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Domingo, 26 de febrero de 2006

MUSICA › ANDRES CIRO HABLA DE LOS SHOWS EN RIVER COMO TELONEROS DE LOS STONES

Conclusiones de una semana agitada

El cantante de Los Piojos cuenta que antes de salir a escena, Jagger le estrechó la mano y le dijo: “Los Piojos, ¡good!”. El no supo qué contestar. “Esto fue como el cierre de un ciclo”, dice.

 Por Roque Casciero

Andrés Ciro ha vivido momentos enormes en la carrera de Los Piojos: llenar River, hacer dos Vélez sin despeinarse, retornar a fines del año pasado con dos Bomboneras a pleno... Sin embargo, se lo nota genuinamente emocionado cuando le cuenta a Página/12 que el jueves pasado, antes de salir a escena en el Monumental, Mick Jagger le estrechó la mano, lo miró a los ojos y le dijo: “Los Piojos, ¡good!”. El encuentro entre los Rolling Stones y sus teloneros más famosos fue breve: saludo, posar para la cámara del fotógrafo oficial de la gira A bigger bang y listo. “Si quería decir algo, en ese momento era complicado porque estaba saludando uno atrás del otro a Jagger, (Keith) Richards, (Charlie) Watts y (Ron) Wood”, se asombra Ciro. “Richards me dio la mano y largó esa risotada que tiene. ¿Qué le voy a decir? ¡No me salían las palabras!”

Para el líder de Los Piojos, haber sido soporte de los Stones fue como saldar una cuenta pendiente. “Fue algo muy gratificante, como el cierre de un ciclo: los escucho desde los 15 y empecé a hacer música inspirado por ellos, así que haberlos conocido finalmente fue como decir: ‘Bueno, llegué hasta ahí...’” Ciro empezó a escuchar a los Rolling Stones durante unas vacaciones de invierno compartidas con un amigo (que también está en la foto de las dos bandas, esa que ahora Los Piojos esperan con ansiedad). “El llevó un casete de Rescate emotivo y me flasheó ese ritmo como corrido, desprolijo”, recuerda el cantante. “Ellos siempre hablaban de que Richards marca el tempo, que lo seguía Watts y después (el ex bajista Bill) Wyman, entonces todo queda medio corrido. Esa sensación de que iba a caerse todo me flasheó. Después vi los videos y me copó. Empecé a buscar los discos usados, porque no estaba la discografía. Encontrar en 1983 el disco Let it bleed (1969) era: ‘Uy, encontré el nuevo de los Stones’.”

Aunque no estuvo en la visita de 1998, Ciro sí había visto a su banda favorita en 1995, la primera vez que pisó Buenos Aires. “Pero ésta me gustó mucho más”, aclara. “Me pareció que estaban mejor, que no apostaban tanto a la parafernalia de la escenografía –que, de hecho, no la hubo– y se bancaban ellos el peso del show. Estaba mejor Wood, que la otra vez casi no podía tocar. Y no me gustaba que hacían toda esa mímica cuando Richards tocaba el piano y el tecladista hacía como que no lo podía creer. Esas cosas me parecían una cagada.”

Sobre los shows de Los Piojos, el cantante asegura haber preferido el del jueves porque “estaba más oscuro, había más gente y no hacía tanto calor”. “Estar sobre ese escenario fue una gran emoción que no sé poner en palabras. Pero además fue muy divertido tocar una hora, concentrando temas y climas, mandarse con todo. Fue una gran suerte encontrarse con muchos piojosos. Había un montón de banderas de Los Piojos, vi una de Glew por ahí adelante. Tocábamos los temas súper pegados, con los solos más cortos... Además, estamos más aceitados, con algunos shows encima después de un año de no tocar.”

Ciro cuenta que, cuando Los Piojos vieron aparecer a los Stones para el breve encuentro en un hall del Monumental, les surgió espontáneamente aplaudirlos. Y también que, antes del show del martes, les habían hecho llegar regalos a los músicos: las obras completas de Borges en inglés para Jagger, una cuchilla de plata para Richards, vinilos de jazz para Watts y un libro para Wood. Además, claro, de camisetas argentinas con el nombre de cada uno y el logo de Los Piojos, y un dvd promocional de la banda. “No se les puede entregar nada en mano por seguridad, así que se lo mandamos a través de una secretaria”, explica Ciro.

Después del saludo, el cantante de Los Piojos se fue al mangrullo a ver el show de los Stones. Allí charló con un estadounidense que le contó que había visto 75 veces al cuarteto británico. “Pero nunca vi una cosa así”, dice Ciro que le dijo el tipo de sombrero de cowboy cuando la multitud deliraba bajo la lluvia, en el momento en el que el escenario móvil estaba en el centro del Monumental. “Entonces pensé que los Stones tienen castillos, fortuna, todo, pero realmente les gusta. Era el único motivo por el que estaban acá. Estaban debajo de la lluvia dándole y dándole, y se notaba cómo estaban gozándolo. Es que los Stones son un ejemplo de rock. Ojalá pueda rockear y disfrutar cuando tenga la edad de ellos, aunque tendría que resolver el tema de mis rodillas... Pero, ¿por qué no? Esta es una vida que tiene muchas cosas muy lindas.”

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Andrés Ciro es fanático de los Stones desde los 15 años.
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