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Viernes, 30 de diciembre de 2005

UNA ENCUESTA DE PAGINA/12 SOBRE LOS MOMENTOS MAS VERGONZOSOS DEL ESPECTACULO EN EL AÑO QUE SE VA

Los bochornos y los papelones que se destacaron

Cuáles fueron los instantes bochornosos, los papelones, los episodios impresentables del año que pasó en la cultura y el espectáculo, elegidos por críticos y periodistas. Desde la entrevista de Bolocco a Menem al plagio de Bucay, pasando por Tinelli llorando junto a la cieguita.

 Por Julián Gorodischer

Los 50 momentos más vergonzosos del año comparten algunas cualidades: efecto espectacular, quiebre del tono respecto de la agenda mediática, un despertar de la capacidad de asombro. Se recuerdan más los papelones de ’05 que sus perlas, tal vez porque se mantiene el atractivo de ver a las estrellas trastabillar. Es el instante en que cae la ficción, se corre el velo, asoma algo de humanidad. Entonces, alguien muestra de más, o evidencia las costuras de un show artificial, de una intención espuria, o un secreto a voces. Lo que sigue es una lista, no tan maliciosa como los conteos interminables del Canal E! Entertainment sobre 101 cirugías que quedaron mal o divorcios escandalosos. Aquí está lo que sobra, lo que no suma, según la opinión de un seleccionado de periodistas, productores y críticos de distintos medios gráficos y televisivos. Es la suma de lo que se podría esconder debajo de la alfombra, lo que nos avergüenza, lo que no se utilizaría como carta para ninguna presentación formal.
- El falso juicio contra Michael Jackson (E! Entertainment). El doble Edward Moss podrá haber hecho las delicias del catador de freaks, pero es uno de los papelones más comentados del 2005 por reunir varios requisitos en su contra: la esfera judicial se iluminó como fenómeno circense, tematizando el abuso ante toda la familia y a la hora de la cena.
- La búsqueda televisiva del sucesor de Michael Hutchence. ¿Qué fue del rock?, se preguntaron los fanáticos traicionados al ver a su grupo favorito, INXS, protagonizando un reality (Rockstar INXS, en Much Music), en la mejor tradición de Popstars y American Idol.
- Francella casi violado por un perro en Papá se volvió loco. Grosera, explícita, extrañamente centrada en el adulterio para un público infanto-adolescente, el film de Rodolfo Ledo tuvo su escena-emblema: perro casi viola a Francella en el aeropuerto. Ja.
- Discurso de estrellas en el Live 8. Repentinamente comprometidos, manifestaron sus votos Madonna, Bill Gates, U2 y Pink Floyd por una Africa que descubrieron con horror en 2005.
- Tinelli llorando por la cieguita en Showmatch. Fue un colmo, una representación de la tendencia, tal vez el clímax de la movida de niños en la tele de 2005: Marcelo Tinelli lloró no una sino varias veces hasta concederle el premio en la final de Melódico. El rating, por las nubes.
- Maradona negando a su hijo italiano. Que tenía sólo dos hijas, que nadie podría obligarlo a reconocer a quien no quería, pura incorrección política en varios flancos: cuestiones de género, derechos del niño, igualdad entre los sexos.
- Karina Jelinek firmando cheques como autógrafos. Lo asumió en los programas de chimentos y luego en el banquillo de Duro de domar. La modelo Karina Jelinek dedicó “con cariño”, como en un autógrafo, un cheque al empleado bancario. No estaba siendo irónica.
- El hombre-horno de Susana. En la desesperación por el rating, en el año de la TV circense, Susana metió al tipo en el horno con el pollo para ver cómo se asaban juntos.
- Antonio Banderas cantando Al otro lado del río en los Oscar. La Academia vetó, por poco ganchera, la actuación de Jorge Drexler (autor de la Mejor Canción) y subió en su lugar Antonio Banderas, cantando el tema de Diarios de motocicleta como si fuera una ranchera.
- La caricatura de gay de Nicolás Scarpino en Sin código. Ya acostumbró a los personajes-machietta en la obra Aplausos, en Matrimonios y algo más y en 2005 volvió al ruedo en Sin código, estereotípico en la mejor tradición del Huguito Araña de Hugo Arana. Encima lo premiaron.
- La intervención de Rolando Graña sobre TVR en América. A Graña no le gustó la participación de Mario Pontaquarto en TVR y agarró las tijeras. Gvirtz se fue con el ex Indomables al 13 y se generó el escándalo. ¿La defensa? Edición periodística. ¿La respuesta? Pura censura.
- Los intentos de Nazarena Vélez por tener un romance con Maradona. En público se negó una y otra vez, se indignó con “El Hombre”, desmintió, hizo silencio, pero salió en todas las tapas de revista y programas de chimento por su “romance”.
- El ingreso de Tinelli cual emperador romano a La Noche del Diez. No se vio nada igual: hurras, vivas, papel picado, todos de pie, limusina, honores de rey... llegaba Tinelli al programa del Diego. Más bulla que para un jefe de Estado.
