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Jueves, 3 de abril de 2014

MUSICA › CALíGULA, DE DETLEV GLANERT, EN EL TEATRO COLóN

Una apuesta que no entusiasma

En la producción de la English National Opera que el Colón contrató para la apertura de su temporada 2014, no hay nada que esté definitivamente mal. Tampoco hay nada que acabe de justificarla. Sólida en su concepción teatral, su aspecto más débil está en la música.

 Por Diego Fischerman

Que la presentación de una nueva ópera despierte preguntas es, sin duda, positivo. Que las respuestas hipotéticas no orillen ninguna clase de posible entusiasmo no lo es tanto. Cuando un teatro de ópera tradicional presenta un título desconocido, y más cuando éste aparece totalmente por afuera de cualquier clase de canon –y sobre todo si se trata de la apertura de su temporada–, no puede entenderse otra cosa que una fuerte apuesta del teatro que lo ha elegido. Por ese autor, por esa estética, por la obra y, en el caso de una producción contratada íntegramente a otro teatro, por esa puesta en particular.

El Teatro Colón es una sala con talleres propios y si trae una escenografía completa desde el exterior (con los costos que eso demanda) es de esperarse algo más que unas gradas con sillas, a la manera de un estadio. Buenos Aires es una ciudad en la que abunda el buen teatro y si no se recurre a ninguno de los notables directores locales (que sí son tenidos en cuenta, habitualmente, en el resto del mundo) debería tener que ver con que la propuesta que se verá en escena es de una profundidad conceptual, una belleza o, al menos, una espectacularidad apabullantes. Y si se trata, como en este caso, de una sala que hace unos cincuenta años dejó de tener conexión con las tendencias estéticas del resto del mundo, que no ha logrado –ni ha querido– poner en valor el repertorio argentino y latinoamericano y que no ha estrenado casi ninguno de los grandes títulos operísticos del último siglo, a la presentación de un título que aparece de manera casi azarosa y que no cumple ninguna de esas asignaturas pendientes no puede pedírsele menos que el deslumbramiento. En Calígula, de Detlev Glanert, y en la producción de la English National Opera que el Colón contrató para la apertura de su temporada 2014, no hay nada que esté definitivamente mal. Pero tampoco hay nada que acabe de justificarla.

Sólida en su concepción teatral y con una muy buena adaptación del texto de Camus, esta ópera ofrece su aspecto más débil en la música que, con generosidad puede considerarse ecléctica –o posmoderna–, pero que en realidad navega en una indefinición peligrosamente cercana a la incoherencia. El estilo de Glanert para Calígula aparece sumamente anclado en el lenguaje de su maestro, Hans Werner Henze, con citas –y más de una deuda– al Wozzeck de Alban Berg y un malambismo pasado por Orff que remite a las músicas pergeñadas por el cine para el peplum –ese género menor dedicado, como diría el brillante novelista Eduardo Mendoza, a “romanos en minifalda”–. Hay un eficaz trabajo tímbrico y una ampulosa escritura para coro, y la ópera, en conjunto, funciona. Pero en ningún momento se hace notar una voz propia e inconfundible.

Con una puesta poco jugada, donde ni el incesto ni las orgías consiguen una encarnación ni conmovedora ni impactante –un desnudo femenino frontal es lo que más se acerca a alguna clase de provocación–, lo más interesante está en el lado de la interpretación musical, con un muy buen trabajo de la Orquesta y del Coro Estables, una ajustada y comprometida dirección de Ira Levin y un nivel muy homogéneo en el terreno de los solistas. Peter Coleman Wright, aunque lejos del esplendor vocal, tuvo, en la función del estreno, una notable actuación en el papel protagónico. La mezzosoprano lituana Jurgita Adamonyté, como Escipión, sedujo con su timbre y fraseo, y tanto el contratenor Martín Wôlfel en el papel de Helicón, como la mezzosoprano Yvonne Howard en el de Cesonia, lograron interpretaciones destacadísimas. También se lucieron el bajo argentino Héctor Guedes como Quereas y, en sus breves papeles, Víctor Torres, Marisú Pavón y Fernando Chalabe.

7-CALIGULA

Opera de Detlev Glanert con libreto de Hans-Ulrich Treichel basado en la pieza teatral de Albert Camus. Producción de la English National Opera

Dirección musical: Ira Levin.

Dirección de escena: Benedict Andrews.

Diseño de escenografía: Ralph Myer.

Diseño de vestuario: Alice Babidge.

Diseño de iluminación: Jon Clark.

Orquesta Estable del Teatro Colón.

Coro Estable del Teatro Colón (dirigido por Miguel Martínez).

Reparto: Peter Coleman-Wright, Yvonne Howard, Martin Wölfel, Héctor Guedes, Jurgita Adamonyte, Fernando Chalabe, Víctor Torres, Marisú Pavón, Lara Tressens, Nazareth Aufe, Marcelo Monzani, Cristian Maldonado y Cristian De Marco.

Teatro Colón. Martes 1º

Nuevas funciones: Mañana a las 20.30, domingo 6 a las 17 y martes 8 a las 20.30.

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En el terreno de los solistas el nivel fue muy sólido.
 
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