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Martes, 30 de abril de 2013

TELEVISION › MIGUEL ANGEL RODRíGUEZ PROTAGONIZA QITAPENAS

Los Campanelli del siglo XXI

En la comedia blanca y musical que estrena hoy Telefe, el actor interpreta a un padre de familia que trabaja junto a su mujer e hijos en su cantina de La Boca. “Ha cambiado el estilo, pero la ceremonia de juntarse alrededor de la mesa renació”, afirma.

 Por Emanuel Respighi

Si en los últimos años Telefe le imprimió a su pantalla un marcado estilo hacia la familia tradicional, a partir de una programación que gira en torno de la institución colectiva más primaria, la nueva ficción que estrena hoy es, tal vez, el programa que mejor sintetiza ese concepto. Suerte de comedia musical familiar, Qitapenas (así, sin “u”) intentará recuperar lo mejor del espíritu que alguna vez tuvo en Los Campanelli la excusa catódica para juntar a cada uno de los integrantes de la familia alrededor de la mesa. Claro que los tiempos han cambiado y la tele también se transformó según fueron variando las costumbres: el programa se emitirá de martes a jueves a las 21, por Telefe. “Qitapenas es un programa que conjuga en su trama humor y ternura, con la idea de recuperar las viejas historias populares en la tele”, cuenta Miguel Angel Rodríguez, protagonista de la ficción junto a Silvia Kutica, Jean Pierre Noher y Natalia Lobo.

Escrita por Adriana Lorenzón (Los Roldán, Montecristo), Qitapenas se propone ser una suerte de Los Campanelli del siglo XXI. La trama cuenta la historia de una típica familia compuesta por Antonio (Rodríguez) y Joaquina (Kutica), junto a sus tres hijos, que viven felices trabajando en el pequeño restaurante familiar heredado, ubicado en el corazón de La Boca. Además del restaurante, a los Qitapenas los une el amor por la música, que hará que diversos números musicales se filtren en medio de la estructura dramática. Transitando por el siempre vigente nudo de Montescos y Capuletos, los Qitapenas tendrán en los Jones, unos argentinos que regresan al país después de haber vivido un tiempo en Miami, a su contrapunto. No sólo porque instalarán un restó moderno enfrente de la vieja cantina sino porque, además, el “jefe” de la familia (Noher) viene a recuperar un viejo amor de adolescente. Así, los enredos estarán a la orden día en Qitapenas, sobre todo teniendo en cuenta que las nuevas generaciones también cruzarán sus destinos, pese a la férrea oposición de sus padres. “En Qitapenas –dice Rodríguez– todos cantan. Es una comedia netamente familiar, con mucho humor y mucha historia que masajea el corazón.”

–En ese sentido, ¿considera que Qitapenas es una historia “popular” como no se ve en la pantalla abierta argentina desde hace muchos años?

–Creo que Los Roldán fue la última historia familiar popular, de barrio, con la cual buena parte de la sociedad pudo verse identificada. Si bien es muy diferente a aquella tira que tuvo dos temporadas, esta ficción parte de la idea de aglutinar frente a la tele a la familia, con el objetivo de juntarlos con un lenguaje llano y cuidado. Acá también hay una historia familiar de barrio, que choca con otra poderosa y moderna, pero que en realidad no lo es tanto. Y la trama romántica parte de un pasado que une a mi mujer, Joaquina, con el personaje de Noher, que fueron novios a los 16 años. Es una historia de familias contrapuestas, con valores casi opuestos, y amores cruzados.

–¿Cómo se ensambla la música en la estructura dramática?

–Desde esa historia, la música se ensambla con diferentes variantes. Cuando en 2011 me la contó Tomás (Yankelevich, director artístico de Telefe), me entusiasmó, pero me costaba entender al programa. Lo primero que pensé fue: “¿Qué, vamos a pedir un mate cantando?”. Es mucho más que un programa con canciones. Hay un montón de programas con canciones. Yo ya canté en tele en VideoMatch, en La peluquería de Don Mateo... La diferencia es que Qitapenas es una comedia musical televisiva. El musical te va contando la escena. Hay musicales de gran producción, otros que son sueños individuales; algunos cierran una escena entre dos o tres personajes... Vamos a cantar temas muy populares, de un cancionero que va desde boleros hasta tangos, pasando por temas de rock argentino. También hay adaptaciones, como versiones tangueras de canciones de rock. La gente se va a sorprender por el formato. Y lo bueno es que pone en escena gente que hace comedia musical y que cantan bárbaro, como Sofía Reca, Benjamín Amadeo, Mariano Chiesa, Ana Gutiérrez, Federico Coates o Margarita López.

–El programa intenta recuperar el valor de la familia a la vieja usanza. ¿Cree que ésa puede ser la llave de identificación de los televidentes?

–Eso me gustó mucho del programa. Cuanto más avanza el tiempo, el programa asume más valor dentro de la TV actual argentina. De cualquier manera, siento que en los últimos años la institución “familia” está cada vez más instalada. Después vemos cómo está armada: separados o juntos, ensambladas o distantes, entre homosexuales o heterosexuales. Pero tengo la sensación de que estamos atravesando un período en el que el almuerzo o la cena en familia se ha vuelto a valorar. No tan seguido como antes, pero se recuperó parte del rito. Ha cambiado el estilo, pero la ceremonia de juntarse alrededor de la mesa renació. La familia está instalada otra vez. Cada uno la arma como puede y como la tiene, con todos los problemas que tenemos. No serán las familias multitudinarias de antaño, pero la familia volvió. Siento que hay ganas de tirar para adelante. Y Qitapenas es una comedia blanca que puede ayudar a unir aún más.

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“Creo que Los Roldán fue la última historia familiar popular, de barrio”, asegura Rodríguez.
Imagen: Pablo Piovano
 
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