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Lunes, 3 de marzo de 2008

MARIANNE FAITHFULL, ACTRIZ Y CANTANTE

Ecos de una leyenda

 Por Héctor Llanos
desde Madrid

Harta de los años 60 y harta de ser Marianne Faithfull, rehúsa hablar de su pasado con Los Rolling Stones y busca en su carrera como actriz papeles que se alejen de su imagen, aseguró en Madrid, un día antes de actuar en la capital española. Su voz desgarrada evidencia un pasado tan intrincado como notorio. Conoció la fama de la mano de Mick Jagger y Keith Richards, que escribieron para ella “As tears go by” en 1964. Antes de llegar a los años ‘70 ya había tenido tiempo de engancharse a las drogas, convertirse en actriz de cine y teatro, mantener una relación sentimental con Jagger, intentar suicidarse por medio de una sobredosis y convertirse en leyenda por medio de una barrita de Mars de dudosa existencia. “Estoy harta de ser Marianne Faithfull. Alejarme de esa imagen es lo que más me gusta de mis últimos papeles como actriz”, dice sin reparos la protagonista de Irina Palm, su película más reciente, por la que ha estado nominada al Premio Europeo de Cine como mejor actriz.

Ahora Faithfull está centrada en su carrera musical, ya que no tiene tiempo para dedicarlo a una película por culpa de una agenda repleta de trabajo para los próximos dos años y en la que también ha dejado un hueco “para vivir la vida junto a familia y amigos”. En Madrid no sonó nada de su próximo álbum, Easy come, easy go, porque prefiere “mantener en secreto” cada trabajo hasta el momento en que salga editado, que en este caso será en septiembre. Un CD en el que expresó su faceta de intérprete dejando de lado el de compositora. Fue grabado en Nueva York y producido por uno de sus mejores amigos, Hal Willmer, con quien ya trabajó hace 25 años. “Además es el primero hecho sin drogas, aunque hacerlo haya resultado mucho más aburrido, y ha dado como fruto un disco feliz y muy ecléctico, muy distinto del anterior, Before de Poison”, contó. “Siempre hay miedo a la hora de subirse a un escenario, pero intento minimizarlo evitando la bebida, las drogas y los tacones altos. He llegado a una edad en la que necesito cuidarme”, bromea esta londinense que acaba de pasar los 60. Faithfull presentó un espectáculo acústico, acompañada por tres músicos. Cantó “Something better”, el tema que hizo para el Rolling Stones Rock and Roll Circus, que nunca antes había interpretado sobre un escenario. Regresó a España un año después de su última visita. Al parecer, quiere mucho al país: “Escribí ‘Witche’s song’ viendo los cuadros de Goya del Museo del Prado”, recordó.

Tras encadenar éxitos escritos por Jagger y Richards y hacer una versión del “Blowin’ in the wind” de Bob Dylan, la musa devino en creadora y firmó junto a los dos Rolling Stones la célebre “Sister morphine”. “A la mierda los ‘60. Quien quiera saber de mi pasado que lea mis memorias”, lanza divertida cuando se le pregunta por la década que la hizo famosa, tras años de buscar demostrar su talento personal al margen de otras estrellas o modas de otras épocas. Unas memorias que tienen su continuación, Memories, dreams and reflections, libro ya publicado en Gran Bretaña y que es “mucho más amable” que el anterior: “Cuando escribí mi primera autobiografía aún estaba muy enfadada. Ahora ya no lo estoy y no volvería a hacer lo que hice”.

“Keith Richards sigue junto a Mick Jagger por la música”, explica acerca de la mala relación que siempre han mantenido los dos músicos y que ha llevado al primero decir que el segundo es un enfermo de vanidad y ansia de poder. “Todos los artistas para serlo han de tener ego, pero siempre bajo control, excepto si quieres ser una superestrella. Yo sólo soy una trabajadora, y Keith se ve como un músico, aunque también tiene su ego...”, aseguró.

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“Estoy harta de ser Marianne Faithfull”, dice.
Imagen: EFE
 
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