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Miércoles, 25 de noviembre de 2009

EN TIEMPOS DE OBAMA, DISNEY PONE EN PANTALLA A SU PRIMERA PRINCESA NEGRA

Una barrera que cae en los cines

La princesa y el sapo, que hoy se estrena en Estados Unidos, es una historia “de mendiga a millonaria” de una damisela afroamericana. Al estudio le llevó más de setenta años animarse a crear un personaje así.

 Por Guy Adams *

La heroína es joven y muy bella. Tiana trabaja duro, sonríe dulcemente y pestañea mucho. Después de una serie de eventos improbables, termina casándose con su príncipe encantado. Entonces, debe presumirse, todos viven felices y comen perdices. Hasta ahí, todo normal en la naturaleza azucarada del romance de cuento de hadas, pero no se deje engañar. Esta protagonista está volteando barreras culturales. Siete décadas después de que los animadores lápiz en mano de Walt Disney le entregaran Blancanieves al mundo, Tiana está por debutar como la primera princesa afroamericana dibujada de la historia del estudio hollywoodense. La princesa y el sapo se estrena esta semana en Nueva York y Los Angeles, antes de llegar a todo Estados Unidos y al menos otros treinta países.

Para Disney, el lanzamiento de Tiana es a la vez un mojón simbólico y una importante oportunidad comercial. Cuando La princesa y el sapo se anunció por primera vez, a principios de 2007, fue saludada como un modelo positivo con el potencial de llegar al público negro, una franja frecuentemente ignorada del público de cine, y atraerlo a las salas. Su “voz”, la actriz de Broadway Anika Noni Rose, fue catalogada como una estrella en formación. “Crecí viendo películas de Disney y siempre quise ser parte de una, pero pensé que iban a llamarme como zorrino o algo así. Nunca supuse que podría interpretar a una princesa”, recordó ella ante The Independent. “Esto es algo que entusiasma a la gente, que ya está lista para algo así, que es como un sueño hecho realidad, de un modo mucho más grandioso de lo que alguna vez esperé.”

El sueño no siempre ha sido plácido, de todos modos. Originalmente Disney esperaba que la naturaleza reconfortante de la historia de mendiga a millonaria de Tiana podría ampliar su atractivo social y borrar cualquier recuerdo que vinculara al fundador del estudio con el coqueteo con políticas racistas en los años ’40. Pero a veces la prensa lee diferentes guiones. Después de que fuera anunciada la decisión de crear la primera princesa negra del estudio, los comentaristas comenzaron a explorar sus potenciales implicancias. Muchos de ellos decidieron que no era más que un truco cínico. Algunos se erizaban ante la idea de lo que presumían era una disneyificación hecha por un equipo de producción blanco de la era del jazz en la Nueva Orleáns de los años ’20, donde está ambientada La princesa y el sapo. Y todavía más se enojaron con las primeras revelaciones acerca del argumento, que ubica a la madre de Tiana como sirviente para una familia rica de blancos, y expresaron serias reservas acerca del perfil del siniestro villano del film, Dr. Facilier, que es un mago de vudú negro.

Hace un año, entre la desaprobación acumulada, un editorial altamente crítico en The Voice –quizás el diario negro más importante de Occidente– habló del proyecto en general como “decepcionante”. En ese momento, Disney no pudo decir nada como respuesta. Los voceros aconsejaron que la gente esperara a ver la película antes de castigarla. En un momento, la oficina de prensa del estudio sí rechazó algunos rumores más locos, incluido uno que sugería que una actriz blanca iba a ponerle voz a Tiana. Pero sostenían que la prueba real de su princesa negra sólo iba a estar en las taquillas de todo el mundo.

Ahora, finalmente, eso está por suceder. Las primeras críticas de La princesa y el sapo serán publicadas esta semana, y la reacción del público que paga su entrada comenzará a tomar forma una vez que la película llegue a los cines el próximo miércoles. Y si los rumores sirven como guía, los presagios para la película son muy buenos. Por una parte, cada función en Nueva York y Los Angeles para el estreno ya está agotada. Y la película ha conseguido algunos apoyos valiosos dentro de la comunidad negra norteamericana. Líderes de la National Association for the Advancement of Coloured People fueron invitados a una privada en Los Angeles la semana pasada y respondieron con una ovación de pie durante diez minutos. Las avant premières también han generado una respuesta sorprendentemente positiva (por encima de un 80 por ciento de aprobación, según fuentes del estudio). La mayor parte de los expertos esperan que sea uno de los dos o tres títulos más grandes en llegar a los cines norteamericanos en la lucrativa ventana previa a las Fiestas.

