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Lunes, 28 de junio de 2010

MUSICA › RECITAL DE LOS AUTéNTICOS DECADENTES EN EL LUNA PARK

Sólo quedaron afuera las vuvuzelas

El show fue un carnaval en pleno invierno, con treinta temas tocados en dos horas a la manera Decadente. Una docena de músicos y dos docenas de invitados le dieron color y calor a la noche, con la excusa de la presentación de Irrompibles.

 Por Luis Paz

Qué alegría. Ganarse el pasaje a cuartos de final, eso desde ya. Pero qué alegría generan los shows de Los Auténticos Decadentes, como éste del sábado a la noche en el Luna Park al que convocaron para presentar Irrompibles, su sólido octavo disco. Tan seguido se le dice fiesta a cualquier cosa que habría que hablar, mínimo, de un extenso carnaval pleno de matices: jodón y poético, armónico, melódico y rítmico, dulce y ácido, de corazón partío y de macho cabrío, de gestos nuevos y de muecas históricas, de bailes clásicos, modernos y de caño. Fue en un Luna Park ametrallado por treinta temas en dos horas y ocupado por 5 mil personas, todo gracias a una docena de músicos y sus dos docenas de invitados, en un concierto dinámico en el que solamente estuvieron de más las butacas en el campo lunar y las irrelevantes irreverencias de uno de los invitados a este festejo de 24 años para la banda.

A las 21.50 comienza el show, con el estreno de “Los machos”. Y al rato nomás, con “Me tiro a la basura”, arranca el desfile de convidados con el Cóndor Sbarbatti. Eso si no se cuenta a la compañía de danza que balanceó visualmente la ausencia vocal de Fidel Nadal, sí presente en el disco, en “Tribus urbanas”. Desde la misma trinchera de frontera mexicana escenificada, el encantador cantor Jorge Serrano regalaría “Viviré por siempre” y metería su propio “Fósforo”, enorme tema de su Alamut solista, en compañía de Martín Aloé y Súper Ratones en coros.

Entre la instantánea “Corazón” y la retrospectiva y flamante “La ciudad de infinitas avenidas”, el Perro Viejo cierra su segmento de preciosismo armónico y deja la posta al también violero Diego Demarco. “Este es para Susana y Cacho, y se llama ‘La fórmula’”, dedica y presenta su propio segmento melódico, completo con “La prima lejana”, auge coral popular en la parte de “con el amigo parado voy corriendo hacia el mar”. Y así, finalmente, el desguace es posible: Los Auténticos Decadentes son tres bandas en una... ¡y eso como mínimo! La bolichera de Cucho, la simpática de Demarco, la reflexiva de Serrano; y, por qué no, la étnica de Tripodi y la rítmica del Mosca Lorenzo.

Ahora vuelve la que gira en torno de Cucho, ese cantante de energía y simpatía ilimitadas que presenta, con gracia también suprema, al DJ Alejandro Pont Lezica en un set en vivo, y a Emmanuel Horvilleur en las voces de apoyo de “Cultura disco”, un moderno disco-funk anclado en los ’70. Si al público le falta swing (y onda) durante el set de Pont Lezica (Michael Jackson, Chic), el enganche de “Last Train to London” con “Los piratas” eyecta todas las caderas sentadas y le vale codazos en el hígado a más de un marido por cebarse mirando las caderas santas de las dos chicas Playboy que subieron para calentar el escenario.

“Ahora están contentos, ¿no, guachos? Pero olvídense, que esto fue una fantasía”, pincha la burbuja Cucho e invita a Joaquín Levinton para recrear las voces del no muy trascendente “Festival de rock”. Es un momento difícil, de rigidez, pero, bueno, todo festejo tiene su quemado y claramente en LAD no hay ninguno. “Ufa”, bufa el ex Turf y actual Sponsors: “Empezás a tocar y no podés parar, son peor que la droga ustedes”, le regala como reconocimiento a Cucho. No hacía falta tanta payasada al irse. Ni generar ese momento incómodo, de silencio. Pero el show debe seguir y qué mejor para reflotar que “Un osito de peluche de Taiwan”, en una aggiornada versión. “Ahora es ‘Un osito de peluche de Manchester’, escuchá la base”, señala uno en la platea.

Impecable el aporte vocal del jujeño Alberto Castillo en “A.O.E.” e interesante esa posible otra banda que aparece cuando Eduardo Tripodi canta, en este caso el cuartetazo “Jopito” y la ranchera “La paloma y el gavilán”. “Para que vean que es en vivo”, interrumpe Cucho su regreso a las voces en “Vení Raquel” para que el tecladista invitado (también en el disco) Claudio Carrozza incorpore al carnaval las primeras estrofas de un Himno con trasfondo mundialista. Pero, ¿y las vuvuzelas? Si alguien podía meterlas, ¡eran los Decadentes! Pero no, y eso que meten de todo y a todos. Si hasta Chiche Cascote, stage manager de la banda y cantante de Buda, aplica su vozarrón para llamar a Raquel al “Luna Pogo Park”. Si hasta Dread Mar-I sube para “Vos y el viento” y Bebe Contepomi juega al rockstar y olvida la letra de “La guitarra”.

“¿Se quieren ir ya? Miren que está lloviendo, eh”, alecciona Cucho sobre el pucho. Y finalmente, luego de “Besándote”, “El dinero no es todo” y un par de entradas percusivas fallidas en “El murguero” (algo así como pifiar el riff de “Smoke on the Water”), deja a todos seguir su camino. “¿Qué querés? Tengo 43 ya, me voy a dormir, que hay que ver el partido con asado... ¡pero sin vino!” La despedida es obvia con “Siga el baile”. Y los Decadentes son como son. Divertidos: así son.

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Cucho, un cantante de energía y simpatía ilimitadas.
Imagen: Pablo Dondero
 
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