espectaculos

Viernes, 18 de julio de 2014

MUSICA › EPUMER-MACHI-JUDURCHA Y EL MATERIAL DE ENIGMA, SU NUEVO DISCO

“Hoy las cosas encajan de una manera que no sucedía antes”

Su disco debut quedó perdido en una neblina contractual, pero la banda mira hacia adelante: sus shows de hoy y mañana en Boris Café les permitirán seguir actualizando aquellos temas perdidos y continuar en la tarea de abrir un camino cada vez más personal.

 Por Cristian Vitale

Los tres reconocen en Luis Alberto Spinetta a un nexo. A un faro, amigo entrañable y referente. Los tres tocaron con él. Carlos Alberto “Machi” Rufino fue quien más grabó: diez discos, incluidos los tres con aquella banda sin igual que fue Invisible. Lito Epumer, quien adaptó su guitarra al cosmos del primus inter pares del rock argentino, en tiempos de Madre en años luz (Jade, 1984), y Cristian Judurcha, el que aportó las sutilezas de su batería en épocas de Pelusón of Milk, o la transición Para los árboles-Camalotus. Los tres, bajo ese halo nodal (más sus propias autarquías musicales, claro), terminaron confluyendo en un trío. Y lo mantuvieron mucho tiempo: seis años. Ensayaron, tocaron, crearon y grabaron dos discos: uno (Power Trío), que está flotando en un limbo de sellos discográficos, y otro (Enigma) que presentarán hoy y mañana, a las 21.30, en el Boris Café (Gorriti 5568). “Lo más adecuado para decir respecto de la diferencia entre un disco y otro es que tenemos encima seis años de tocar juntos. Hay una gran distancia ahí, y también en que los temas ya están específicamente compuestos pensando en el trío, algo que no ocurría en el primer disco”, introduce Epumer, en ronda de café con Página/12 y su par de compañeros. “Otra diferencia es que, al escuchar las grabaciones, es sorprendente ver cómo el sonido del trío y la forma de tocar encaja de una manera que no ocurría cuando empezamos”, apuntala Machi, y la suerte está echada: seguir revelando de qué va el flamante enigma. “No tiene nada de subliminal, eh”, aclara Epumer.

–Si se lo pasa al revés, no dice nada...

Lito Epumer: –Claro (risas). En realidad le pusimos así porque yo estaba jodiendo con la escala enigmática ascendente, una escala medio extraña, y empecé a tocar todos acordes para ella, hasta que me salió el tema. Después nos gustó a los tres, porque tiene un riff muy entrador, y nos pareció que estaba bueno como tema de difusión y nombre de disco. ¡No le íbamos a poner “Que vuelva la luz”, que es el nombre de otro de los temas! (risas).

–Y que –se intuye– compuso durante los cortes de Edesur, en las puertas del último verano...

L. E.: –Lógico, en diciembre. Es un tema de protesta, pero sin letra (risas).

“Que vuelva la luz” y “Enigma” acompañan entonces una serie de nueve temas más, casi todos instrumentales, excepto una versión de “Los libros de la buena memoria”, vieja gema de Invisible. Once temas libres, enérgicos e improvisados, cuya impronta de jazz rock podría funcionar, pero sólo para identificar al trío en bateas. Hay, entre ellos, dos versiones de temas que naufragaron junto al disco anterior (“M.J.C.” y “Cabezota”). También un homenaje a Jorge “Negro” González, viejo batallador del under jazzero, fallecido en diciembre del año pasado (“González”). Hay un dueto de bajos imperdible entre Machi y Javier Malosetti (“Gallopollo”), una visita a una vieja pieza “barrial” de Epumer (“Pasaje La Blanqueada”) y dos temas dedicados a mujeres: la de Machi (“Pequi”) y la hija de Epumer (“Lilu”). “Todos instrumentales, porque la propuesta original del grupo es la de trío instrumental. Si aparece alguna canción es porque es algo extra que hicimos por alguna razón puntual”, se explaya Machi. “Por ejemplo, la segunda vez que tocamos en vivo fue un 23 de enero, justo el cumpleaños de Luis, y mientras esperábamos para tocar, lo llamamos por teléfono para saludarlo. Entonces, Lito y Cristian me dijeron dale, hacé ‘Durazno sangrando’, y lo terminé haciendo solo con el bajo, porque no lo teníamos ensayado. La cuestión es que la gente se puso a cantar... fue muy emocionante. A partir de ahí quedó, e incluso lo grabamos en el primer disco. Con ‘Los libros de la buena memoria’ pasó algo parecido”, dice.

–Cambia la forma, pero no el fondo: siempre se vuelve a Spinetta.

L. E.: –Elegimos temas de Luis, primero para tenerlo siempre presente, pero además porque es el nexo que nos une. Y lo hacemos con mucho cariño, porque se relaciona con la gente que nos viene a escuchar, también.

Machi Rufino: –Sobre todo en el interior, donde te aparece gente con los discos de Invisible y vos no le podés decir al tipo “esto es otra cosa, llevate el disco a tu casa”, tenés que pilotear eso. Pero, insisto, es un trío instrumental en el que ocasionalmente hacemos temas cantados.

–Es el caso de “Los libros...”, con Rodolfo Mederos y su bandoneón como invitados. ¿Qué connota esa elección?

M. R.: –Que Juan José Mosalini, el que tocó en la original, está en Francia y Mederos es muy afín al sonido, porque él también había grabado en otro tema de El jardín de los presentes (“Las golondrinas de Plaza de Mayo”). Digamos que se invirtió el rol, aunque Rodolfo lo había tocado en vivo, cuando lo presentamos en 1976.

