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Martes, 6 de mayo de 2014

MUSICA › YUKA HONDA, DE CIBO MATTO, ANTES DE SU PRIMERA PRESENTACIóN EN LA ARGENTINA

“La verdad es que todo era una broma”

Así define la artista japonesa, ciudadana del mundo, los comienzos de Cibo Matto. Una banda que se volvió exitosa, y aun así inclasificable, y que ahora presenta aquí su nuevo disco, Hotel Valentine: una banda de sonido para una película imaginaria.

 Por Santiago Rial Ungaro

“Liberate de lo que sos, liberate de dónde sos, liberate de este mundo... ¡me quiero sentir falsa!”, cantan Yuka y Miho en “Check In”, tema que abre Hotel Valentine, disco que no sólo marca el regreso de la banda, sino también la primera visita a Buenos Aires de Cibo Matto, una de las bandas más originales e inclasificables surgidas en los años noventa. Aún hoy escuchar su cóctel de jazz, bossa nova, noise, bandas de sonido y electrónica puede resultar tan liberador como divertido: este dúo integrado por Yuka Honda y Miho Hatoria que, por su dinámica pop, se logró camuflar de grupo de hip hop, consiguió en su momento convertirse en paradigma de lo cool en una era en la que la globalización todavía parecía una utopía multiculturalista, colorida y sorprendente.

Pero si después de 15 años el regreso de Cibo Matto con el excelente Hotel Valentine (editado por Tribulaciones, que también trae a la banda) muestra al dúo con la gracia intacta, es en gran medida porque ellas también tuvieron la inteligencia y la astucia de no dejarse llevar por la inercia de producir por producir. Desde Nueva York, Yuka Honda resulta afable y para nada falsa: “Cuando empezamos, la verdad es que no era un proyecto serio, era casi como una broma. Y la verdad es que nos fue mucho mejor de lo que nos podíamos imaginar. No estábamos listas para eso, era demasiado para poder manejarlo, supongo que por eso decidimos en su momento dejar la banda”. Lo cierto es que con sus fantasmales historias de amor Hotel Valentine confirma el curioso status de una banda que en sólo tres discos tuvo más ideas que algunas bandas que editaron sin parar. Cibo Matto volvió entonces porque encontraron una buena idea para volver a hacer música: hacer la banda de sonido de un film “imaginario”, contando historias de amor de fantasmas en un extraño y surrealista hotel que de algún modo sintetiza el estilo del dúo.

“Con Miho (Hatori) en general siempre nos inspira una idea, que a veces puede ser solo una palabra”, explica Honda. “En Hotel Valentine surgió la idea de un fantasma que vive en un hotel y así fueron surgiendo historias de amor desde esa situación, como es ver algo que los demás no ven, que también pasa cuando estás enamorado. Siempre me fascinaron los hoteles, porque son como un hogar, pero a la vez no son un hogar. Por mi trabajo siempre viaje un montón, y creo que la idea del fantasma conecta con que en un punto todos nos sentimos invisibles: todos sentimos a veces que nadie nos ve y nadie nos entiende. Mucha gente se siente como un alien.” La encantadora señorita Honda, nacida en Tokio en una fecha que, por coquetería, no queda aún clara, cuenta que, en su infancia, antes de aterrizar en Manhattan viajó y vivió por Alemania, Dinamarca y Holanda: “Siempre era como un alien, siempre era diferente a todos. Pero con el tiempo me di cuenta de que todos tienen en algún momento ese sentimiento”.

Quizá sea entonces por esa experiencia nómade que Yuka encontró su identidad pegando y cortando fragmentos, como una verdadera artista del collage o el bricolaje sonoro. “Sí, siempre usé un montón de sonidos grabados, me sigue gustando mucho hacer loops de cintas o samplear cosas. Lo importante es la forma en que vos juntes esos fragmentos: el collage es sólo un método, que también te permite expresar una visión”, analiza Yuka, que ha sabido asimilar en su sonido la música brasileña, africana, el easy listening italiano. Y el hip hop, claro. Aunque Viva La Woman (1995) con su desenfado femenino y hasta feminista y sus canciones sobre comida estén en las antípodas de los estereotipos violentos y misóginos del hip hop, Yuka Honda no lo duda: “La verdad es que hay muchos elementos del hip hop que realmente me gustan, como samplear o hacer loops. El hip hop para mí es una música rebelde, incluso aunque a veces no esté de acuerdo con lo que cantan; creo que fundamentalmente estuvo siempre hecho por gente que hizo lo suyo por sí misma, en contra del sistema. Más allá de la cuestión social, porque siendo japonesa, aunque tenga ese mismo espíritu no tengo esa misma experiencia, yo creo que si en los ’60 estuvo el rock y en los ’70 el punk, creo que en los ’90 el hip hop tuvo una función similar: música que te ayuda a no sentirte tan desamparado. Y a mí también me gusta mucho que la música tenga groove”.

