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Jueves, 10 de marzo de 2011

MUSICA › BILL WYMAN VOLVIO A TOCAR CON LOS ROLLING STONES

Por cariño al “sexto Stone”

Boogie 4 Stu, que aparecerá en abril, incluye la participación del ex bajista junto a la banda en un cover de Bob Dylan. El álbum es en homenaje al pianista Ian Stewart, que fue fundador del grupo pero dejado afuera por Andrew Loog Oldham.

 Por John Walsh *

A Stewart no le importó el segundo plano: aquí se lo ve junto a Richards y Jones.

Ian Stewart era un escocés gigantesco con una pera enorme y dedos mágicos. Prodigio musical desde los 6 años, fue el mejor pianista de boogie-woogie de su época, y uno de los más grandes segundones de la historia del rock and roll. El tenía 23 cuando vio un aviso en Jazz News el 2 de mayo de 1962, en el que se invitaba a músicos a unirse a un grupo de rhythm and blues. Stewart hizo una audición con un guitarrista rubio llamado Brian Jones. Enseguida se entendieron y decidieron formar una banda. Unos días después se les unió un cantante, Mick Jagger, y un guitarrista de rostro enjuto llamado Keith. Con Dick Taylor y Mick Avory en bajo y batería, se llamaron a sí mismos The Rollin’ Stones (sic), y debutaron en el Marquee Club de Londres el 12 de julio de 1962.

Stewart obtuvo su inspiración de los maestros norteamericanos de boogie-woogie de los años ’30 y ’40, especialmente de Albert Ammons. La técnica requería una mano derecha torrencialmente ágil, veloz y arpegiada, y una “mano izquierda como la de Dios” para sostener las notas graves rockeando. Stewart aporreaba las teclas del piano como un maestro. “Me voló la cabeza cuando empezó a tocar”, dijo Keith Richards. “Nunca había escuchado a un blanco tocar así el piano”. Cuando Bill Wyman y Charlie Watts reemplazaron a Chapman y Avory, la alineación de la banda estuvo completa. Pero para mayo del año siguiente, Stewart había sido despedido de la formación que salía a escena. El manager de la banda, Andrew Loog Oldham, decidió que su aspecto no encajaba. Ninguno de los Stones era exactamente un Adonis, pero el espíritu de rebelión adolescente no era demasiado bien representado por Stewart.

Cualquier otro se hubiera ido furioso y con el amor propio golpeado. En cambio, Stewart decidió quedarse, trabajar como tour manager de la banda y tocar el piano en los discos. Se convirtió en el “sexto Stone”, una presencia constante que nunca se veía sobre el escenario, un hombre que afinaba guitarras y llevaba a los chicos a los conciertos por toda Inglaterra. Su piano puede escucharse en clásicos de los Stones como “Honky Tonk Women”, “Brown Sugar”, “Let It Bleed”, “It’s Only Rock’n’Roll (But I Like It)” y “Dead Flowers”. Excepto por un caso, estuvo en todos los álbumes de los Stones entre 1964 y 1986. Nunca escuchó Dirty Work, el último álbum en el que tocó, porque murió de problemas respiratorios en diciembre de 1985, antes del lanzamiento del disco.

Un cuarto de siglo más tarde, un disco de homenaje a Stewart llegará a las bateas en abril. Boogie 4 Stu (el título está inspirado en un tema de Physical Graffiti, de Led Zeppelin, en el que tocó Stewart) tendrá a Bill Wyman nuevamente con los Stones en homenaje a su viejo amigo (en un cover de “Watching the River Flow”, de Bob Dylan). El CD fue ideado por Ben Waters, de 35 años, una estrella moderna del boogie-woogie (y tío de la cantante PJ Harvey) que actualmente gira por Europa junto a Charlie Watts bajo el nombre The ABC&D of Boogie-Woogie (Ben es la B, Charlie es la C, la A es Axel Zwingenberger y la D es Dave Green).

Ian Stewart era demasiado recto para adoptar el mundo de excesos de las estrellas de rock. Cuando se unió a los Stones, trabajaba para Imperial Chemical Industries; de hecho, él manejó las primeras fechas de la banda desde las oficinas de la compañía química. Como una gallina con sus pollitos, él cuidó a los díscolos Stones, criticó su comportamiento y eligió hoteles con campos de golf, mientras que la banda prefería los que quedaban en las ciudades, con mayor acceso a las groupies y las drogas. El era, en un sentido, el súper ego de la banda, su conciencia, la figura que la mantenía en línea. Y era un purista del blues y el rock and roll: se rehusaba a tocar temas de boogie-woogie con acordes menores porque sabía que la banda no iba a funcionar en eso. Cuando los Stones entraron al Salón de la Fama del Rock and Roll en 1989, ellos pidieron que se incluyera el nombre de Stewart. “Stu era el único tipo al que tratábamos de agradarle”, dijo Mick Jagger después de la muerte del pianista. “Queríamos su aprobación cuando escribíamos o ensayábamos una canción.” La última palabra es de la autobiografía de Richards, Life: “Ian Stewart, todavía trabajo para él. Para mí, Los Rolling Stones son su banda”.

* The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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