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Lunes, 21 de mayo de 2007

“DEBATES DE MAYO III”, EN LA BIBLIOTECA NACIONAL

Con la mirada puesta en el bicentenario

 Por Angel Berlanga

“Nación y diversidad: territorios, identidades y federalismo”. La consigna para Debates de Mayo III, el ciclo anual de “temas y dilemas centrales” que de cara al bicentenario organiza desde 2005 Cultura de la Nación, era tan abarcadora y compleja que podía intuirse la “conclusión” del secretario del área, José Nun: “No hay conclusión”. Lo que sí hubo a lo largo de las dos jornadas de mesas redondas realizadas en la Biblioteca Nacional el jueves y viernes pasados, de la que participó una veintena de intelectuales, académicos y periodistas, fue un puñado de diagnósticos acerca de unos asuntos que, tras décadas de descalabros sociales y gubernamentales, son evidencia de los graves problemas que subsisten en la Argentina. Puede sonar a poco, pero no: se trató de pensar el conjunto y sus partes desde múltiples enfoques y eso, ya, en el marco histórico general de panoramas de corto plazo, con el ojo puesto casi exclusivamente en la rapiña y sin previsiones estructurales, es bastante decir.

Claro que la realidad transforma a las palabras consigna de este debate en abstracciones por ahora lejanas. El sociólogo Pablo Vinocur, por ejemplo, dio cuenta de las abismales distancias entre Capital y provincias como Formosa, Chaco o La Rioja respecto de lo que marcan los índices de educación, mortalidad infantil, salud, servicios e infraestructura. De la mesa de conclusiones participaron Nun, el director de la Biblioteca Horacio González, la socióloga e investigadora del Conicet Gabriela Delamata y el periodista y escritor Martín Caparrós, que acaba de publicar El interior, unas crónicas de sus recorridas por el país. “Sobran provincias, habría que hacer la Argentina de nuevo”, dijo Caparrós luego de enumerar la larga lista de cargos burocráticos que administran quienes gobiernan feudos vecinos entre sí. “Es curioso, pero luego de una década neoliberal sobrevino un cambio rotundo: nunca hubo tanta gente que dependiera del Estado”, agregó, y explicó que eso les da a los políticos un poder real sobre “sus empleados”.

A su turno, Delamata señaló: “la activa participación de las provincias en el proceso de nacionalización” y destacó que, a partir de la crisis de 2001, se observan vastos movimientos sociales que ponen en evidencia “nuevas formas de construcción de ciudadanía” que reclaman “mayores dosis de soberanía política” para sus intereses directos, aunque no a nivel nacional; una especie de “democracia desde abajo”, puntualizó. Eso se refleja, ejemplificó, en el accionar de los asambleístas de Gualeguaychú y en una diversidad de movimientos sociales. Horacio González le entró al tema por el lado de “los textos” y sugirió tres obras escritas a propósito del primer centenario: Blasón de plata de Ricardo Rojas, El juicio del siglo de Joaquín V. González y Diario de Gabriel Quiroga de Manuel Gálvez; antes de empezar había repartido entre los asistentes copias de una crónica sobre las consecuencias del hartazgo de usuarios de trenes en la estación Constitución, “como para que vean –dijo– qué se está escribiendo respecto de lo que está pasando”. El director de la Biblioteca se entusiasmó con la posibilidad de “incorporar un concepto nuevo de federalismo con la crítica inserta a su derivación feudalista”, que podría expresarse “por medios técnicos y territoriales a través de el Ferrocarril e YPF”, lo que reconstituiría lo desmantelado en los ’90, “uno de los crímenes culturales más notorios de los últimos años en la Argentina”.

De los debates participaron Claudia Briones, Liliana Tamagno, Héctor Jaquet (“¿Puede hablarse de multiculturalismo en la Argentina?”, moderado por Pablo Semán); Alejandro Grimson, Diego Escolar, Elsa Laurelli, Mabel Manzanal (“Territorio y fronteras: ¿es posible integrar el espacio nacional?”, moderado por Jorge Sigal); Natalio Botana, Juan Manuel Abal Medina, Carlos Acuña, Pablo Vinocur (“Federalismo, democracia, y nación: ¿cuáles son las ventajas y los dilemas de la organización federal?”, moderado por Luisa Valmaggia). Del encuentro también participó el antropólogo brasileño Roberto DaMatta, a cargo de “Nación, diversidad e identidades: notas sobre la ideología en América Latina”. “Nuestras élites tienen pasión por el Estado y una visión primitiva de la sociedad –dijo–-; reducen la vida colectiva a los rituales, las creencias, como si la sociedad no tuviera motivación y capacidad normativa.”

Sobre el final, Nun subrayó que era necesario distinguir entre las movilizaciones sociales provocadas por carencias y las que serían germen de “construcción” y avance. “En el debate estuvo rondando la idea de que una cosa es poseer un derecho y otra es poder ejercerlo”, agregó, y explicó que aunque en la actualidad una parte significativa de la población no está en condiciones de ejercer los derechos constitucionales, la democracia ha mejorado respecto de 1983. Nun señaló que reformas estructurales como la judicial o la fiscal (esta última, reconoció, de neto carácter regresivo) demoran mucho tiempo en instrumentarse, evaluó que el Gobierno hizo un “esfuerzo ciclópeo” para “cambiar el rumbo” del país y advirtió que, paradójicamente, en la actualidad “la derecha” acusa a esta gestión de violar normas institucionales, algo que ese sector “nunca respetó y, es más, contribuyó a que se destruyesen”.

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