Ese swing alienígeno de las Cibo Matto tiene también origen en algunas conexiones que Yuka encuentra entre Nueva York y Tokio: “La verdad es que para mí Nueva York es mi hogar, pero Japón también sigue siendo mi hogar. Cuando arrancamos a tocar, la escena under de Japón era muy natural y espontánea, como un disco de Yoko Ono de los ’70 o como una banda under de Nueva York. Había una conexión entre el East Village y Tokio, y de hecho Leito Lycee, nuestra primera banda que compartimos con Miho, estaba muy inspirada en The Boredoms (fantástico grupo de noise japonés). Armamos esa banda con Miho y su novia, todos fans de Boredoms, y éramos todos no- músicos, sólo buscábamos ser una banda noise, gritar y hacer mucho ruido (risas). Pero de repente empecé a tocar teclados, a samplear y hacer loops. Y aunque Cibo Matto sea una banda distinta, creo que el espíritu es el mismo: la mentalidad que tenemos ya venía del noise, la actitud de experimentación, de estar jugando. Muchos músicos necesitan hacer siempre el mismo estilo, pero yo no me siento así: me gusta la idea de mezclar una balada hermosa, algo de bossa nova con algo ruidoso, buscar hacer algo diferente, con distintos colores”.

Basta ver algunos de sus nuevos videos o volver a ver el sensacional video de Michael Gondry de “Sugar Water”, una verdadera obra de arte con el efecto palindrome, o capicúa, en el que se veía la pantalla partida en dos con imágenes de las dos Cibo Matto y que empezaba igual que como terminaba pero invertido, para comprender que las influencias de este dúo al que siempre se tildó de surrealista provienen de distintos campos: “Sí, además de la música siento que hay muchas cosas que me pueden influir: ya sea una película de Kubrick, una obra de teatro de Beckett, un libro de Oscar Wilde o una pintura de Klimt. Pero es cierto que tengo una fascinación por el surrealismo, y por gente como Max Ernst. Eso quizá también nos influye de muchas maneras”. Lo que lleva a otra artista japonesa-neoyorquina, amantes de los gritos, los collages, el arte y las canciones: Yoko Ono, casi una madrina para el dúo (de hecho Honda fue pareja de Sean Lennon y hasta le produjo su disco Into The Sun). “¡Yoko es increíble! Yo me siento muy bendecida por esa relación con ellos, no porque sean ‘los Lennon’, sino porque en verdad es gente realmente intensa, mucho más de lo que se puede imaginar. La verdad es que aprendimos mucho con Yoko y de Sean, no sólo sobre música y arte: sus relaciones personales son muy especiales, son gente muy sensible y gran conocedora de la vida: me enseñaron mucho sobre la vida.”

De hecho, el disco fue editado por Chimera Music de Sean Lennon, una entre muchas colaboraciones de Honda como productora, multinstrumentista o remixadora: Caetano Veloso, Nels Cline (con quien está actualmente casada), Beastie Boys, Tricky, Marc Ribot, Bernie Worrell, Vincent Gallo, Los Lobos, Medeski, Martin & Wood, Sean Lennon, Yoko Ono, Dave Douglas, John Zorn... No se puede negar que Honda siempre se ha mantenido muy solicitada. ¿Hay alguien quizá con quien les gustaría colaborar? “Bueno, seguro que hay un montón de artistas, pero primero tendría que saber si a ellos les gusta la idea de hacer algo conmigo. No soy de ir detrás de la gente”, aclara, como si hiciera falta y apenas quedan unos instantes para preguntarle por qué tantas canciones sobre comida: “Me parece natural, en Japón es muy común hacer canciones sobre la comida. No tengo idea de por qué no pasa eso en Estados Unidos, no sé por qué es, quizá porque hay que mantenerse siempre delgada. La comida es algo que está presente todos los días. La verdad que me sorprende que no haya más canciones sobre comida”.

* Cibo Matto se presenta en vivo este jueves en Teatro Vorterix, Lacroze y Alvarez Thomas.

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“Muchos músicos necesitan hacer siempre el mismo estilo, pero nosotras no nos sentimos así.”
 
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