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Viernes, 26 de agosto de 2005

MUSICA › MUSICA DANIEL MELINGO TOCA ESTA NOCHE EN LA ALIANZA FRANCESA

El más reo de los tangueros

El músico vuelve a los escenarios porteños con una formación “íntima”, de canto, recitado y música instrumental.

 Por Cristian Vitale

A cinco metros del piso, desde un balcón pequeño, Daniel Melingo se asoma y pide dos minutos de espera. “Se me complica, estoy con mi nene, ya bajo”, dice con su voz ríspida y grave, distrayendo de paso la atención de cierto transeúnte que camina por Villa Ortúzar. Pasan dos minutos clavados, y desde una puerta de vidrio se lo ve bajar la escalera con bastante dificultad. Renguea y no disimula. “Hace seis meses me caí de la bicicleta y me rompí la pierna, me atravesaron un fierro desde debajo de la rodilla hasta el tobillo, mirá”, y muestra lo enclenque que quedó su pierna derecha después del porrazo. Así y todo, el ex Twist y Abuelos de la Nada se las arregló para pasear sus tangos reos y paródicos por Burgos o París –donde hoy por hoy juega de local–, sin que la herida se lo impida. “En muletas, silla de ruedas o como sea, pero hay que estar”, arriesga. De alguna forma se las arreglará entonces para cantar hoy en la Alianza Francesa, acompañado por el letrista y narrador lunfardo Luis Alposta y una serie de invitados –Juan Valentino y Miguel Zavaleta, entre ellos–, luego de casi un año sin tocar en el país. “Decidimos retornar con un formato más íntimo... Luis recitando, yo cantando y mis músicos de siempre acompañando: Nacho Cabello en guitarra y Adrián De Felippo en contrabajo. Vamos a tocar también música instrumental de diferentes procedencias”, prevé el multifacético músico.
La “localía” de Melingo en Francia no sólo se explica por la prolongada ausencia de shows en Buenos Aires, sino también por haber pegado una buena con el sello Mañana –emprendimiento de Sergio Makaroff en Europa–, que se dedica a editar músicos argentinos como Juan Carlos Cáceres, Horacio Molina, Juan José Mosalini o el dúo Nini y Rudi Flores. “A mí me editaron este disco”, dice orgulloso, mientras lo muestra enfundado en una colorida caja de cartón. El trabajo, el cuarto en su carrera solista, se llama Santa Milonga y contiene temas de sus dos discos precedentes (Tangos Bajos (1998) y Ufa! (2000), más dos composiciones hasta hoy inéditas: De todo y para dos y El extraño caso, tema que abreva de la historia del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. “Lo voy a presentar el 22 octubre en París con una orquesta que formé allá con músicos franceses, ingleses y argentinos”, informa. Nacido hace 48 años en Parque Patricios, Melingo tiene una carrera ecléctica y pendular: comenzó acompañando a Milton Nascimento, después fue parte del parto de Los Twist, integró Las Ligas y Los Abuelos de la Nada, vivió 10 años en Europa –donde formó el grupo Lions in Love– y después regresó al país para abrazar definitivamente el tango, tras clausurar su pasado con el disco solista que menos reconoce: H2O (1995). “Mi método, hoy, es bucear continuamente –sostiene–, busco poesías lunfardas que nunca fueron musicalizadas y les pongo música. Siempre encuentro una buena poesía para transformar en tango-canción en todas sus variantes: valses, milongas y hasta aires de cueca.”
–¿Cómo es su sociedad con Luis Alposta, un referente de la poesía lunfarda?
–Gracias a él fui introducido en un mundo literario que no es moco de pavo. Empezar a musicalizar sus letras es como darle una vuelta de rosca a mi experimento con el tango.
–Rosca que comenzó en 1998 con Tangos Bajos o tal vez un poco antes.
–Mi desemboque en Tangos Bajos se produjo de una manera experimental, porque en ese tiempo el género no me era ajeno sentimentalmente, pero sí técnicamente. Fui aprendiendo a cantar de a poco. Me fui poniendo más exigente con mi voz, estudiando técnica foniátrica, impostación. Es un largo aprendizaje.
–Pero todo nace de una necesidad espiritual. ¿Cómo le pegó emocionalmente el tango para quebrar la evolución de su trayectoria, que a mediados de los noventa parecía ir hacia otro lado?
–Muy fuerte. Como porteños, el tango es inevitable en nuestras vidas, un sentimiento tan importante y completo, por música, poesía, postura y filosofía. Creo que lo mío es una búsqueda dentro de un género que no es fácil. Hay muchas cosas hechas que uno no conoce.
–¿Por qué siempre pone el foco en plumas –algunas malevas– como las de Julián Centeya, Celedonio Flores o Carlos de la Púa?
–Estéticamente intento ir hacia el prototango también. Aquel anterior a la década del ’20, que no tenía letra. Me baso en el simplismo, en la cadencia de ese tango para ingresar al ritmo simple y festivo de su vertiente más negra. De ahí voy para el tango canción, cuyo mayor exponente fue Carlos Gardel.
–Se debe llevar bien con Cáceres, entonces. El es un erudito en prototango.
–Indudablemente hablar con él es participar de una clase de historia del arte. Me quedo horas escuchándolo.
–El punto de inflexión en su carrera se dio en medio de sus dos primeros trabajos solistas: H20, que tenía una impronta funky, y Tangos Bajos, donde sorprende al ambiente del rock con una propuesta “extraña”. ¿Qué le pasa durante esos años para que ocurra el vuelco?
–H20 fue un disco que hicimos con Cachorro López en Estados Unidos. Nos salió carísimo y fueron canciones forzadamente puestas al servicio de un disco, pero no había una necesidad expresiva de hacerlo. Por la época, yo ya estaba incursionando en el tango. Había vuelto al país luego de 10 años de vivir en España y estaba mamando nuevamente de mi tierra, tuve un proceso químico y de ruptura con mi pasado.
–¿Y Ufa!?
–Fue una continuación de esa manera imprudente de hacer tango, recién después de Ufa! empecé a profundizar en algo más pesado técnicamente. Di con una nueva camada de temas, que aún no logré plasmar en un disco entero. Voy postergando la idea, aún no sé cómo terminará.
–¿Cuánto de tango tenían Los Abuelos?
–Miguel seguramente demasiado. El tenía mucho de criollo, de hecho en su último disco sale vestido de gaucho gay. Pero Polo Corbela, que en paz descanse, también estuvo cerca mío cuando grabé Tangos Bajos. Cantó temas en el estudio, que no salieron en el disco, pero su voz de tachero podrido quedó registrada. Sin embargo, a nivel costumbrista, creo que estaban más cerca Los Twist. Con Pipo tenemos varios tangos hechos.
–¿Es cierto que proyectan despedir Los Twist en noviembre?
–Según Pipo, el slogan es “Cipolatti se despide de Los Twist definitivamente” (risas). Consiguió un sponsor para hacer un Luna Park y estaremos todos ahí, cómo no.

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Melingo es local en Buenos Aires y en Francia.
 
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