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Miércoles, 17 de agosto de 2016

TEATRO › MíSIA, AHORA EN SU ROL DE ACTRIZ, ESTRENA LA PIEZA TEATRAL GIOSEFINE

“Es una afirmación de la libertad”

La prestigiosa cantante portuguesa, que modernizó el fado, sostiene que su incursión teatral es un “salto al vacío”. Pero a la vez reivindica su identificación con el personaje que encarnará, una chica trans. “Giosefine tuvo el valor de asumir su vida”, dice.

 Por Paula Sabatés

Con voz calma, la reconocida artista portuguesa Mísia cuenta a Página/12 que está por dar un “salto al vacío”. No es que no lo crea, ni tampoco que no la asuste. Es que es perfectamente consciente de que ya lo ha hecho antes, y también de que no podría transitar su existencia de otro modo que no fuera así: en permanente estado de cambio, de revolución. En la década del ´90, de vuelta a su Lisboa natal tras una adolescencia en España, le hizo frente a los músicos tradicionalistas y cambió la historia del fado, la expresión más reconocida de música de su país, volviéndola un sonido más “urbano y contemporáneo”. Esta noche, con el mismo espíritu, la célebre cantante hará un “salto mortal de géneros”: de la música al teatro y de hombre a mujer, ya que encarnará a una chica trans en la pieza teatral Giosefine, que se estrena en el Teatro Regio y que se verá por únicas diez funciones.

La idea de la obra surgió de la propia entraña creativa de la artista, que un día leyó el cuento “Carta desde Casablanca”, del italiano Antonio Tabucchi, y enseguida supo que quería llevarla a las tablas. Convocó entonces al director español Guillermo Heras (dirigió, en Buenos Aires, Los áspides de Cleopatra y El crítico, entre otras), y a un grupo de artistas y técnicos que la acompañan en su carrera musical, y se puso a trabajar en el monólogo, al que conjuntamente convinieron en renombrar como el personaje. El del Complejo Teatral de Buenos Aires de esta noche será el estreno internacional del espectáculo, que el equipo planea traducir a otros tres idiomas (portugués, italiano y francés) y representar en distintos escenarios del mundo, en coproducción con la productora Liberdades Poéticas Produções Artísticas Lda.

“Es un texto maravilloso y para mí muy actual. Todo lo que tenga que ver con lo que las personas hagan para manipular su propio cuerpo es una afirmación de libertad. He oído muchas veces a gente criticar a Michael Jackson por su cambio de piel sin entenderlo, porque para mí es un problema solamente de él, que no infiere en la vida de nadie más. Pasa que la libertad suprema molesta a la sociedad, y más si es un cambio de sexo, algo que hace temblar las normas”, define la artista, que este año cumple veinticinco años de carrera musical.

–¿Se reconoce en el personaje de Giosefine?

–Sí, porque ella ha tenido ese valor de asumir su vida y buscar su camino y siento que es un poco lo que yo estoy haciendo acá, saliendo de mi zona de confort. Paso de ser una intérprete musical al salto declarado de hacer un monólogo teatral. Y si bien yo no canto solo fado, porque he hecho otras cosas y otros estilos, cantar es algo que tengo controlado y seguro, y algo que no me causa una gran angustia. Esto, en cambió, sí. Me lleva a preguntarme si seré buena haciéndolo, si seré capaz. Me hace buscar dentro de mí.

–¿Y por qué cree que lo hace? Hay personas que viven en esa “zona de confort” y no necesitan más. Es una manera posible de vivir.

–Es verdad, pero yo he estado haciendo eso desde que nací. Cuando estoy un poquito confortable me siento mal. Soy una sobreviviente, no he tenido la vida fácil ni en la infancia ni en la adolescencia, así que la vida difícil es mi hogar.

–¿Es una sobreviviente de qué?

–De mis circunstancias personales, de lo que he vivido cuando era pequeña. Mis padres eran de tribus sociales completamente distintas. El, de la alta burguesía de Portugal, en una zona muy influída por los ingleses. En mi casa paterna –porque se divorciaron cuando yo tenía cuatro años– la educación era muy british. Pero después iba a lo de mi madre y era Almodovar puro, la tortilla de papas, la farándula, la bohemia. Mi madre era bailarina y mi abuela también. Fumaban, nos acostábamos tarde, tenían un loro. Eran dos mundos muy diferentes y yo tenía que adaptarme a los dos, incluso a veces haciendo cosas opuestas para ser amada y aceptada en cada lugar. Eso me ha hecho un poco camaleónica.

–Ese “salto al vacío” que siente que hace con Giosefine, ¿también lo hizo cuando empezó a cantar fado?

–Seguro. Yo empecé a cantar fado en Portugal en una época en la que estaba muy mal visto. La única persona que estaba por encima de eso y lo hacía bien era Amalia Rodríguez, pero el fado tenía un estigma de ser utilizado por la dictadura. Yo estaba sola así que invité a músicos y escritores que no eran del palo y aparecí con minifalda, con un look completamente urbano, siendo mujer y siendo afirmativa, decidiendo sola qué decían mis discos y qué no. Fue muy arriesgado, quizás más que hacer Giosefine ahora. Podría haber continuado cantando fado tradicional y no habría tenido que luchar, pero eso me hubiera aburrido. Por supuesto que tuve que pagar un precio, pero por otro lado tuve muchos beneficios y cosas positivas que me han sucedido. Además nunca fui agresiva hacia los demás, sólo me arriesgué yo. Como Michael Jackson con lo de la piel.

–¿Parte de ese precio que tuvo que pagar tiene que ver con no haber sido invitada a participar de la película Fados, de Carlos Saura?

–El me invitó, pero los tradicionalistas del fado me vetaron. De todos modos, si hubiera sido una excelente película tendría pena de no haber participado, pero después de verla creo que los dioses me protegieron.

–¿Dónde vive ahora?

–En Lisboa. Sólo estuve afuera de Portugal por cuatro años en París, y cuando era chica en Barcelona. Lisboa está muy bonita, muy cambiada, con mucho turismo. Está de moda, pero al mismo tiempo tiene cosas positivas. Me gusta estar ahí. Y me gusta estar ahora en Buenos Aires y estrenar aquí. No puedo decir que es el mejor por respeto a los otros, pero el público argentino es sin dudas el más efusivo, el más visiblemente generoso. Una maravilla.

–Este estreno iba a ser en el Teatro San Martín, donde usted ya se presentó en 1997, pero debió ser reprogramado en otra sala por las demoras en las obras. ¿Le da lo mismo actuar en un teatro público que en uno comercial?

–No. En los tiempos de crisis, como también pasa en Europa, no me parece bien hacer conciertos en los que los músicos cobren una fortuna y a los que solo puedan ir quienes tienen posibilidades económicas. Me parece muy importante que las funciones sean un poco más baratas y que todos puedan ir.

* Giosefine tendrá diez únicas funciones en el Teatro Regio, Avenida Córdoba 6056. Desde hoy hasta el sábado (y desde el miércoles 24 al sábado 27) a las 20 y los domingo 21 y 28 a las 19.

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Mísia estrenará hoy internacionalmente, en el teatro Regio, su monólogo basado en un cuento de Tabucchi.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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