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Viernes, 23 de diciembre de 2011

MUSICA › ENTREVISTA A MIGUEL GALPERIN, NUEVO DIRECTOR DEL CENTRO DE EXPERIMENTACION DEL COLON

“La tirantez es terreno interesante”

“Es fundamental ser generosos con el concepto de novedad”, dice el compositor, que en esta nueva etapa del CETC se propone honrar las ideas de experimentación planteadas por Sergio Renán.

 Por Diego Fischerman

Fundado por Sergio Renán como Centro de Experimentación en Opera y Ballet del Teatro Colón, dirigido en sus comienzos por el compositor Gerardo Gandini y bautizado más adelante como Centro de Experimentación a secas (CETC), el sótano de ese teatro se transformó en uno de los motores de la creación contemporánea en el terreno de las artes escénico musicales. Era, en todo caso, una especie de metáfora maravillosa. Debajo de la sala que encarnaba la gran tradición de esos géneros surgían y se desarrollaban las nuevas generaciones de autores, de intérpretes y, también, de públicos.

No siempre comprendido por los directores del Colón y sujeto muchas veces a vaivenes administrativos, el CETC tuvo dos directores desde que Mauricio Macri fue elegido jefe de Gobierno de la Ciudad: el guitarrista Omar Cyrulnik y el director teatral Willy Landín. Ni uno ni otro consiguieron mantener el papel protagónico que el centro había tenido históricamente. Y en la conferencia de prensa en la que se anunció la temporada del año próximo, el director del teatro, Pedro Pablo García Caffi, presentó en público un nuevo conductor para el CETC, el compositor Miguel Galperín. Formado en Buenos Aires con Marta Lambertini y en los Estados Unidos con Pablo Ortiz y Mario Davidovsky, docente en la diplomatura en música contemporánea del Conservatorio Manuel de Falla, fue hasta ahora el coordinador de la programación musical de la Biblioteca Nacional. “Cualquier sala está sujeta a su contextualización; tiene vida en relación con un ecosistema cultural. Lo que hace particularmente valioso al CETC es la posibilidad de encargar obras”, dice a Página/12, a pocos días de haber asumido el cargo.

–Juan Carlos Paz hablaba de Buenos Aires como de una gran consumidora de cultura. El aspecto de la creación suele ponerse mucho menos en relieve.

–Es fundamental ser generosos con el concepto de novedad. La creación tiene, culturalmente, un prestigio que el consumo no tiene. Y eso está ligado a una concepción muy compleja, la de lo nuevo. Esta época, tal vez, sea un poco reactiva a esa idea, pero la creación es de una enorme sustancia cultural en cuanto a los movimientos que pone en funcionamiento. Uno de los desafíos más grandes, y no sólo para un espacio tan particular, tan único como el del CETC, sino para cualquier gestor cultural interesado en lo contemporáneo, es el de mantenerse en un lugar creativo fuerte. Aun siendo conscientes de que hemos sido muchas veces ingenuos en relación con el valor de lo nuevo, es importante saber que eso es lo que posibilita un arte importante.

–En el primer nombre del CETC se enunciaba a la ópera y el ballet como sus objetos. Fijaba el mismo territorio que el de la sala mayor, pero en su faz experimental. ¿Esa declaración de principios sigue siendo válida?

–El diálogo entre la música y otras artes es fenomenalmente complejo y muchas veces ha sido apresurado y ha generado experiencias fallidas. Por ejemplo, últimamente, ante la facilidad para generar contenidos ligados a proyecciones, nos hemos puesto a trabajar con proyecciones y, muchas veces, sin profundizar lo necesario. Creo que ese es el campo privilegiado del CETC, ese terreno de tirantez, de tensión, de conflicto entre las artes, y la posibilidad de llevarlo a instancias productivas. Es una sala con inmensas posibilidades escénicas, unos 300 metros cuadrados con galerías y pasillos, que puede utilizarse de muchas más maneras que como un escenario convencional. Acercándonos muy proporcionadamente a una idea de arte total o completo es donde se generan las preguntas más interesantes. Acuerdo absolutamente con la idea original de Renán, en el sentido de que esta sala propusiera la actualización de los mismos géneros que tenían lugar arriba. Esa es una de las tradiciones que buscaré recuperar. El efecto renovador que tuvo el CETC fue de enorme valor.

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“El desafío es mantenerse fuertemente creativos.”
Imagen: Sandra Cartasso
 
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