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Jueves, 28 de abril de 2016

FERIA DEL LIBRO › PRESENTACIóN DE INFORME VISUAL DE BUENOS AIRES Y SUS ALREDEDORES, DE CARLOS NINE

Un acto de amor por la cultura gráfica

El libro, que atraviesa toda la obra del ilustrador, recorre una serie de personajes típicamente porteños, pero tamizados por una mirada muy particular. “Haciendo el libro me aconteció que me vino un sentimiento de piedad por mis propios dibujos”, confesó Nine.

 Por Andrés Valenzuela

Carlos Nine, Daniel Santoro y Lolo Amengual ofrecieron una de las mejores charlas de esta Feria del Libro en la presentación de Informe visual de Buenos Aires y sus alrededores, del mismo Nine. Crítica de arte (de la buena), sentido del humor y amor por la cultura gráfica argentina marcaron los caminos de una presentación donde, aunque faltó la posibilidad de proyectar las imágenes, abundó en buenas ideas.

“Rafael Ielpi, del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, de Rosario, me invitó a hacer una exposición, una retrospectiva con un catálogo”, recordó Nine sobre los orígenes del libro. “Me vino un gran entusiasmo porque jamás nadie en Argentina me lo había propuesto, y yo en broma le dije ‘hagamos uno de 100 páginas’: me dijo ‘bueno’”, confesó el ilustrador. Cuando eso estaba terminado, Nine se lo envió a su editor francés, quien le pidió agregar otras 100 o 120 páginas. Y lo publicó, claro. Esa segunda versión es la que llegó ahora al papel de la mano de Editorial Octubre.

El libro en cuestión es notable por distintos motivos. Uno que los panelistas destacaron particularmente es el texto que acompaña a las imágenes. Amengual se atrevió a definir el caso como “ilustración literada”. Y explicó que “los textos que acompañan a las imágenes no son aislados, son partes de la imagen en la medida en que completan su sentido, pero no con una explicación racional, sino en su intención narrativa”, consideró y lo comparó en su forma con las didascalias y viñetas del mítico humorista gráfico e ilustrador Cao.

Informe visual de Buenos Aires y sus alrededores recorre una serie de personajes típicamente porteños, pero atravesados por la particular mirada y poética gráfica de Nine. El mismo Amengual destacó que se vio conmovido por las imágenes del libro –que recorren toda la obra de Nine, aunque dejan un poco de lado su participación en Humo(r), que el autor no valora mucho–. “Me llaman la atención la inacabable cantidad de propuestas gráficas, porque es un libro que puede soportar muchas miradas, y además he vivido a estos personajes, con cada uno que aparece pienso en alguien que conocí en Córdoba o en Madrid”, consideró. Por ejemplo, Nine habla de una facción de la hinchada de Racing que deviene platónica, y acaba teorizando que las jugadas en el Cilindro de Avellaneda, los yerros al arco y cada desgracia que sufre el equipo no son más que sombras en la caverna de un mítico partido ideal de la Academia que se juega siempre en algún lado. Los boquenses, en tanto, se manifiestan aristotélicos, asegura Nine.

No sin antes criticar a la crítica de arte y, especialmente, a la curaduría, Santoro dio en tanto una recorrida magistral por los elementos formales centrales de Nine, por su formación e influencias y reivindicó su papel en el desarrollo de la cultura gráfica nacional. “Hay todo un oficio de sobresemantizar el arte, donde las palabras funcionan como fijadores de la imagen y uno ya no mira lo que mira, sino que mira lo que sabe que mira”, planteó. “Así inventaron el arte conceptual, donde extraen la idea como si fuera una libra de carne y así se autoabastecen de arte, esto es muy difícil para nosotros porque siempre hay un punto al que la palabra no puede llegar, porque sino se escribiría, que para eso está la poesía, pero hay una poética visual y este libro es plenamente visual, y tiene un texto pero que lo complementa”, reflexionó.

“En el Renacimiento se pregonaba que estábamos frente al mundo, y Maurice Merleau-Ponty en El ojo y el espíritu dice que somos seres inmersos en el mundo, que solamente podemos mirar a un punto, pero somos mirados desde todas partes, esa es la irrupción del arte contemporáneo, y Carlos es un poco un gran paranoico, entonces captura el mundo y trata de reemplazar ese ser mirado por mirar él”, consideró. “¿No será esquizofrenia?”, bromeó el aludido. “Hay una frase muy linda que dice ‘muerde ese ojo voraz la carne del mundo’, está el mundo ahí y Nine muerde, ¡muchos de sus dibujos tienen bocas tremendas! Y también hay una carne expandida en los cuerpos”, advirtió Santoro.

“Me atrevería a decir que en Nine la forma genera el espacio, ahí hay un trasfondo cubista, donde la forma al generarse crea su propio espacio, no hay un espacio tradicional con un punto de fuga lejano sobre cuyo escenario podemos colocar los personajes. Nine es un contemporáneo, herencia de Cezanne y el cubismo”, analizó su colega. “El está a punto de decir que soy un abstracto, ¡y tiene razón!”, celebró Nine, quien negó filiación con la figuración. “Parece, pero soy abstracto, porque cuando uno no tiene la carga de hacer una nariz como se supone que es, se quita la responsabilidad de la similitud”, desarrolló Nine. “En el libro yo aludo a narices, ojos, culos, tetas, lo que fuere, pero son alusiones, metáforas”, aclaró.

“Haciendo el libro me aconteció que me vino un sentimiento de piedad por mis propios dibujos”, confesó Nine. “Uno hace una ilustración, se la devuelven, va al cajón y nadie más la vio, pero cuando vi la cantidad que era, pensé que merecían una segunda oportunidad”, ahondó sobre los orígenes del Informe visual... “Acá dejé que ellas me dictaran el texto y eso requirió cierta introspección profunda y creo que fue la mejor reivindicación que pude hacerles, ¡hasta podríamos hablar de una reencarnación, pero no quiero ser teológico!”.

“Este libro se puede leer desde la plástica, desde la gráfica, pero también se ve la personalidad y yo soy un tipo más bien cínico, no me avergüenza decirlo porque es lo que tuve que encontrar para sobrevivir en una sociedad dura como esta donde a veces los valores en los que uno cree viene alguien y los despedaza”, advirtió y se permitió concluir con un juego de palabras: “Estamos en una época muy complicada donde lo bueno retrocedió ante lo mediocre, lo banal reemplazó a lo más interesante. Lo noble salió corriendo y Lo-perfido es lo que quedó”.

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Carlos Nine, junto a Daniel Santoro y Lolo Amengual. Hubo crítica de arte y mucho sentido del humor.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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