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Martes, 5 de noviembre de 2013

MUSICA › PERRY FARRELL, MUCHO MáS QUE EL PROMOTOR DEL LOLLAPALOOZA

“Un músico debe plantarse por la verdad y transmitirla”

“Ya tenemos demasiados estafadores, no necesitamos que también nos estafen los músicos”, dice el líder de Jane’s Addiction, creador de un encuentro que, desde su nacimiento en los ’90, sigue levantando banderas a menudo desdeñadas por la industria.

 Por Roque Casciero

“Van a tener a lo mejor del mundo”, le dijo Perry Farrell a Página/12 hace un par de semanas, cuando vino a tocar con Jane’s Addiction y, de paso, anunciar la realización del primer Lollapalooza en Buenos Aires. Y no faltaba a la verdad el cantante y creador de ese renombrado festival: Red Hot Chili Peppers, Arcade Fire, Soundgarden, Nine Inch Nails, Pixies, Phoenix, Julian Casablancas, Vampire Weekend, Imagine Dragons, New Order, Axwell, Ellie Goulding, Kid Cudi, Johnny Marr, Capital Cites, Cage The Elephant y una lista de artistas argentinos entre los cuales estarán Illya Kuryaki & The Valderramas, Juana Molina y El Mató A Un Policía Motorizado conforman una grilla notable, que se repartirá en dos fechas: el 10 y el 2 de abril, en cinco escenarios montados en el hipódromo de San Isidro. Las entradas están a la venta desde ayer a las 23.59 (ver aparte). “Hay mucha buena música, lo único que hay que hacer es organizar el talento que ya existe. Lo que hacemos es organizar las cosas y promover una plataforma para que los músicos vengan y puedan hacer lo mejor. Va a funcionar bárbaro, ya van a ver”, confió Farrell. Y los anuncios, combinados con las experiencias de quienes ya estuvieron en la versión chilena del festival, dan para ilusionarse con un cambio respecto de la forma de vivir esta clase de multitudinarios encuentros rockeros en la Argentina.

–Cuando usted comenzó en la música era una bandera antiestablishment, pero treinta años más tarde es usted quien estableció muchas y muy buenas marcas registradas.

–Bueno, el mundo realmente ha cambiado... Lo que te dan hoy es a Miley Cyrus, así que lo que yo logré establecer no está tan mal, ¿no?

–Precisamente: creó algo que trasciende a una banda o a un festival común y silvestre.

–Hace treinta años que estoy haciendo música y veinticinco con los festivales, así que he tenido un largo tiempo para pensar en cómo desarrollar esto con integridad. Usted tiene razón, cuando empezamos éramos un fenómeno underground, antiestablishment, pero mientras maduraba como ser humano quería ser capaz de cambiar el mundo haciéndolo con integridad. No es que voy contra el establishment porque sí, incluso escucho lo que el establishment tiene para decir. A mí me gusta la gente, amo a la gente. Y ahora que soy más grande y tengo hijos, quiero tener éxito en juntar una multitud enorme. Creo que es importante juntar a la gente adecuada, a los que tienen ideas de avanzada, porque podemos transformar el mundo. No soy una persona a la que le interesen el caos y la anarquía, no quiero destruir, sino hacer cosas que sean hermosas, excitantes y divertidas. Me ha llevado un tiempo y también me di varios golpes, pero aquí estamos y es fantástico. Tenemos a la comunidad musical internacional lista para venir a la Argentina: han escuchado sobre este lugar, muchos ya han tocado aquí antes, pero ahora hemos establecido una ruta de gira en América del Sur y vamos a traer a lo mejor de la comunidad musical internacional. Por lo que vi, en los festivales que se hacen aquí hay entre una y cinco bandas internacionales en cada uno. Yo voy a traer veinte por día.

–¿Cómo es la experiencia Lollapalooza?

–Para mí, es un trabajo hecho con amor. Para los más chicos, es como un rito de pasaje, porque van a encontrarse con otros, van a ver a sus pares y cómo quieren lucir y sonar y qué causas apoyar. Entonces, nosotros tenemos que asegurarnos de que, cuando vengan, sientan que estamos haciendo una fiesta para cada uno de ellos. Tengo que asegurarme que esté la mejor gente. ¿Cómo se hace eso? Se empieza por la música. La música inteligente, la que importa, atrae a gente inteligente. Y una vez que esa gente está ahí, quiero darle de comer algo mejor que pizza en un plato de cartón. Ok, a mí también me gusta comerme un pancho o una hamburguesa de vez en cuando, pero también quiero sentirme impactado por la comida local. Entonces, lo que hacemos es trabajar con los mejores chefs de cada país. Aquí vamos a buscar a alguien para que “cure” el área de comida, entonces vamos a tener comida deliciosa y creativa. Y también vamos a vestir el lugar, vamos a hacer decoración de exteriores, porque además de escuchar buena música está bueno que la vista se recree con arte. Le agregamos eso a la mezcla.

