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Jueves, 2 de agosto de 2007

CHICOS › LOS ARTISTAS DEL FESTIVAL “AL SUR DEL SUR”

“Utilizamos a los títeres como lugar de resistencia”

Los cordobeses del grupo Chon-chon, la compañía peruana Hugo e Inés y el brasileño Chico Simoes debaten sobre la vigencia de su arte entre el público infantil.

Aquí están los titiriteros de la Compañía Hugo e Inés, de Perú, el brasileño Chico Simoes y los cordobeses del grupo Chon-chon, Miguel Oyarzún y Carlos Piñeiro, disfrutando del juego de sacarse fotos en el taller del Galpón de las Catalinas, donde Página/12 los juntó aprovechando su visita al II Festival Internacional de títeres “Al Sur del Sur”, organizado por Libertablas y el grupo de teatro Catalinas Sur con el apoyo de la Corporación Buenos Aires Sur, que facilitó la convocatoria de los artistas. Los seis se conocen desde hace rato, son todos veteranos en festivales y recorrieron el mundo con sus espectáculos. “Nosotros no sólo nos conocíamos, sino que vamos viendo cómo se nos ponen los pelos blancos”, ríe Oyarzún. La réplica viene enseguida. “Eso cuando teníamos pelo”, dice Carlos Piñeiro.

–Los titiriteros –sigue Chico Simoes– son como una familia mundial, caminan, están siempre viajando, son viajeros por naturaleza, y así como nos desencontramos, nos volvemos a encontrar.

–¿Cómo es hacer títeres con las superproducciones de Hollywood enfrente, con tanta campaña mediática y tantos efectos especiales?

C.S.:–Creo, justamente, que debemos hacerlo, porque estamos viviendo el fin de este mundo mercantilizado, globalizado. Este mundo está en sus últimos días y nosotros seguimos con una tradición que ahora para este milenio tendrá sus nuevos espacios, que no serán más espacios globalizados, sino más espacios pequeños y localizados, pero en red, en contacto. Entonces imaginamos una situación en que no haya monopolios ni monoculturas, que son perjudiciales para la sustentabilidad. Creemos que estamos en sintonía con esta nueva generación y que es el tiempo de las producciones locales para un mundo local.

Hugo Sánchez (de la Compañía Hugo e Inés): –¿Qué podemos hacer? Tenemos que anteponer el charlotte nosotros, revisando la reserva del cuerpo, la resistencia cultural del cuerpo frente a lo que no podemos detener: el apoyo financiero de las grandes compañías. Entonces nosotros utilizamos quizás los títeres, lo que tenemos, el cuerpo, como lugar de resistencia cultural frente a esta avanzada tecnológica, científica, de efectos especiales.

M.O.: –Personalmente no me siento en resistencia. Nosotros tenemos un género que se llama “títeres” y que podemos parar en cualquier lugar del mundo ante cualquier situación y sigue existiendo igual, no se deteriora. Ocupa el mismo espacio... y el hombre llega a las estrellas y los títeres también van a las estrellas. De hecho, pensando, digo que los títeres vienen de las estrellas, cuando el hombre llega a la Tierra, llega también de polizón un títere.

–Da la sensación de que antes la presencia de los títeres y las marionetas en la TV era mucho más fuerte, ¿qué pasó?

M.O.: –Creo que el único titiritero que hemos tenido que llegó es Jim Henson con Los Muppets. Ahí empiezan a salir muchas cosas interesantes de títeres hablando por la televisión. Para mí son también oleadas que pasan en esta sociedad; hubo una onda de los títeres aquí en la Argentina, en televisión, y desapareció. La TV está totalmente denigrada, para qué hablar de los programas que tenemos. Creo que los títeres volverán.

H.S.: –Yo tengo la impresión de que esto no es así. Por ejemplo, nosotros hemos hecho algunos programas de TV en países como Japón, Alemania. En Japón hay teatro de títeres en la TV; en Europa, pasan títeres en continuado; en Francia pasan los títeres propiamente de guante por televisión en muchos programas, en Canadá también, ¡parece que fuera en Argentina que no los pasan!

–¿Pero no pierden espacio con los dibujos animados, por ejemplo?

