO › MARCELO KATZ, MARCOS ARANO Y MARTíN JOAB PRESENTAN LOS FABULOSOS SINGER

Una familia de artistas trashumantes

El trío Katz-Arano-Joab va en busca del espíritu del varieté y el viejo circo criollo y resucita a una especie en peligro de extinción: las familias de artistas itinerantes. “Hacemos un homenaje a ese mundo, pero no desde la melancolía”, dicen.

Marcelo Katz, uno de los narices rojas más reconocidos del mundillo clown, identifica su permanente apego al humor como un vicio de la técnica que desarrolla hace décadas. Docente, director, autor y hacedor del arte de reír, sus espectáculos son difíciles de concebir por fuera de esa estética, aun cuando sobre el escenario quede en segundo plano. Algo de eso se juega en Los Fabulosos Singer, espectáculo que escribió con Martín Joab y Marcos Arano, y que, a la vez, interpreta junto a Arano y a las jóvenes Carolina Saade y Julia Katz. Con dirección de Joab, la puesta se ofrece sábados a las 23 y domingos a las 20.15 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), hasta mayo inclusive.

Esta entrega del trío Katz-Arano-Joab resucita a una especie en peligro de extinción: las familias de artistas itinerantes. Los Singer (Roque, Fabricio y Sofía) son el cuarto eslabón de una extensa cadena de músicos humoristas genéticamente incapaces de superar la malaria crónica legada por sus antepasados. Sobre el escenario, algunos instrumentos y cajas con ruedas son el síntoma de una mudanza permanente y, a la vez, el telón de fondo de otra historia: Roque, padre de Sofía y hermano de Fabricio, cree reconocer entre el público a la madre de su hija, que trece años atrás los abandonó sin dejar rastro.

Con menos anhelos de plumas y brillantina que sus colegas de Corrientes al 1000, el trío familiar expone, en cerca de hora y media, las dos caras de los espectáculos de varietés y giras nómades: la que se entrega al público y la que se mezquina tras bambalinas. La contracara es menos dramática que lo que anuncia la sinopsis. Afirmados en los gags y el dinamismo clownesco, los autores privilegiaron el costado más cínicamente tragicómico de esta estirpe, caricaturizando los avatares de una tendencia artística casi ausente en el siglo XXI.

¿Nostalgia? Poco y nada. “Hacemos un homenaje a ese mundo, pero –contrasta Katz– no desde la melancolía. Nos divierte y nos hace ver hacia el futuro. No es una mirada nostálgica de que aquella era la expresión verdadera; cada momento tiene la suya.” El componente autobiográfico remedia el desfasaje temporal entre los autores y la ficción: “Salvando las distancias, lo que viven los Singer es lo mismo que nos pasa a nosotros, que también armamos los espectáculos y viajamos. Somos itinerantes”, empareja Joab.

El presente de los Singer es casi indescifrable. Sin explicitarlo, Katz precisa que se inspiraron en la estética teatral de los ’50 (años dorados para los artistas de variedades), cuando las puestas apenas lograban subsistir con un par de trajes remendados y números de bajo presupuesto: “No incorporamos tecnologías y estilos modernos sino que hacemos nuevos números, pero de una manera vieja. Usamos las simpleza de recursos de aquellos tiempos para mantener al público de hoy interesado”.

–Los tres se acercaron al circo desde su versión más moderna. Sin embargo, Los Fabulosos... es la historia de una familia de artistas trashumantes, como las del antiguo circo criollo.

Marcos Arano: –El clown se mueve mucho en ese mundillo de las varietés itinerantes. Somos un poco herederos de la movida que en ese momento estaba muy en boga. Se trataba de sobrevivir haciendo teatro con pocos recursos, dándose maña para crear con nada, desde la pobreza. Nos metimos con este tema para investigar ese mundo.

Martín Joab: –Nos interesó contar los dos mundos del artista: mientras está actuando ante el público y el detrás de escena, en el camarín, en las relaciones que tienen entre ellos. No es muy novedoso, pero lo contamos a nuestra manera. Esa doble mirada nos permite abrirnos y meternos en una narrativa en la que el espectáculo no se queda sólo en los numeritos que presentan, o los sorprendentes, novedosos y divertidos recursos. También mostramos una historia que se desarrolla como a cuenta gotas. Así podemos trabajar las relaciones familiares que también nos interesan. Las particularidades de esta familia fueron bastante basales.

Marcelo Katz: –Eso de los artistas viajando con sus números es histórico y nos gusta mucho. Hoy está en auge el nuevo circo y el nuevo clown. Antes lo estaban los artistas de circo que viajaban con sus carpas o sus números para presentarlos en teatros.

–Los personajes revelan constantemente su costado más patético. Esa arista se emparda con el perfil tragicómico del clown...

M. A.: –El humor más rico es el que está apoyado en aspectos trágicos, cuando se da vuelta la taba. La obra gira en torno del patetismo de estos tres personajes que hacen lo que pueden. Cuando aparece el humor, ese patetismo hace que tenga más fuerza.

M. J.: –No es humor basado simplemente en el gag. Al gag lo ayuda también que el lado luminoso y el lado oscuro se apoyen mutuamente.

M. K.: –La risa nos encanta. Por nuestra formación, el humor viene solo. Es la manera que tenemos de abordar. Empieza junto con la historia, sale en la escritura y en el ensayo. No sabemos ensayar sin hacer pavadas. Martín tuvo que lidiar un poco con nosotros porque siempre queremos encontrar una forma más, un gag nuevo, y a veces no da que una escena sea graciosa. Es un vicio de los que hacemos humor. La risa nos gusta demasiado.

–¿Qué pasa cuando el espectador no responde con la carcajada?

M. K.: –El humor es una cuerda floja. Al principio, uno prueba con el director y los asistentes; ahí hay un primer registro. Pero después de que te vieron hacer lo mismo 17 veces, qué se van a reír. Cuando empezamos a probar con el público, hay cosas que pensábamos que no iban a funcionar y después resulta que explotan. O al revés, con las que estamos seguros, a veces no vuela una mosca. Hace dos años que estamos con este espectáculo: un año escribimos y el otro ensayamos. Aunque trabajamos muchísimo, terminamos de ensayar con el público, sobre todo las partes de humor, porque con ellos ajustamos. El público es el que te permite terminar de ajustar.

Informe: Daniela Rovina.

Compartir: 

Twitter

“Somos un poco herederos de esos artistas”, dicen los creadores de Los Fabulosos Singer.
Imagen: Pablo Piovano
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.