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Lunes, 28 de mayo de 2007

TEATRO › FINALIZO EL FESTIVAL DE TEATRO EXPERIMENTAL VICTOR GARCIA

Dilemas del riesgo escénico

En su 5ª edición, el encuentro tucumano, que paulatinamente fue transformándose de provincial en nacional, ofreció catorce espectáculos, entre ellos uno proveniente de Costa Rica.

 Por Cecilia Hopkins
desde San Miguel de Tucumán

Con el lema “Todo muro es una puerta”, ayer finalizó en esta ciudad la 5ª edición del Festival Víctor García, así bautizado en homenaje al gran director tucumano, autor de la frase de referencia, fallecido en 1982, tras una trayectoria reconocida internacionalmente. Organizado por el colectivo teatral Marfil Verde y La Sodería Casa de Teatro, juntamente con el Instituto Nacional del Teatro, este encuentro bianual surgió en 2000 “de la necesidad de 8 grupos comprometidos con el teatro experimental que buscaban difundir su trabajo”, según resume Teresita Guardia, una de las generadoras de esta muestra que paulatinamente fue transformándose de provincial en nacional, además de contar, incluso, con alguna presencia internacional. Además, este año el festival se extendió a las ciudades de Jujuy y Catamarca, ambas integrantes del llamado Corredor Cultural del NOA. Entre las 14 propuestas teatrales más elogiadas por el público asistente se encuentran Tiempo suspendido, obra de danza teatro del grupo tucumano La 5ª Pata, con dirección de Marcos Acevedo; La noche falsa, por el grupo cordobés 0.Ellas, con dirección de Luciano Delprato; y los espectáculos rosarinos Madagascar, de Leonel Giacometto, con dirección de Pablo Fossa; y A la gran masa argentina, por el grupo Esse est Percipi, con dirección de Gustavo Di Pinto.

La única propuesta internacional fue Paredes de brillo tímido, obra de danza teatro del reconocido grupo costarricense Diquis Tiquis, dirigido por Alejandro Tosatti. Se trata de cinco coreografías breves, Ladoalado, La pecera y Baile ’e ciegos, creaciones del propio Tosatti y Sandra Trejos, y Duelo y Los viejos, de la mexicana Adriana Castaños y del peruano Oscar Naters. Todas las piezas apelan a la organicidad y la belleza del movimiento para discurrir acerca de la fuerza destructora que anida en ciertas relaciones desiguales, en especial la que establece el hombre con la naturaleza.

Tosatti, director e intérprete junto a Florencia Chávez González, no proviene del campo de la danza contemporánea. Su formación se vincula con las artes marciales, las danzas clásicas hindúes y el clown. Su grupo –que en las lenguas aborígenes del sur de Costa Rica significa “serpiente de agua” y “calabaza”, respectivamente– nació en 1983, como “un espacio de creación y experimentación para arquitectos, pintores, bailarines, músicos, clowns”, según cuenta en una entrevista con Página/12. Pero desde hace 15 años, Diquis Tiquis se restringió a sólo dos intérpretes. Paredes... es uno de los dúos que, luego de ser creado en 1993, se mantiene en gira: “Me gusta el concepto de constelación: poner varios elementos juntos para ir más allá de su significado individual y definir algo nuevo”, afirma el director haciendo referencia no sólo al nombre de su grupo sino también al armado de esta obra cuyo impacto visual proviene de imágenes literarias: “Intento romper la linealidad del relato apelando a la imagen. Aquí trabajé con Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y con el relato mitológico de Eros y Psique”, detalla el creador. Este montaje fue motivo de análisis de diverso tenor, referidos a los conceptos de género, exclusión e identidad. Tosatti se limita a afirmar: “Yo trabajo con símbolos y, para mí, la obra es una trampa, un espejo sobre el cual cada espectador proyecta sus propios deseos e intenciones. Entre otras cosas, yo hablo de la propia identidad en definición con el otro. Y de la posibilidad de construir una relación con otro basada en el poder: ¿uno puede apoderarse del otro sin destruirlo? Creo que ejercitar el poder sin respetar al otro es la causa de este estar viviendo al borde de una hecatombe ecológica”, concluye.

Haciendo referencia al taller que ofreció durante el festival, Tosatti define su postura estética: “El bailarín está acostumbrado a construir una imagen desde la técnica expresiva que elige. Yo trato de desarrollar en otro la capacidad de vaciarse de toda identificación con cualquier imagen que no sea la propia. No creo que el camino hacia la expresividad sincera se encuentre en una técnica estandarizada sino en identificarse con uno mismo”, sostiene. Otro de los talleres impartidos durante el festival fue el de la chilena Granula Kanelos Poblete. La catedrática de la Universidad Complutense de Madrid habló acerca de cómo generar estrategias para el desarrollo de empleo en el sector de la cultura y el ocio: “A partir de un análisis de entorno, los profesionales de las artes escénicas de un territorio determinado pueden detectar nuevos yacimientos de empleo –explica la especialista a este diario–. Así, las nuevas propuestas pueden generarse aprovechando servicios existentes (como son los programas de turismo cultural), trabajando en red, gestionando conocimiento y talento”. Para próximas ediciones, además del Foro de Productores y Directores de Festivales de Teatro (ver recuadro), el encuentro se debe a sí mismo una mesa de discusión en la cual rever a fondo los alcances de lo experimental en el teatro y en las artes en general.

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Paredes de brillo tímido, obra de danza teatro del grupo costarricense Diquis Tiquis.
 
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