L. E.: –También tenemos una versión de “Era de Uranio”, que decidimos no grabar, pero que hacemos siempre. Y en un momento tocábamos “Díganle”, de Jade. Siempre está Luis, sí.

–También a través de otro músico que orbitó muy cerca de él como Javier Malosetti, que se trenza con Machi en “Gallopollo”: ¡cumbre de bajistas!

M. R.: –Un lindo dueto, sí. O una especie de provocación (risas), porque arranca él, contesto yo, responde él y así. Para mí implicó un desafío, porque todo el mundo sabe que Javier es un virtuoso y yo no me considero así; pero el tema quedó muy bien y Javier, cuando lo escuchó, me dijo: “Boludo, parece tocado por una misma persona”. Para mí fue un halago, un desafío y una buena experiencia.

L. E.: –El tema ya tenía un solo de bajo y yo le planteé a Machi: ¿qué te parece si lo comparten?

M. R.: –Todo bien, porque yo no tengo problemas de ego. Además superé hace mucho el hecho de tocar con otro bajista. Cuando era joven tocaba y si había algún bajista en la audiencia, me ponía muy nervioso.

Epumer-Machi-Judurcha (así se llama formalmente el trío) es la experiencia grupal que más les duró a los tres. Epumer traza una comparación con su misión como guitarrista de Rubén Rada, pero le falta un año: duró cinco. Machi recuerda los cuatro años que coexistió junto a Pomo Lorenzo y el mismo Spinetta en Invisible. Y Judurcha había llegado a tres, como parte del Lito Vitale Cuarteto. “Seis años es mucho tiempo para cualquier formación. Es más, para cualquier unión humana, un matrimonio, en fin. Pero se fue dando; lo que no quiere decir que haya alguna crisis de vez en cuando”, sostiene Machi, también recordado por su intervención en el tercer Pappo’s Blues. “Se notan los seis años que llevamos juntos en la profundización de conocerse y escucharse. Enigma es un disco más solidificado, más Epumer-Machi-Judurcha que nunca, donde las coloraturas se parecen más a lo que quiere cada uno. Estamos más aferrados y asentados, como los buenos vinos”, apuntala Judurcha, sobre el resultado de un disco que tuvo su plus de brillo en el proceso de grabación, edición y mezcla, a cargo del Pablo Di Pecco. “Es muy costoso reflejar el audio que uno quiere, volcarlo en un disco, y escucharlo como si fuese un ensayo producido... Eso fue lo que nos pasó”, agrega el baterista.

–Por más talentoso, creativo o inspirado que sea el músico, si no cuida el sonido, se pierde gran parte del resto.

L. E.: –El problema es que quedás en manos de alguien que es un técnico. Vos podés saber lo que querés, pero si el otro no te interpreta, bueno, fuiste.

Cristian Judurcha: –Si el técnico se pone a laburar con vos desde un lugar no de ser el protagonista sino de abrir el juego, tenés el problema resuelto.

–¿Nunca se les ocurrió ponerle un nombre específico al trío, o siempre estuvo bien así?

L. E.: –Habíamos arrancado con un nombre, pero después no sé... O sí sé. Ese nombre lo había puesto un manager que no está más, y no queríamos tener ningún problema. Estaría bueno producir un nombre; capaz que queda E. M. J.

–La pregunta es porque el grupo lleva seis años tocando, ya tiene dos discos, y la juntada, obvio, dista mucho de ser algo efímero o coyuntural.

M. R.: –Es que lo pensamos en un momento en el que ni se nos pasaba por la cabeza que íbamos a durar seis años. Era más fácil, para tres músicos que tienen una trayectoria de años, poner los apellidos. Era más lógico. Después fue pasando el tiempo y no nos dimos cuenta.

–¿Hay algo de lo que no se haya hablado aún?

C. J.: –En las notas periodísticas uno siempre cuenta lo que le pasa, y le pone algún plus de energía para contar lo que está buenísimo. Pero a veces está bueno contar lo contrario (risas).

–¿Por ejemplo?

C. J.: –De las dos sesiones que tuvimos, la primera fui como medio chocado y me encontré así como “muchachos, necesito otra oportunidad” (risas). Por suerte tuve repechaje e hicimos cosas muy lindas como “Lilu”, que Lito le dedica a su hija. Para mí, cada tema tiene su cuestión, su pro y su contra a la hora de grabar, y por eso no hay que subestimar para llegar a un final feliz.

L. E.: –Yo anclaría en “González”. Es un tema muy entrañable al que dirigí mi cabeza con todo, porque el Negro me parecía un tipo muy valorable, por el trabajo que hizo para el under y la música de jazz. Era un tipo que mezclaba a todas las generaciones de músicos y eso hace que vos aprendas, y que la gente nueva se pueda acercar a la más experimentada. Es muy importante eso. No era como el grueso de los dueños de los boliches, que ven en el músico tantas entradas, y listo.

–¿Qué pasó con Power Trío al final?

L. E.: –Quedamos atrapados en un problema que hubo entre Sony y Calle Angosta, el sello de San Luis que lo editó. Salió un mes, y luego desapareció. Y ni siquiera nos quieren dar el master, una locura que, por suerte, se puede revertir con esto de seguir tocando, y versionar los temas. Pero insisto: es una locura que ni siquiera podamos “comprar” nuestro propio disco...

Compartir: 

Twitter

Lito Epumer (guitarra), Christian Judurcha (batería) y Machi Rufino (bajo), tres puntales de un sonido poderoso.
Imagen: Sandra Cartasso
 
CULTURA Y ESPECTáCULOS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.