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Viernes, 22 de marzo de 2013

MUSICA › ANDREA ECHEVERRI ENCABEZA LA PRIMERA FECHA DE EL VECINAL EN EL KONEX

“Creé un lugar sónico femenino y lúdico”

La cantante del dúo colombiano Aterciopelados llega al festival organizado por Kevin Johansen –en el que también estará el venezolano Ulises Hadjis– con las canciones de Ruiseñora, su tercer álbum solista y, según dice, el más rockero que hizo hasta el presente.

 Por Yumber Vera Rojas

Antes de que la agrupación inglesa Blur se reencontrara con la adrenalina de los recitales, su bajista, Alex James, recibió una invitación del entonces presidente colombiano Alvaro Uribe para que conociera de primera mano los efectos de la cocaína y del narcotráfico en Colombia, al igual que la lucha del gobierno de la nación sudamericana contra éstos. La invitación llegó, luego de que el icono del britpop confesara en su autobiografía, Bit of a Blur (2008), que había gastado un millón de libras esterlinas en esa droga y champán. El encuentro de la estrella musical con un escenario que hasta entonces le era ajena quedó plasmado en el documental Diarios de la cocaína, producido por la BBC. “No lo vi, ¿está bueno?”, pregunta Andrea Echeverri, al otro lado del teléfono, desde Bogotá. “Es raro. ¿Uribe va, lo invita y le muestra la realidad? ¡Virgen santísima!”

Si bien no es ninguna novedad que su país se ubica en el top cinco de la agenda noticiosa latinoamericana, la voz cantante de Aterciopelados prefiere enterarse de lo que sucede a través de sus propios canales. “No veo más noticieros, yo soy músico. Así que me la paso en el estudio”, justifica. “Me parece terrible lo que sigue sucediendo, además de que todo está manipulado por los medios. No obstante, construí un espacio en el que coinciden la familia, mis amigos y un circuito. Y funciona.” Desde que debutó en solitario en 2005 con álbum epónimo, la vocalista de 47 años tornó a sus discos en amplificadores de los sentimientos y las carencias de la mujer en una realidad que contrasta con la que evidencian los espacios informativos. “El feminismo suena anacrónico y me parece que eso está fatal. Son temas que hay que retomar y es una liberación que hay que concretar. A pesar de que la visión del género que represento podría estar asociada con la maternidad o con una abuela, la imagen que se muestra todo el tiempo sobre nosotras es muy violenta y alimenta a otras.”

El temperamento creativo de Echeverri fue lo que motivó la invitación de Kevin Johansen no sólo a formar parte de su álbum Logo, sino a encabezar hoy la primera jornada de El Vecinal, el festival que organiza. “Con él ya hicimos varias cosas juntos y nos hemos encontrado por ahí. Se ha ido construyendo una amistad y también tenemos cosas en común, cosas folklóricas y modernas.” A dos años de su última visita a la Argentina, en la que se presentó con la dupla que lleva adelante junto a Héctor Buitrago, Echeverri regresa esta vez a Buenos Aires para mostrar los temas de Ruiseñora (2012), su tercer álbum firmado por fuera de su grupo. “Es un disco en el que el machismo está muy presente”, advierte la también artista plástica. “No sólo trata de la violencia hacia la mujer a nivel físico, sino de esa cosa sexual que está por todas partes. Lo notas en la publicidad, donde las chicas para ser protagonistas tienen que aparecer medio desnudas. Eso es muy violento y ofensivo. El sexo es delicioso, divino y sagrado, pero es para la intimidad. En Ruiseñora hay una canción muy chistosa que se llama ‘Métetelo’, que es un reguetón con palabras soeces, en la que les digo a los hombres que así no nos gusta. Está inspirado en el baile del caño y en las cantantes de buena figura que hacen sus videos ahí. Al final salió un trabajo chévere, porque es un momento en el que estoy abriéndome mi espacio y disfrutando de mi independencia.”

La nueva entrega discográfica de la artista bogotana la encuentra en una época en la que finalmente se hizo cargo de los diferentes estadios del proceso creativo. “Eso sucedió a partir de mi álbum anterior, Andrea Echeverri Dos (2010). Antes de grabarlo, una amiga me preguntó si podía ir a cantar al cumpleaños del marido. Le respondí que no porque no sabía actuar sola, sino con los cuatro o cinco músicos que me han respaldado por casi veinte años. De pronto me empezó a dar angustia, me sentí mal, pues me di cuenta de que nunca me lancé a construir mi propio sonido. Las decisiones conceptuales siempre las tomó Héctor, lo que le permitía elegir canciones que le gustaban más a él que a mí. Como tiene una mayor inclinación por el folk que yo, me dejaba por fuera los temas rockeritos. Entonces comencé a aprender sobre la producción, a usar Pro Tools, a enchufar micrófonos, e hice un pequeño estudio en mi casa. Si mi trabajo anterior fue el descubrimiento, Ruiseñora significa la madurez. Creé un lugar sónico más interesante, femenino y lúdico.”

Aunque el blues, la ranchera y hasta el gospel definen musicalmente a Ruiseñora, la interpretación de la música latinoamericana desde la cultura rock es otro de los rasgos distintivos del flamante trabajo de Echeverri, amén de la impronta militante, acústica y artesanal. “Mi brote folk tiene que ver con cuando oía cantar a mi mamá. No lo hago conscientemente, pero éste es el trabajo más rockero que hice. Nada es planificado, todo surge de forma natural.” Aún sin edición local, la tercera producción de la aterciopelada coincide con el buen pasar musical que disfruta Colombia, al menos internacionalmente, a través de solistas y grupos como Bomba Estéreo y Ondatrópica. “Lo comercial pasa por el vallenato, el reguetón y el tropipop. Se sabe y todo que para sonar hay que pagar payola, y cuánto vale... No obstante, la crisis de la industria nos obligó a los músicos a hacer las cosas de otra manera.”

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“Si mi disco anterior fue el descubrimiento, Ruiseñora significa la madurez”, afirma Echeverri.
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