- El escándalo Stella Maris Lanzani. Se agarró con Ileana Calabró a días de estrenar Soltero y con dos viudas y parecía un escandalete más de promoción. Pero terminó apartada del grupo, mirando como extraviada a la cámara de Susana Giménez, dedicando a Sofovich un perturbador: “No te tengo miedo...”
- El desplante de Olga Wornat a Mariano Grondona. Grondona y equipo la invitaron para promover Reina Cristina, su biografía de Cristina Kirchner, y luego la demolieron con críticas. Ella le dijo pelotudo a Alejandro Rozitchner, y se fue.
- El “malentendido” entre Joaquín Sabina y Cecilia Bolocco en La Noche del Diez. El, como si ella no estuviera, se lamentó de la visita que tendría que hacerle a su programa. Ella acusó recibo, inmortalizándose como “la tarada, aquí está la tarada”.
- Alejandro Rozitchner defendiendo el capital en Hora clave. Repentinamente convertido a las filas del liberalismo ortodoxo, Rozitchner se peleó con diputados de la izquierda, con el MTP, con el Gobierno, en abierta reivindicación de un puñado de valores: dinero, dinero, dinero...
- Incidentes con Martha Argerich en la puerta del Colón. El paro de los trabajadores del Colón terminó con un pequeño sainete impensado: Martha Argerich se presentó para actuar; la función estaba levantada. La máxima pianista argentina terminó tironeada entre autoridades y huelguistas.
- La sucesión de padres para el hijo de Leticia Brédice. Ella alimentó los rumores: Alan Faena, Adrián Suar y hasta Charly García, en un maratón de estrellas que iba cayendo ante cada desmentida. Finalmente, Indio es de un rocker ignoto.
- El robo de fotos de Dolores Fonzi desnuda. Con pocos pruritos, la revista del inefable Luis Ventura, Paparazzi, se adelantó al lanzamiento de Playboy y publicó antes –quién sabe cómo– las fotos de la flamante conejita. El juicio, en marcha.
- Adrián Suar y el show de la resurrección del 13. Caída y ascenso del rating del 13, Maradona mediante, se tematizaron como en un reality, recuperando el sueño americano a la argentina.
- Adrián Suar apuntándole a la gente con una pistola desde los afiches. Extraña forma de promocionar un capítulo de Sin código, transformado de policial romántico a comedia delirante. El Chueco apuntaba desde la gigantografía al caminante desprevenido. ¿No será mucho?
- La copia del programa telefónico de la medianoche en todos los canales. Primero fue Call TV, en el 9, que acostumbró a una euforia de colores flúo en el horario de la una de la mañana. El negocio redondo tentó: Llamá y ganá, Sonámbulos, Clase X no variaron el esquema de la pareja en fondo en 2D ni un poquito. Una idea, ¡ahí!
- La exhibición del espectáculo Obit de la Fura dels Baus. Llegaron anunciados con toda la pompa con un show interactivo en la Rural donde “el público sería protagonista”. El resultado se pareció a un juego de colonia de vacaciones.
- El grito mudo de Cristina Banegas en Géminis, ignorando la existencia de la saga El Padrino. El drama sentimental acerca de una pareja entre hermanos incestuosos, de Albertina Carri, consiguió el grito mudo de Cristina Banegas, al enterarse del caso.
- Transformación, decadencia y hundimiento de Circo criollo. Uno de los pases del año, de Nicolás Repetto al 9, derivó en el estreno de un extraño y desdibujado living de estrellas alrededor de una mesa con lo peor de Loft y Sábado Bus, encima con Guillermo Cóppola.
- El plagio de Jorge Bucay. Asumió que se inspiraba en ideas ajenas, que él nunca se vendió como un creador, que unas sesenta páginas sin citar no es pecado. Descrédito, fin de su publicación en Viva, llamado a silencio “hasta que la barca vuelva hasta algún puerto seguro (sic)”.
- La defensa de Felipe Pigna ante la acusación de plagio de Amanda Paltrinieri. Dijo que había levantado de un sitio de Internet peruano en el que esas páginas sobre Túpac Amaru no aparecían acreditadas. “Defiéndete de ti mismo”, dice el dicho de autor anónimo.

Votaron: Nicolás Artusi (periodista-Clarín), Guillermo Zacagnini (Clarín), Emanuel Respighi (Página/12), Sandra Russo (Página/12), Mariano Blejman (Página/12), Karina Micheletto (Página/12), Natalí Schejtman (periodistaPerfil), Rafael Blanco (semiólogo-Instituto Gino Germani), Angel de Brito (crítico-Canal 7), Roberto Jacoby (sociólogo, cazador de tendencias), Daniel Molina (crítico de arte), Fernanda Iglesias (panelista-Canal 13), Mariano Cohn (productor de TV), Gastón Duprat (productor de TV y cine), Karin Idelson (productora de TV y fotógrafa), Federico Novick (crítico-La Mano/Inrockuptibles), Cecilia Sosa (periodista), Mariano Kairuz (crítico de cine).

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Tinelli se emocionó demasiado.
Repetto insiste, pero no acierta con el corcho.
Bolocco lloró y entrevistó.
Michael Jackson, el juicio con doble.
Salazar en Chile.
 
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