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Sábado, 12 de octubre de 2013

MUSICA › EL DISCO DE GISELA MAGRI

Fusiones felices

 Por Karina Micheletto

Glicina oscura es el nombre del disco en el que la cantante platense Gisela Magri despliega una propuesta tan original como bien plantada. Tango y samba enredados, anuncia también el título, y lo de enredados comienza a revelarse, ya en la primera escucha, como un hallazgo que descubre los posibles encuentros y desencuentros de estos dos géneros, con todo el peso formal y emocional que cada uno arrastra con su ritmo. Hay de unos y otros, de los más y de los menos conocidos, reunidos –enredados– en un trabajo en el que suena implícita una profunda reflexión sobre los enredos de estas músicas. Mañana, a las 21.30, Magri presentará este disco en el Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177), junto a una banda que suena delicadamente ajustada, y con Lidia Borda, quien también participa en el disco, como invitada especial. Formada tanto en la música popular como en antropología, la danza y el teatro, Magri es contundente al definir su proyecto: “Antes que una fusión, es vívida confusión”. “Yo no quería para nada una pasada de revista o una descripción musicológica de los géneros para legitimar el cruce, al tipo ‘bueno, aquí vemos cómo el tronco común afro en la rítmica y las trazas melódicas europeas se resignifican...’. No hay eso, aunque esté presente como dato o hipótesis posible y celebrable”, advierte al repasar la génesis de su proyecto. “Tampoco quería fusionar el tango y el samba, porque eso sería lavar el conflicto que implica cantar estas músicas y poner mi voz en ellas. Quería confundir límites y jugar con el ‘versus’ del fútbol, la hermandad en la diferencia, la confrontación, la brincadeira o la cargada del equipo ganador al perdedor, la hinchada. Y también pinchar un poco cierta cristalización de la idea de “música rioplatense”, poner una cuica en el medio de una frase candombera, por ejemplo, como cierta provocación a los colores establecidos y permitidos para cada música en el campo popular”. El Carnaval, el barrio, la filosofía, la noche, la gran metáfora del fútbol son ejes que le sirven a Magri en lo que busca: “La revancha que pueden darse estas alteridades a partir de la poesía, poder construir de nuevo una política de la canción que gire en torno de estas matrices; y como presente vivo. Por eso están el Tata Cedrón y Paulinho da Viola en un mismo tema. Los dos grandes referentes y contemporáneos, más vivos que nunca en su producción y circulación”.

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