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Miércoles, 6 de febrero de 2008

DANZA › LA HERENCIA DE EL DESCUEVE

“Trabajamos con el objeto de deseo”

Con la obra El juego del elástico, María Ucedo y Mayra Bonard, ex integrantes del grupo, experimentan con la creatividad del movimiento.

 Por Alina Mazzaferro

Después de diecisiete años de trabajo ininterrumpido, El Descueve necesitó un descanso. No porque el lenguaje inaugurado por el grupo estuviera agotado; tampoco porque sus integrantes hubieran renunciado a ese laboratorio artístico y su metodología de ensayo y error. Simplemente, El Descueve se desmembró. “Fue decantando sola la necesidad de abrirse para que cada uno tuviera el espacio de armar sus proyectos, experimentar por otros lados, como para volverse a oxigenar y a elegir”, explica María Ucedo, una de sus fundadoras. “El Descueve fue siempre la conjunción de cinco ideas, opiniones, pequeñas diferencias acerca de lo mismo; en fin, una creación colectiva. En un momento nos dimos cuenta de que cada uno necesitaba imperiosamente explorarse a sí mismo”, agrega su compañera artística, Mayra Bonard.

Tal vez porque cada uno de los Descueve estaba listo para asumir el rol de la dirección y, por primera vez, dejar de hacer las concesiones propias de cualquier trabajo en equipo, era hora de que cada uno de estos potentes creadores se animara a lucirse de forma independiente. Sin embargo, las chicas del grupo confiesan que ese choque entre personalidades, deseos y necesidades tan poderosos como diferentes era lo que provocaba esa “implosión” –en términos de Bonard– “que nos sacudía y nos hacía crear. Ese ping pong, con pequeños desacuerdos, hacía que de golpe apareciera otra cosa, alguna otra verdad que no era la del otro ni la mía”.

Es por eso que, una vez más, María y Mayra se reunieron para volver a poner las manos en la masa y dar forma a un nuevo espectáculo que se estrenó el viernes pasado y que se exhibe todos los jueves (a las 22) y los viernes y sábados (a las 23) en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). El juego del elástico promete dar vida a un mundo potentemente poético, pues lleva en sus genes la fórmula que permitió dar a luz a Patito feo, Hermosura o Criaturas. Una narración no lineal que despliega universos verosímiles sólo en apariencia, ya que de un momento a otro lo inimaginable se torna realidad. Jamás El Descueve buscó un rótulo bajo el cual encajar su producción: no era danza, tampoco teatro; era ambas cosas y también algo diferente a la conjunción de ambas. Del mismo modo, en esta oportunidad, Bonard y Ucedo buscaron llevar a la escena, una vez más, situaciones de alto vuelo poético y metafórico en las que se combinan, en igual medida, altas dosis de dramatismo, humor, simbolismo y movimiento. El lenguaje y el cuerpo prestos para jugar y saltar, como en el elástico, hacia formas y lugares desconocidos.

–¿Cómo nació El juego del elástico?

María Ucedo: –Surgió de la necesidad de investigar ideas e imágenes que cada una tenía. Era algo visceral, un gran deseo de ponerse a trabajar. Cada una vino con su rollo, con su imaginario, con lo que a una la moviliza.

Mayra Bonard: –Yo venía del embarazo y el parto de mi segundo hijo. Realmente estuve un año muy dedicada a eso y empezaba a caminar por las paredes. Amo la maternidad, pero necesitaba investigar. Era una sensación física, la necesidad del escenario, de crear, de que aparezcan en las improvisaciones esos lugares inconscientes. Estamos acostumbradas a que pase eso porque hace muchos años que trabajamos explorando lugares extraños, poniendo el cuerpo. Después de varios almuerzos juntas decidimos que armaríamos un espectáculo.

–¿Hay más texto que de costumbre en esta obra?

M. B.: –En las últimas obras de El Descueve había más texto. Tal vez en ésta haya un poco más. Pero no hay relaciones puntuales del tipo “este personaje se llama Marta y este Juan”, sino que son situaciones más macro, relaciones simbólicas: la de una mujer con un hombre o la de dos amigas. Es una relación de amistad muy fuerte la que se da en la obra entre nuestros personajes e inevitablemente apareció algo de nuestra historia personal.

–Son tres en escena, ¿se trata de un triángulo amoroso?

M. U.: –El triángulo aparece inevitablemente porque somos dos mujeres y un varón (Tony Ruiz). Pero no hay una intención clara de hablar de un triángulo amoroso. Se habla de los vínculos, de las necesidades, de los deseos, de los miedos, de las provocaciones, de lo que te gustaría hacer y no te animás. Son hombres y mujeres sueltos por ahí, o tal vez un hombre con las mujeres que pasaron por su vida. Tiene varias lecturas, porque el relato poético permite asociaciones múltiples.

–El erotismo, la sensualidad y la sexualidad estaban muy presentes en las producciones de El Descueve. ¿Aquí también?

M. B.: –No fue una premisa de antemano. En Hermosura trabajamos concretamente el erotismo, la calentura, lo sexual, el amor. En ésta no, pero aparece porque somos seres sexuados. Y entre nosotras dos sí hay escenas de mucha sensualidad.

M. U.: –Trabajamos con el objeto de deseo, desde un lugar más fantasioso, más buñuelesco y de la mano del romanticismo.

–¿Esta obra tiene un sello más femenino?

M. U.: –Sí, con lo puro pero también con lo retorcido que tiene la mujer, siempre difícil, entre histérica, sensible e insatisfecha.

–En Patito feo se denunciaba la dominación de la mujer, metida literalmente adentro del balde y condenada a la aspiradora. ¿Acá tienen la revancha?

M. U.: –No me interesa mostrarme feminista. Hombres y mujeres para mí somos iguales. Hay hombres que se parecen más a mujeres, hay mujeres que se parecen más a hombres, hay hombres vestidos de mujeres en cuerpos de hombre. Si aparece una lectura de este tipo, está bien, pero no lo buscamos a conciencia.

M. B.: –Lo hacemos inconscientemente. En Todos contentos rompíamos un montón de platos contra la pared y se hizo obviamente esa lectura: la mujer harta de la cocina en la casa. A nosotros nos gustó la violencia y la descarga de ese acto, nos brotó desde un lugar mucho más impulsivo y desde la imagen. Después aparecieron las interpretaciones. ¡Pero nosotros lo hicimos porque la pasábamos bomba rompiendo platos!

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Mayra Bonard y María Ucedo actúan otra vez juntas.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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