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Sábado, 17 de enero de 2015

CULTURA › EDITH ROSSETTI Y MIGUEL LOMEZ INAUGURAN EL GUTIERREZ

Pequeñas maravillas barriales

La nueva sala queda en Banfield y abrirá sus puertas esta noche con el dúo Juan Quintero-Luna Monti. “El desafío de acercar el buen arte a los vecinos en lugar de que tengan que viajar dos o tres horas para eso”, dicen sus fundadores.

 Por Cristian Vitale

Ella es cantora y musicoterapeuta. Tiene cuatro finos discos de músicas de raíz y aparece con el más nuevo entre manos: el flamante Rossetti canta a Edgar Morisoli. “Iba a grabar ‘La epopeya del riego’, la cantata, pero el tema es que no la podés poner en un escenario porque necesitás orquesta, coro... En fin, cambié”, contextualiza Edith Rossetti. El principal impulso para el cambio se lo dio Marcelo Simón, hoy director de Radio Nacional Folklórica, quien le sugirió grabar otras piezas del notable poeta pampeano. “‘Ya está’, dije. Investigué y me encontré con más de setenta temas de Morisoli”, orienta la cantora, que redujo a dieciséis tal cifra: catorce cantados por ella, y apertura y cierre dichos por el mismo Morisoli. “Es un disco pampeano, claro. Hay huellas, milongas, triunfos, malambos, y canciones con ‘aires de’... Apenas un muestrario, digamos, de todo lo que toca Edgar en sus poemas: los ríos, la falta del agua, el amor, los personajes, esa pampa misteriosa que llama ‘comarca hechizada’”, profundiza la primera pata del proyecto a saber.

La segunda se llama Miguel Lomez, es arquitecto y también habla de música, pero más de un salón de usos múltiples, cálido y flexible. De butacas, pisos, iluminación, ubicación del piano, estética y diseño. Del marco físico –el proyecto a saber– en que ella estrenará en breve su obra sobre Morisoli. Y que, por lo pronto, abrirá por primera vez sus puertas al público hoy, con el dúo Juan Quintero-Luna Monti, y proseguirá el sábado 14 de febrero con la maravillosa Cecilia Todd. “¡La Todd en Banfield!”, se entusiasman ambos, centrados en uno de los rasgos de la flamante sala El Gutiérrez: estar allí por donde se besan Banfield y Remedios de Escalada, pleno conurbano sur, en medio de un barrio de empedrado, árboles añosos y serenidad. “La idea es que la gente del sur, que es mucha, no tenga que ir siempre a la Capital para escuchar buenas músicas argentinas y latinoamericanas”, se plantan ambos.

El Gutiérrez está ubicado en Aráoz 681 y consiste en un peculiar espacio cultural suburbano coloreado con cuadros, calendarios mayas y mandalas, que los anfitriones construyeron debajo de su propio hogar, y pensaron como un lugar de encuentro para los vecinos, como un laboratorio de artes y como un taller de sueños. “Buscamos compartir clases, talleres, clínicas y conciertos en medio de mates y largas charlas. Aprender, sumar, crecer y transformarnos. Somos anfitriones de este espacio donde pequeñas maravillas barriales suceden a diario”, describen Rossetti y Lomez, que sacaron tal idea de Maridel Cano y Abel Acevedo. Esa pareja de artistas plásticos armó la obra itinerante Patria Mía y tiene una casa en Costa del Este, donde programa conciertos y realiza actividades culturales para y con los vecinos. “Los visitamos cuando estábamos haciendo nuestra casa y algo nos quedó”, dice Lomez, parado en el minuto cero de El Gutiérrez Casa Taller que sumará al ciclo de conciertos, clases de danza, música y técnica vocal; talleres de narrativa; muestras fotográficas, pictóricas, y hasta yoga. “El hilo conductor es aportar arte para elevar el alma de todos, en lo práctico y lo espiritual. Sabemos que no es un proyecto único, que no estamos inventando el teléfono... es sólo un proyecto más y la idea es que le haga bien a la zona sur, con el de-safío de acercar el buen arte a los vecinos, y no al revés, no tener que viajar dos o tres horas para eso”, determina Lomez.

Las fotos que pueblan el frente de la casa determinan la impronta del adentro. Están Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Cuchi Leguizamón y el mismo Miguel Angel Gutiérrez –aquel presentador de Cosquín y conductor del programa de Radio Nacional Folklórica La Posada, muerto en agosto del 2010– en quien la pareja pensó para bautizar el lugar. Ella, en especial. “El murió cuando estábamos construyendo la casa”, evoca Rossetti, que ve en Gutiérrez a una especie de “tutor musical”. “Era muy exigente. Cada vez que yo grababa un disco, iba a buscarlo a la radio, se lo hacía escuchar y me decía: ‘por qué quiere grabar esto, qué aporta, para qué’. Me pedía que justificara lo que estaba haciendo y empezaba un vaivén, en el que yo tenía que defenderme, siempre tratándonos de usted”, se ríe la cantora. “Recuerdo por ejemplo la discusión sobre ‘Coplas del valle’: él decía que era una zamba menor, yo le retrucaba que había una forma arreglada y lenta de hacerla... Al final la grabé con guitarra y violín, se la llevé, ¡y le gané! Terminó reconociéndolo”, recuerda Rossetti, que se quiebra al abordar el momento de la desaparición física de Gutiérrez: “Lo último que me dijo fue que me admiraba... Cuando dijimos que esta casa no tenía que ser un capricho, o algo snob, sino que tenía que aportar lo mejor, entonces se tenía que llamar como él”.

Rossetti y Lomez, parte de una ronda de amigos que se extiende a Delfor Sombra, Popi Spatocco, el poeta de Añatuya Tinco Andrada, las Aymama y Roberto Yacomuzzi, entre otros, hacen hincapié en el porqué del dúo Quintero-Luna como número apertura. “Era natural que ellos estén en la inauguración, porque vienen bárbaro con lo que traen y empiezan con una verdad que es ‘bueno, noso-tros somos esto’. Que Cecilia Todd venga en febrero también es un golazo. Es medio raro pensar que en un lugar tan chico van a tocar ellos... A uno le parece que no, que no puede ser, pero pasa lo contrario”, se entusiasman, previendo los primeros pasos de un ciclo de conciertos que prevé mechar artistas locales (del sur del conurbano) con nacionales, y que, por lo pronto, nació para quedarse. Para hacerles un favor a las genuinas músicas argentinas y latinoamericanas, fuera del radio porteño. “Por supuesto que no vamos a vivir de esto, que no es la idea... la cosa pasa por otro lado”, remata Lomez.

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Lomez y Rossetti construyeron El Gutiérrez Casa Taller debajo de su propio hogar.
Imagen: Bernardino Avila
 
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