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Jueves, 29 de mayo de 2008

DANZA › GUIDO DE BENEDETTI, EL NUEVO DIRECTOR DEL BALLET ESTABLE DEL TEATRO COLóN

Un programa superclásico

Durante años primera figura del primer coliseo argentino, subraya los objetivos que privilegiará su gestión. El ballet del teatro es el responsable de cerrar, con siete funciones, las actividades programadas para este centenario.

 Por Alina Mazzaferro

El Colón tuvo su cumpleaños y, aunque debió celebrarlo fuera de su casa, no olvidó preparar sorpresas para que sus invitados –aquellos amigos que lo visitan siempre, aun cuando se muda bien lejos, a Recoleta o Belgrano– disfrutaran, como siempre, de sus cuerpos estables. En esta semana de festejos, el Ballet del teatro tiene un lugar protagónico, pues es el responsable de cerrar, con siete funciones, las actividades programadas para este centenario. Desde hoy y hasta el próximo jueves, esta compañía hará gala de toda su tradición en un programa superclásico, en el teatro Opera (Corrientes 860), de martes a sábado a las 20.30 y el domingo a las 17. Tercer acto de El lago de los cisnes y de Coppelia, y el cuadro de las sombras de La bayadera integran este programa mixto, del cual participarán tres artistas invitados, ex miembros de la casa: Maximiliano Guerra (4 y 5 de junio), Iñaki Urlezaga (29 y 30 de mayo) y Ludmila Pagliero (31 de mayo y 1º de junio), una joven porteña talentosa que ahora se destaca en la Opera de París.

Tras todo este despliegue se encuentra el nuevo director del Ballet Estable, Guido De Benedetti, que durante años fue primera figura del primer coliseo argentino y en 2000, durante un breve período, codirigió esta compañía junto a Mario Galizzi. En diálogo con Página/12, De Benedetti revela los objetivos y tareas que privilegiará su gestión y pronostica el futuro del ballet estable. “Yo pertenezco al Colón. Hacerse cargo del Ballet Estable en el centenario del teatro es el máximo honor que puede tener un miembro de la casa. Más allá de que el elegido fui yo, me alegro de que haya sido una persona de la compañía la que emprenda esta tarea”, señala.

–¿Qué diferencias hay entre manejar un ballet independiente como el Neoclásico de Buenos Aires y la compañía del Teatro Colón? ¿Tendrá tiempo para coreografiar o se volcará más a la organización general?

–Dirigir una compañía de este estilo requiere más tiempo como director ejecutivo. Además, no es una compañía de autor, tengo la responsabilidad de integrar el máximo de expresiones. Es una compañía oficial y nos tiene que representar a todos.

–Eso significa que no puede guiarse por sus gustos personales para armar el repertorio...

–Exactamente. Es importantísimo recuperar un repertorio amplio, en primer lugar clásico –porque ésta es una compañía clásica–, con aportes neoclásicos y algunos contemporáneos. Como toda compañía de este tipo, debe cubrir un amplio espectro, pero siempre poniendo el acento en lo clásico.

–¿Cuáles son los objetivos para su gestión?

–Hay dos tipos de objetivos: administrativos y artísticos. En cuanto a los primeros, hay que solucionar algunos problemas que hace muchos años actúan en detrimento de la vida personal de los bailarines, lo cual luego se ve reflejado en el trabajo artístico. Debe haber una jerarquización de la tarea del artista. El bailarín cuando deja de bailar no deja de ser artista; sigue siendo imprescindible dentro de esta casa porque la danza se trasmite oralmente. Una compañía de este tipo tiene como objetivo mantener un repertorio, una tradición, a través del tiempo y estos artistas que tienen más de veinte años en el teatro son los que deben transmitir su experiencia a las nuevas generaciones. Una gran estrella o un miembro del cuerpo de baile son igualmente imprescindibles porque sus experiencias son totalmente distintas y necesarias.

–Cuando habla de jerarquización se refiere también al nombramiento de los artistas, un tema que hace tiempo se viene tratando pero que aún no se ha resuelto...

–Cuando hablo de jerarquizar a los artistas me refiero a poder utilizar a fondo todos los recursos humanos del ballet. Me refiero a agrandar el plantel de la compañía para que no sigamos exportando los talentos argentinos o formando fracasados (porque me pregunto para qué tenemos un instituto si luego los egresados no pueden incorporarse a la compañía). Hay muchos maestros renombrados que siguen moldeando buenos profesionales y esa gente tiene que tener cabida en el Colón. Por último, jerarquizar es reconocer la actividad de los que están, que son excepcionales artistas pero que no han sido reconocidos como tales a partir de un nombramiento. Más allá de lo que significa un nombramiento económicamente, para un artista el reconocimiento es su alimento.

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“Es importantísimo recuperar un repertorio amplio, en primer lugar clásico”, plantea De Benedetti.
Imagen: Gustavo Mujica
 
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