–El festival siempre tuvo un costado ecológico, además.

–He estudiado acerca del calentamiento global y cómo crear un negocio que sea “verde”. Créase o no, en Chicago tuvimos cien mil personas por día y no dejamos huella de carbono. Entonces sé que se puede lograr, que otras empresas pueden hacerse más ecológicas. Uno de los mayores problemas en el mundo es el calentamiento global y los políticos no se preocupan tanto por eso. Si lo hicieran, ciertamente podrían estar cambiando al mundo. Pero no lo hacen, entonces tenemos que hacerlo nosotros. Y lo hacemos siendo un ejemplo de hacer lo que predicamos. Invertimos para usar la más eficiente energía alternativa, disminuimos la carga de carbón de los viajes de nuestro staff y de los músicos e invitamos al público a hacer lo mismo. Queremos que el lugar donde es el show quede mejor que como estaba antes, así van a darnos la bienvenida otra vez.

–Si ustedes pueden hacerlo, sin tener un gran auspiciante como nombre del festival, ¿por qué el resto no?

–Exacto. A todos nos importa la música, pero esto también es importante. En mi país, Barack Obama es un buen presidente, pero creo que queda amarrado tantas veces... Por ejemplo, falta empleo. Y lo que yo pienso es que se podría dar empleo a mucha gente creando empresas ecológicas. Hay una empresa “verde” para cada cosa que hacemos. Se pueden crear hoteles ecológicos, industria ecológica... Esa es la respuesta: no sólo vamos a hacer más limpio el aire, ¡además va a mejorar la economía! Queremos predicar con el ejemplo y que los demás quieran hacer lo mismo.

–Acaba de tocar en un festival auspiciado por una compañía de telefonía celular y antes estuvo en otro de una competidora. ¿Es un conflicto para usted?

–No, es como son las cosas. Yo resulté ser músico y promotor, y amo hacer ambas cosas. Lollapalooza va a tener wifi libre en todo el predio, para que se pueda tuitear y subir cosas, mejorar la comunicación. Estamos en la vanguardia de la música y también de la tecnología.

–¿Se puede hacer todo eso y ganar dinero?

–Hay que ser creativos, sentarse a pensar y no ir atrás del dinero rápido. Se dice que a veces cuesta dinero hacer dinero. En los festivales, al principio perdés plata. En cada festival que comencé, el primer año perdí por lo menos un millón de dólares; en algunos casos hasta tres millones y medio. Pero no abandoné, porque sabía que en tres años iba a estar ganando mucho más. Las cosas son muy rápidas hoy en día. Lo que creamos son raíces: la gente nos tiene fe, confía en nosotros, tenemos energía, nos prestan atención y contamos con su colaboración. Así funciona este juego: primero tenés que invertir. Y vas a perder dinero, pero es una inversión en tu negocio.

–¿Por qué no empezó en Su-damérica con la Argentina y sí con Chile?

–Fue por una de esas coincidencias que tiene la vida. Yo tenía el deseo de expandir Lollapalooza internacionalmente, pero sin apuros. Todo lo que hago tiene que ser creando raíces. Y conocí al promotor chileno, me lo encontré en un concierto y me dijo que estaba en el juego de los festivales. Me gustó como persona y entonces fui a Chile a ver su show, a ver qué podíamos poner en él. Era el tipo adecuado: se atrevía a tomar riesgos calculados, era joven y, lo más importante, era un apasionado de la música. Eso es crucial: tenés que amar la música. Estamos encontrando lugares en todo el mundo. Yo lo llamo una ruta comercial, porque hay grupos a los que no les resulta fácil moverse por el mundo, especialmente a los más jóvenes, ya que cuesta mucho dinero movilizar a una banda. Empezamos con Chile, ahora vamos a incluir a la Argentina, tenemos San Pablo y vamos a hacer más. Está llegando, esto es apenas la punta del iceberg de lo que podemos hacer junto a los músicos y al poder de la música.

–En Chile, que en 2014 tendrá su tercera edición de Lollapalooza, se agotó la primera tanda de entradas puestas a la venta antes de anunciar quiénes van a tocar el año próximo.

–Eso es lo que le decía: el primer año perdí un par de millones de dólares, pero ahora se venden porque hay confianza en la calidad del festival y en lo que hacemos. Y es comprensible: soy un extranjero, un extraño, ¿por qué deberían confiar en mí? Bueno, denme un par de años y voy a demostrar que nosotros cumplimos. Lo que me encanta de este proceso es que estamos creando un matrimonio: ahora estamos trabajando con Fénix y vamos a armar toda una fiesta juntos. Va a ser muy fascinante. El Lollapalooza argentino va a tener su propio carácter: es como tener un hijo con dos personas diferentes.

