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Lunes, 21 de octubre de 2013

CULTURA › PRIMERA EDICIóN DE LA FERIA DEL LIBRO HEAVY

La cultura no es el vil metal

El Centro Cultural La Imaginería fue escenario de un encuentro que tuvo como eje mostrar la producción literaria que el metal ha generado en la Argentina y en el exterior. Hasta hubo una interesante mesa redonda titulada “La recepción de Iorio en la academia”.

 Por Juan Ignacio Provéndola

Durante mucho tiempo, creí que Alejandro Korn era sólo una estación del tren de la zona sur. Después descubrí que era un gran filósofo y escritor a través de Juan Pérez, una novela en la que decía que las cosas valían según lo que representaban en nuestra espiritualidad. Una gran frase que significa también lo que nosotros sentimos por el heavy metal”, postula Andrés Martín Gómez, mientras anima una charla sobre la poesía en la música extrema. Fue después de una interesante mesa redonda que llevó por título “La recepción de Iorio en la academia”, a raíz de una tesis que Manuela Calvo presentó para obtener su maestría en la Universidad de Córdoba, en la que realizó un análisis sociosemiótico de los discursos construidos en la obra del grupo Almafuerte.

El sábado, mientras Buenos Aires arremetía con otro día de calor, el Centro Cultural La Imaginería de Boedo transpiró literatura con sabor a metal. Fue un encuentro inédito entre las encendidas pasiones que el género despierta en la Argentina (como ocurre en pocos países del mundo) y el tenor erudito que progresivamente comienza a adquirir a través de aproximaciones academicistas. Se trató de la primera edición de la Feria del Libro Heavy, posible gracias a la coincidencia de un espacio físico, un programa variado y atendible y la voluntad del escritor y metalófilo Gito Minore, su organizador.

La idea surgió en una sobremesa de amigos y familia. Allí se habló de la posibilidad de realizar una charla, al estilo de mesa redonda. Pero... ¿a quiénes sentar en esas sillas? La respuesta arrojó cantidades que entusiasmaron. Entonces, la ambición creció. Y lo que iba a ser un simposio entre conocidos terminó convirtiéndose en una extensa jornada que comenzó pasado el mediodía y terminó bien entrada la noche. “Terminamos armando una propuesta que, si bien excede estrictamente la producción literaria, apunta a lo mismo: demostrar el sustento artístico de un género muy ilustrado”, defiende Minore, que lleva publicados diez libros con cuentos, poemas y hasta la biografía de Tren Loco, uno de las históricas agrupaciones del metal argentino. En su obra también se incluye el proyecto de literatura infantil FabricaCuentos (con el cual publicaron dos trabajos) y Nuevas hojas, una serie de microvideos de poesía por Internet cuyo objetivo es promocionar a nuevos autores latinoamericanos.

Minore es el director del La Imaginería, que funciona en un rezago de un complejo de canchas de fútbol cinco. “El dueño, que es amigo mío, me empezó a prestar este lugar de onda y decidimos armar el centro cultural, en el que realizamos varietés de arte y un ciclo llamado ‘Poesía bajo la autopista’”.

El eje de la feria era la producción literaria que el metal ha generado en la Argentina y el extranjero. Esto remite a un amplio abanico que va desde las biografías (como Metallica, furia, sonido y velocidad, que los argentinos Matías Recis y Daniel Gaguine hicieron para una editorial española por encargo) hasta las novelas de ficción inspiradas en la estética heavy, pasando por los curiosos comics biográficos (algo así como “biomics”) o los photobooks del fotógrafo Fernando Serani. También hubo un espacio destacado para la editorial de culto Muerde muertos, aunque en los stands también se ofrecían discos de bandas independientes, revistas e incluso accesorios de todo tipo. Para que no digan que los metaleros son ortodoxos y cerrados.

“La literatura y el metal, para mí, siempre fueron de la mano. Sin ir más lejos, yo entré a la poesía a través de la música. El que conoce a Maiden sabe que ellos nos hablan de Edgard Allan Poe, de H. P. Lovecraft, de Alejandro Magno”, sostiene Minore, tratando de despejar ciertos tufillos prejuiciosos con respecto al interés que el metalero promedio puede tener por los libros. “Una vez me preguntaron si valía la pena escribir para los heavies y yo no lo podía creer, porque realmente no conozco otro subgénero del rock tan letrado como el metal. Sin ser de los mercados más comerciales, ha generado revistas, libros y afines. En cualquier disco podemos encontrar mitología, historia, política, incluso mística”, dice César Fuentes Rodríguez, quien publicó la novela de ficción El infierno y los celacantos y acaba de editar El viaje de la doncella, interesante biografía de Iron Maiden. Los fanáticos del palo lo conocen: es el periodista que recomendaba lecturas en la columna que tenía en el legendario programa HeavyRock&Pop.

Pero, cuidado. No sólo sobre grandes luminarias giraron los ejes de esta Feria del Libro Heavy. También hubo espacio para reivindicaciones simbólicas e históricas, fundamentalmente en la conferencia final, dedicada a la influencia mapuche en el metal patagónico, basado en un libro sobre la vida de la cantautora militante Aimé Painé.

¿Habrá segunda vuelta? “Nos gustaría darle continuidad y permitirle al metal un nuevo espacio de expresión. Y no abandonar nunca este espíritu de reunión de amigos, porque el heavy, además de libros, nos permite conocer amigos”, concluye Minore.

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Los organizadores quieren darle continuidad a esta muestra, sin perder el espíritu “reunión de amigos”.
Imagen: Bernardino Avila
 
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