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Lunes, 10 de diciembre de 2007

DANZA › FESTIVAL DE TANGO DANZA

Una apuesta al riesgo estético

La cuarta edición de Cambalache, que se desarrollará desde hoy hasta el domingo, ofrecerá 16 espectáculos en diversas salas.

 Por Cecilia Hopkins

En ésta, su cuarta edición, el festival Cambalache (evento organizado por los bailarines Pablo Inza, Alberto Goldberg, José Garófalo y Natalia Villanueva) vuelve a ofrecer a la comunidad de los aficionados y profesionales del tango-danza una nueva oportunidad de intercambio y reflexión sobre el género. Desde hoy hasta el próximo domingo, los 16 espectáculos que componen la grilla podrán verse en las salas El Cubo (Zelaya 3053); Espacio Callejón (Humahuaca 3759) y el teatro La Comedia (Rodríguez Peña 1062). Por su parte, los talleres –que se realizarán desde hoy hasta el viernes– tendrán lugar en Danzario Americano (Guardia Vieja 3559) y en el Hotel Bauen (Av. Callao 360). Habrá además proyección de videos (el 12, a las 20) una entrevista con las especialistas Irene Amuchástegui y Laura Falcoff (el 13, a las 16) y una mesa redonda sobre el tema en cuestión (el 16, a las 18), todas estas actividades en Anchorena 647. “Con el transcurso de las ediciones estamos logrando un crecimiento sostenido en todos los aspectos del festival –afirma Inza en una entrevista con Página/12, junto a los otros tres organizadores del evento anual–, crece la cantidad de público, la repercusión en los medios, aumentamos la cantidad de salas y funciones y al mismo tiempo, en términos artísticos, el festival mejora su propuesta.” Precisa además que “estamos generando un espacio de dimensiones impensadas para propuestas que se mantenían prácticamente en el anonimato: creo que podemos decir que impulsamos un nuevo movimiento artístico ligado al lenguaje del tango y a su vez el festival se convierte en el principal receptor de estas nuevas expresiones”.

–¿Cómo ha ido evolucionando el festival en términos artísticos?

Alberto Goldberg: –Creo que el festival sigue el pulso de la expansión del tango. Esta expansión se manifiesta, entre otras, en la proliferación de milongas, en el flujo turístico y en la producción artística. Y, en sintonía con un estado de importante cuestionamiento social y cultural, así como en otras manifestaciones del arte, en el tango también se han expresado con fuerza tendencias renovadoras. La formulación original del festival –fusionar el tango con la danza y el teatro– estimuló la creación, presentación y proyección de mucho de lo nuevo que se desarrolla alrededor del tango. Creo que logramos el objetivo trazado hace 4 años.

José Garófalo: –Cambalache ofrece trabajos en proceso y otros adaptados al espacio escénico y la técnica que puede ofrecer el festival. Por lo tanto trabajamos con un grado de riesgo artístico importante y que intentamos reducir cada año que pasa. Esa misma cualidad hace que muchas obras nos sorprendan porque crecen mucho en la medida que el festival se acerca.

Natalia Villanueva: –El festival genera espacios nuevos, algo que nos hacía falta. Y la idea de no siempre buscar lo lindo, lo que pega o lo que vende. Cada año aparecen nuevas propuestas, más locas, atrevidas, desopilantes, escalofriantes, íntimas, emocionantes.

–¿De qué manera responde el público?

N.V.: –Nos sorprende la diversidad de gente que está viniendo al festival: la gente del barrio, el bailarín, el actor, el productor...

A.G.: –Sí, el público es tan heterogéneo como la programación del festival. Sin embargo podemos reconocer un sector importante de gente joven que proviene de talleres o escuelas artísticas de Buenos Aires interesados en saber “qué hay de nuevo” en el tema. Atraídos por lo mismo, vienen extranjeros desengañados del tango-show concebido especialmente con interés comercial. Podemos incluir también a concurrentes habituales de las “prácticas” y “milongas” de tango, cuya composición social y generacional se ha modificado en los últimos años. También se acercan aquellos que frecuentan el circuito alternativo teatral.

–¿Cuál es el contenido de los talleres?

A.G.: –En el caso del taller que dictaré, que se llama “El tango danza y la palabra”, es la continuación de los seminarios de “tango-teatro” que ofrezco habitualmente. Trato de presentarle herramientas teatrales a los bailarines de tango para que puedan contar e improvisar historias, presentar personajes, organizar la narración y evolución de las mismas. En particular, intentaremos sumar palabras, textos, y expresiones que les ayuden a enriquecer la propuesta. En cuanto a los otros talleres, siguen también el concepto de fusión.

–¿Qué prevalece en la programación de este año: los espectáculos relacionados con el humor, las destrezas físicas o las hipótesis estéticas?

J.G.: –Este año no hay mucho humor, más bien obras tragicómicas, experimentales, reflexivas. Esto de la destreza física me suena al tango for export, ¿no? (risas)

A.G: –Tratándose de trabajos con base en la danza, es insoslayable la manifestación de ciertas destrezas de carácter físico. Siguiendo una de las tendencias del arte actual, es notable la importancia que los elencos le han dado este año a la incorporación de mecanismos tecnológicos visuales. Esto les permite revalorizar la propuestas estética y, a veces, resolver parte de la narración y la formulación de los contenidos de la obra.

Pablo Inza: –Este año logramos crear un comité de selección con artistas ajenos a la producción del festival y rápidamente se plantearon las primeras discusiones acerca de la modalidad con que debía mirarse el material. Este año veremos más riesgo estético y una mayor complejidad en las obras.

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Inza, Garófalo, Villanueva y Goldberg, los directores.
 
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