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Sábado, 30 de mayo de 2009

MUSICA › FABIáN KEOROGLANIAN PRESENTA CLAROSCURO

Improvisaciones de un vibrafonista

 Por Diego Fischerman

Su instrumento, en realidad, es un conjunto de instrumentos. Como todo percusionista, Fabián Keoroglanian se especializa en un universo que va desde los cencerros a la marimba, pasando por tambores de diversa índole, platillos y por el que, a la hora de encarar su primer disco solista, resulta el elegido: el vibráfono. Después de haber participado en infinidad de producciones ideadas por otros y de lograr, junto al grupo Paralelo 33º, que esos instrumentos a los que muchas veces no se los considera como tales ocuparan un papel protagónico en la nueva música argentina, Keoroglanian ideó, grabó y hoy presenta en vivo Claroscuro, producido, como parte de sus actividades académicas, por la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).

En el disco, al igual que en su concierto de esta noche, a las 21 y en Vaca Profana (Lavalle 3683), aparece un núcleo base que, según el vibrafonista, “tiene que ver con estas elecciones y con este perfil musical”, el bajista Máximo Rodríguez y el baterista Fernando Vallés. Además, en Claroscuro resultó fundamental la presencia del pianista Nicolás Guerschberg. Con ellos, Keoroglanian toca a veces en trío –“Afro Blues”, de Mongo Santamaría; “Waltz for Debbie”, de Bill Evans, y “Memories of Tomorrow”, de Keith Jarrett–, en cuarteto –en el tema propio quye da nombre al disco– y en diversos dúos –con bajo en “Beatiful Love”, de Victor Young; con piano en “My Romance”, de Rodgers; “Desiderata”, de Guerschberg, y “Au privave” de Parker–. Y también hay dos temas en que el vibráfono reina solo: “Una canción para Agustín” y “Zamba para no olvidarte”, ambos del propio Keoroglanian. “El primero de estos temas lo hice con varias instrumentaciones; incluso lo hicimos con Paralelo 33º. Pero me di cuenta de que es una pieza pensada sobre el instrumento y que, como mejor funciona es, precisamente, con el vibráfono solo.”

Todo disco es la síntesis de un conjunto de elecciones. Y en el caso de este vibrafonista, que se mueve con soltura en la música contemporánea académica, en el jazz, en la improvisación colectiva y, como lo demuestra en el disco, en formas que remiten a materiales del folklore argentino, esas elecciones podían tomar direcciones múltiples. “La primera decisión fue la de tocar solo”, cuenta Keoroglanian. “Acompañarme, tocar la melodía y, a la vez, proveerle el sostén y el elemento de contraste. Después, apareció la necesidad de tocar con algunos músicos y de poner por escrito, es decir en un disco, algunas cosas que veníamos haciendo con Guerschberg. Elegí tocar algunos temas clásicos del jazz no porque quiera convertirme en músico de jazz, sino porque me interesa decir algo con esos temas. ‘Waltz for Debby’, por ejemplo, era una pieza que sentía que debía estar. En todo caso, mi estilo es percusivo. Creo que en mi manera de tocar está siempre presente que el vibráfono es un instrumento de percusión. Cuando improviso, por ejemplo, creo que lo que hago son improvisaciones sobre el ritmo, no tanto sobre las notas.”

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