H.S.: –Se me ocurre que ahora uno enciende la TV, los programas para niños, y siempre son muñequitos que se mueven, siempre son dibujos, en 3D, claro, pero vienen a ser una especie de títeres. Te podría decir, por ejemplo, yo hago títeres con el cuerpo, no tradicionales, y otros colegas lo hacen con objetos. O sea que es bastante vasto el universo de la manipulación. Yo enciendo la TV en mi casa y veo que los dibujitos que salen ahí para niños, ¡son títeres! Lo que cambia es la técnica, pero igual las historias son eternas: el chico o la princesa que buscan algo, eso no morirá jamás.

C.S.: –Yo estoy pensando en una nueva realidad donde no existen las cosas masivas. Cada ciudad tendrá su canal, podrá pasar un programa chino o estadounidense, pero emitirá muchos más programas locales, así que la tele, como el teatro, deberá estar en sintonía con su comunidad. La realidad que rodea a la gente que hace el juego. Y esto debe intercambiarse, por eso me gusta el desarrollo tecnológico, necesitamos de él. Para estar en contacto, para producir y no reproducir. Necesitamos de más diversidad. Entonces los medios deben ponerse a producir diversidad. Debemos sobrevivir en ella y no en grandes producciones o monopolios, no con el artista superstar. Ya no existe espacio para él, todo ser humano es capaz de producir arte, tenemos distintos productos y especializaciones, claro que hay excepciones, genios en cualquier área, pero hay que poner pilas en la posibilidad de que cada comunidad produzca sus propios artistas e intercambiar su arte con otras comunidades.

–¿Y en este proceso de cambio qué papel juegan los títeres? ¿Cómo tocan, digamos, desde lo pedagógico por ponerle un nombre, a chicos, pero también a los adultos?

C.P.: –Yo no creo mucho en la pedagogía de los niños desde el arte; de enseñarles a sumar se tiene que encargar el docente. Quizás desde el arte se puede, pero yo no sé cómo. En cambio creo que puede ser pedagógico el mismo hecho de que el niño presencie una obra de arte, de cualquier tipo, por el sólo hecho de estar allí ante un hecho artístico. No sólo una obra que le diga que hay que cuidar a los árboles.

C.S.: –No creo que un adulto no sea un niño, yo soy un niño, y cuando miro una obra, la miro con esta integridad que tengo. Como artista, pienso en cómo las manifestaciones populares en Brasil no hacen distinción del espectador, es un teatro que está hecho en las calles, en los salones, en las casas, y ahí todos están en el público. Aspiro a eso: que cada uno pueda mirar la función y quedarse con algo.

H.S.: –A mí me ha sucedido algo particular en este sentido, no sé si es porque yo hago títeres sin palabras, no utilizo el texto, entonces, una vez hicimos una obra donde queríamos transmitir un mensaje antinuclear. Pero la gente no veía eso. La gente veía a dos seres humanos que se presentan ahí en el escenario, y que con cartones y una mano quieren hacer teatro. Tengo la sensación de que a veces quiero dar un mensaje y me sale otro.

C.S.: –El títere es una máscara. Una máscara puede ser el cuerpo, no importa. El personaje es una máscara y todo títere es una máscara en ese sentido. Uno está poniendo su cuerpo como vehículo de transmisión de esa imagen completa. Porque la máscara revela algo superior, algo más íntimo, más pedagógico en el sentido de que es una pedagogía de vida, algo esencial. Por eso siempre es eficiente, siempre funciona para el público.

–¿Y en este sentido qué implica venir a este Festival?

C.S.: –Cuando yo recién empezaba en Brasil, me decían que no iba a poder salir de allí, que no iban a entenderlo afuera. Pero salí y aquí estoy. Creo que el arte puede conectarnos, ponernos en sintonía con las comunidades y venir aquí ayuda.

H.S.: –Además, este festival se organiza con miras a los más pobres, para llevarles los títeres justamente a ellos, que tanto necesitan del arte.

C.P.: –Es bueno que esto se haga justamente en Buenos Aires, donde atiende Dios... Cuando algo pasa aquí y los medios grandes se hacen eco de eso tiene un efecto multiplicador muy importante sobre el resto del país. A aprovecharlos, entonces, en las funciones que quedan y a esperar la próxima edición de “Al Sur del Sur” para volver a verlos.

Informe: Andrés Valenzuela.

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Los titiriteros reclaman más espacio para su disciplina en la TV argentina.
Imagen: Gonzalo Iglesias
 
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