–En los ’90, a usted se lo describía como un drogadicto perdido, por eso provoca asombro lo que creó en distintos aspectos.

–Bueno, el mundo ha cambiado, yo he cambiado, la industria musical ciertamente también... El download cambió la faz de la música. Cuando nosotros empezamos con Jane’s Addiction, tenías cinco años, tres discos, para establecerte. E incluso si no eras un gran hit, la compañía apoyaba a los artistas nuevos, los desarrollaba y les daba ayuda para las giras. ¡Había algo llamado “ayuda para la gira”! Ahora te sacan lo que ganás en el tour... En lugar de apoyarte, quieren que vos les pagues sin poner nada en la gira. Desafortunadamente, lo que ha quedado es una música pop mediocre. Es lo único que quieren vender las compañías porque pueden hacer dinero de esta gente del pop: le dicen qué hacer, qué cantar, les ponen el productor, las canciones no son suyas, ¡sus vidas no son suyas! Consiguen una chica linda que mueva el culo, le dicen qué cantar y listo: ése es el éxito de la industria musical de hoy. Pero hay otro costado. Y ahí es donde nosotros entramos. Todavía hay grandes músicos jóvenes con mucho para decir y un estilo del que quiero aprender, escuchar, impresionarme. Y están más en los shows: estos tipos son trovadores, como en los viejos tiempos. Tienen que llegar, tocar, que las chicas los miren y piensen que son sexies. Puede que no les importen a las compañías porque los discos están para bajarse gratuitamente, entonces la gente lo hace directamente. Entonces las compañías no saben cómo ganar dinero con esas bandas y por eso no van a invertir en ellas. Para mí, en cambio, estos tipos son mis camaradas de armas. Entonces lo que hago es localizarlos, organizarlos y sacarlos de gira. Y todo ha evolucionado con naturalidad a partir de eso.

–Más allá de lo económico, ¿por qué le interesa hacer el festival?

–Porque preciso de música real: cuando escucho alguna de esas canciones que pasan en la radio hoy en día siento que voy a enfermarme o a morir (risas). Es como un pequeño cáncer. No es algo real, no es algo que haga bien porque no dice la verdad, está tratando de estafarte. Y ya tenemos demasiados estafadores, no necesitamos que también nos estafen los músicos. Un músico tiene que plantarse por la verdad y transmitirla en el mensaje de su música. Afortunadamente, desde el comienzo me di cuenta de que ése es mi camino en la música. Entonces, ¿yo cambié? No, en realidad no, pero el mundo sí lo ha hecho. Yo me mantengo en la mía, haciendo lo que siempre hice. Y cuando hacés algo durante un tiempo te ponés muy bueno en eso.

Un poco de historia

Perry Farrell organizó el primer Lollapalooza en 1991 con la idea de que fuera un festival itinerante para llevar por las ciudades más grandes de Estados Unidos a los artistas del rock alternativo, el indie y el hip hop. En las sucesivas ediciones, por allí pasaron Jane’s Addiction, Nine Inch Nails, Red Hot Chili Peppers, Primus, Dinosaur Jr., Beastie Boys, Sonic Youth, Hole, Pavement, The Flaming Lips, Cypress Hill y Patti Smith, entre otros. En 1996, el festival perdió esa identidad al poner como número de cierre a Metallica, y al año siguiente se realizó por última vez. En 2003 revivió, en 2004 debió cancelarse por baja venta de entradas y en 2005 volvió a hacerse, pero ya no itinerante: fueron sólo dos fechas en Chicago. En 2011 comenzó a hacerse en Santiago, Chile, y el año pasado se agregó San Pablo, Brasil.

La venta ya empezó

Desde ayer a las 23.59, la hora en la que se develó oficialmente la lista de bandas que participarán del Lollapalooza Argentina (aunque ya se había filtrado la semana pasada), están a la venta los pases para los early birds, algo así como los “madrugadores”. Un cupo limitado de esos pases para ambos días, a través de Top Show y sus puntos de venta, costarán 550 pesos más el service charge. Una vez agotado ese cupo, estará la Preventa 1, con un costo de 700 pesos más service charge. Luego habrá otra preventa hasta llegar al precio regular, siempre con montos más elevados. Esta mecánica es la misma que funciona en el resto de los Lollapalooza en todo el mundo, para beneficiar a quienes compran las entradas con más anticipación.

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“En Chicago tuvimos cien mil personas por día y no dejamos huella de carbono. Sé que se puede lograr un festival verde.”
 
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