“El consenso general con esta película hasta ahora es que, sí, es muy buena”, dice Tim Gray, editor de Variety. “Así que mi predicción es que le irá muy bien en la taquilla. Estoy seguro de que hay racistas en Estados Unidos para quienes que la princesa sea negra será un factor, pero no creo que ellos puedan evitar que esto sea un éxito. Si los chicos y las familias pueden enamorarse de Shrek, un monstruo verde, un pez como en Buscando a Nemo o un robot en Wall-E, no creo que el color de la piel sea un problema mayor.” Si él está en lo cierto (y, para ser justos, predecir el suceso de taquilla siempre es como un tiro al aire), entonces Disney podrá acreditarse el haber adoptado una aproximación dolorosamente cuidadosa para la creación de su primera princesa afroamericana. La semana pasada, el estudio explicó cómo había consultado con una amplia gama de individuos y organizaciones negros prominentes mientras finalizaba el tono y el argumento de la película.

Este ejercicio los llevó a cambiar el título del film (originalmente iba a ser La princesa sapo) y también a escribir un papel más importante para el padre de Tiana, para no avanzar con estereotipos de familias negras de un solo padre. El nombre de la heroína también fue cambiado: originalmente iba a llamarse Madeleine, pero los grupos de discusión se quejaron de que “Maddy” sonaba peligrosamente parecido a “Mammy”, un desagradable recordatorio del sur profundo de la era de la segregación. Los realizadores también le golpearon la puerta a la mayor formadora de opinión de la Norteamérica negra, Oprah Winfrey. Le pidieron que le diera una leída al guión para marcar cualquier área potencialmente problemática, y le gustó tanto lo que vio que pidió (y obtuvo) un pequeño papel en la película, como la madre de Tiana.

Oprah también sugirió un pequeño pero importante cambio de argumento. Peter Del Vecho, el productor del film, reveló que ella le aconsejó que Naveen, el príncipe encantado de piel marrón de Tiana, debía volver a ser heredero de sus padres (arranca la película sin un centavo) cuando consiguiera novia. “Cuando nos dimos cuenta de lo importante que era tener una princesa negra, quisimos asegurarnos de hacerlo bien, así que consultamos mucho, con la señora Winfrey y con otros, y recibimos cantidades de respuestas que fueron de mucha ayuda”, recuerda él.

También fue importante que Del Vecho contratara como guionista a Rob Edwards, quien ganó fama escribiendo El príncipe del hip hop, una sitcom de 1990 considerada de ruptura porque era acerca de una familia negra extremadamente rica. El resultado de este largo ejercicio de pisar sobre cáscara de huevo es que la única gente que puede ofenderse con La princesa y el sapo son espectadores blancos, quien irónicamente podrían quejarse acerca de instancias de racismo invertido. Un villano es un sirviente blanco y gordo con un meloso acento británico; otros son agentes inmobiliarios blancos. Un gag está a cargo de tres habitantes conservadores de la Louisiana rural, que no llegan a sumar un diente entre todos.

Más allá de la taquilla, una variedad de merchandising –incluidas ojotas inspiradas en el cocodrilo Louis, que toca la trompeta, y cartas de tarot temáticas– ya ha llegado a los negocios. La película también ostenta una banda sonora jazzera potencialmente lucrativa. Y su “imagen” –es la primera animación de Disney hecha a mano después de varios años de enfrentarse a la tendencia de imágenes generadas por computadora– podría volver a encender el interés en el catálogo anterior de la firma. Debido a eso, los expertos en marketing dicen que las perspectivas comerciales más amplias del film son importantes. “Como hecho práctico, los canales y los estudios cinematográficos simplemente deben reflejar a su público”, dice Darren Campo, un ejecutivo de televisión quien recientemente publicó la novela de ciencia ficción Alex Detail’s Revolution, que tenía como protagonista a una mujer negra. “En el caso de esta película, creo que el factor Disney va a atraer a un público grande de cualquier modo. Y el hecho curioso de una princesa negra podría también atraer a un público que normalmente no iría a ver una película de Disney.”

Y eso estará más que bien para Disney y también para el alter ego de Tiana, la señorita Noni Rose. “En la historia de los dibujos animados, la gente de piel marrón, de varios orígenes étnicos diferentes, no ha sido bien tratada”, aseguró ella. “Tradicionalmente éramos los villanos, los tipos malos, la aparición atemorizadora que llega por la espalda. Pero, con esta película, ahora eso cambia. Cuando la gente vea la película y se dé cuenta de que fue hecha con verdadero amor, respeto y cuidado, creo que muy pronto sus inquietudes desaparecerán.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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