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Martes, 17 de septiembre de 2013

TEATRO › MALENA PICHOT ANTE UNA NUEVA TEMPORADA DE CAMPA/PICHOT

“Acá el stand up no funciona”

Con monólogos renovados, la comediante que se hizo conocida por La loca de mierda regresa a las tablas los sábados en Sala Siranush. Y con lengua afilada, critica al género en la Argentina: “No se entiende lo que es, sólo hay chorros haciendo cursos”, dispara.

 Por Segio Sánchez

En los últimos cinco años, Malena Pichot pasó de ser una estudiante de Letras con destino incierto a una humorista todo terreno. De los microcapítulos espontáneos de La loca de mierda en YouTube saltó a realizar guiones para televisión, siempre de la mano de un humor ácido e irreverente. A través de ese mismo lenguaje, se expresa en radio todos los días por Nacional Rock y acaba de comenzar un nuevo ciclo de stand up junto al actor Ezequiel Campa, una suerte de clásico de la cartelera porteña. “En mi casa yo era el payaso de la familia y mi hermano también miraba muchas películas de humor –explica Pichot–. El humor estaba muy presente, pero no vengo de una casa de artistas. Estudié Letras muchos años, trabajé en una editorial y hasta cantaba jazz. Era la que llamaba la atención, la ruidosa, la petisita, pero nunca fue una opción el humor. Me puse a hacer esos videos y me di cuenta de que la gente se reía. Y ahí dije: ‘Ah, puedo hacer chistes’.” Sin pelos en la lengua, a Pichot no le tiembla el pulso para decir que no le gusta el teatro o que en la Argentina el stand up aún no se entiende o faltan buenos comediantes en el género.

Con monólogos renovados, la nueva temporada de Campa/Pichot puede verse los sábados a las 23 en Sala Siranush (Armenia 1353). De todas formas, el espectáculo varía todo el tiempo: “El monólogo va mutando. De un mes al otro se suma mucho material nuevo. Quizás el que vino hace cinco meses tiene mitad de show nuevo, el que vino hace un año tiene todo un show y así. No es como una obra de teatro. Una obra de teatro la escribís, la ensayás y la estrenás. Y en el stand up la única manera de ensayar, de saber si un chiste funciona, es en vivo. No es que podés escribir y estrenar. Tenés que probarlo con gente. Ahí está el dilema de la gente que estrena un monólogo de stand up. En realidad, es medio una falacia eso. En el mundo no sucede así, sólo acá sucede. En general, uno va probando su material hasta que tiene 45 minutos dignos, que se probaron con gente. Muchas veces un chiste no funciona y por más que a vos te guste lo tenés que abandonar, si no sos un cabeza dura”.

–¿Y es diferente en otras partes del mundo?

–Generalmente, en el mundo, los grandes comediantes, cuando estrenan un show en estadios o para miles de personas, estuvieron todo el año yendo por distintos estados probando el material. Entonces, cuando ya tienen una hora y media de espectáculo hacen un especial o un show. Y acá todavía no se sabe bien cómo es el sistema. Personalmente, creo que acá no funciona. No hay ni buenos comediantes ni buenos lugares para hacer stand up, ni hay un entendimiento de lo que es. Sólo hay chorros haciendo cursos. Eso es lo único que hay por ahora. Creo que en diez años va a aparecer uno que sobresalga. No hay referentes locales. Los que hacemos stand up ahora somos fanáticos de gente de afuera.

–El stand up tiene una gran libertad para decir lo que uno quiera, ¿no?

–Sí, lo difícil es decir lo que querés y que sea gracioso. Lo difícil es que los standaperos de acá digan algo. Generalmente no se la juegan mucho. Son medio superficiales las temáticas de los que hacen stand up en la Argentina. Hablan de cosas que no se pueden creer. Y decís “¿Para qué?”. Está la libertad de que lo escribís vos. Y, como lo escribís vos, podés decir lo que quieras. Y eso es divertido. Para mí, se puede hacer humor sobre cualquiera cosa, pero tiene que servir para algo. Si vas a hacer material sobre el caso Angeles, tiene que servir para algo. Tenés que estar quejándote de algo, reclamando algo con ese material. Hacer un chiste porque sí no tiene sentido. A veces digo una barbaridad, pero lo que hago es parodiar a los que dicen esas barbaridades. La gente se ofende mucho porque encuentra en la indignación un virtuosismo. A la gente le gusta indignarse. Se siente más virtuosa cuando se ofende.

Hace algunas semanas, la Televisión Pública terminó de emitir Jorge, una notable miniserie de ocho capítulos que dejó con ganas de más. Guionada por Pichot y protagonizada por actores del off –los mismos de Cualca, el micro de DDD–, la serie llegó a la pantalla luego de ganar un concurso impulsado por el Incaa que tenía por temática la inclusión social. Por supuesto, Pichot abordó el proyecto con su particular estilo, siempre alejado de la solemnidad. “No había una consigna puntual, sólo lo de la inclusión. Entonces, metí a un paraguayo, a un chico en silla de ruedas y un poco de machismo. Quise, por ejemplo, que el pibe en silla de ruedas no fuera un perfecto que amara a todo el mundo, sino que él también hiciera comentarios desagradables. No creo que nadie sea tan correcto todo el tiempo y si lo es debe ser súper estresante”, explica Pichot. Jorge se puede ver por YouTube y por la plataforma de Contenidos Digitales Abiertos. Pero, claro, ahí no termina su vida televisiva. “Grabé otra serie con los chicos de Cualca. Se va a emitir por el canal Cosmopolitan (a partir del 6 de octubre, los domingo a las 23) y se va a llamar Por ahora. Todos los personajes fueron inspirados en alguien real. Me va a traer muchísimos problemas”, se ríe.

–¿De qué se trata Por ahora?

–Soy la protagonista y se trata de una chica que en algún momento tuvo unas inquietudes feministas muy fuertes, pero terminó trabajando en publicidad. Entonces, está todo el tiempo con esa lucha interior de tener que hacer publicidades de mierda y sabiendo que está vendiendo su alma. Es un grupo de amigos. Son todos chicos y ninguno tiene la vida solucionada. Por eso, la idea del título juega con eso. Están con trabajo, pero es “por ahora”, tienen novia “por ahora”. Está todo bien, pero también todo mal. Son trece capítulos. Como voy a estar en Cosmopolitan, todo el mundo me dice que soy igual que Lanata. “Hablabas mal de Cosmo y ahora estás en Cosmo”, me dicen. En realidad, es un milagro que un canal privado te dé plata para que hagas lo que quieras con tu productora. Estoy trabajando con los mismos realizadores de Cualca. Está buenísimo que confíen en una productora súper independiente. Y no podíamos dejar pasar la oportunidad. Nos dejaron hablar de todo. Sé que me voy a comer muchas puteadas, pero así es la vida. No hay ninguna figura, no hay ningún famoso. Los actores son todos del under y jóvenes. Los chicos del elenco no tienen la solemnidad del actor. Son pequeñas gemas que encontré de pedo. No se toman a ellos mismos ni al teatro muy en serio. Quizá por eso actúan muy bien. Son todos muy frescos y tienen una naturalidad increíble.

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“A la gente le gusta indignarse; se siente más virtuosa cuando se ofende”, afirma Pichot.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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