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Lunes, 1 de septiembre de 2014

MUSICA › CAROLIN WIDMANN REGRESA PARA TOCAR JUNTO A LA ORQUESTA FILARMóNICA DE DRESDEN

“Hago sólo lo que es necesario”

La violinista alemana, “especialista” en obras actuales, interpretará, sin embargo, en el marco del ciclo del Mozarteum Argentino, dos pilares en la tradición del repertorio: los conciertos en Re mayor de Ludwig van Beethoven y en Mi menor de Felix Mendelssohn.

 Por Diego Fischerman

Hace tres años tuvo una actuación deslumbrante en Buenos Aires, dentro del ciclo de conciertos de música contemporánea del Teatro San Martín, interpretando obras de Wolfgang Rihm y Luciano Berio. Sus discos, parte del selectísimo catálogo de música de tradición académica del sello ECM, han sido galardonados en numerosas oportunidades, comenzando por el Premio de la Crítica otorgado por la Asociación de Críticos Alemanes, que ganó con su debut, Reflections, de 2006, dedicado a obras para violín solo de Pierre Boulez, Salvatore Sciarrino y Eugène Ysaÿe. El último, de 2013, está consagrado a la monumental Violín y orquesta de Morton Feldman. Podría pensarse a la notable violinista alemana Carolin Widmann como una “especialista” en obras actuales. Sin embargo, nada más alejado de la idea de “especialismo” que su manera de entender la música. Y, de hecho, ahora regresa para tocar, junto a la Orquesta Filarmónica de Dresden, dos pilares en la tradición del repertorio: los conciertos en Re mayor de Ludwig van Beethoven y en Mi menor de Felix Mendelssohn.

Tanto en sus versiones de obras escritas a partir del siglo XX como en sus registros de Schubert o Schumann –y en particular en piezas de descarnada poesía como la de Feldman– se percibe un lirismo singular. Y ésa es, en efecto, una palabra que une, para ella, las músicas más diversas. “Toda gran música establece un lenguaje, y en todo lenguaje lo lírico resulta fundamental”, dice en diálogo con Página/12. “Es un error pensar lo contemporáneo como analítico y sin emoción, en contraposición a las músicas de los siglos anteriores. Beethoven es absolutamente analítico; su material en el Concierto es sencillísimo y va poco a poco exprimiéndolo de todas las maneras posibles. Es casi minimalista. Y sin embargo, está lleno de emoción. Lo mismo sucede con muchas músicas actuales. Lo analítico, la profundidad del trabajo con el lenguaje, no niega lo emotivo, ni la posibilidad comunicativa de la música.” Los dos conciertos en que actuará en esta ciudad, hoy y mañana, ambos pertenecientes al ciclo del Mozarteum Argentino, serán dirigidos por Michael Sanderling. La obra de fondo, en ambos casos, será la Sinfonía Nº 1 de Johannes Brahms; pero hoy, en que Widmann tocará la obra de Beethoven, el concierto se completará con la Pequeña Suite de Witold Lutoslawski; mientras que mañana, junto a Mendelssohn y Brahms, sonará la pieza Con brío - Obertura de concierto, de Jörg Widmann.

“No hay una división entre músicas antiguas y contemporáneas”, opina Widmann. “No es distinta la manera en que uno se acerca a las obras. O, en todo caso, siempre es distinta para cada pieza, en donde uno busca encontrar el ritmo, el lenguaje de cada época. Sólo cambian los lenguajes, pero no cambia el lirismo ni la belleza.” En relación con las dos obras que interpretará, reflexiona: “Son casi opuestas, en algún sentido. La de Beethoven está escrita casi en contra de la tradición del género. La idea de solista y acompañamiento está totalmente subvertida. De hecho, mucho de lo más importante es planteado y desarrollado por la orquesta. Hay momentos en que el violín acompaña, en lugar de ser el solista. Es una especie de manifiesto democrático. El protagonismo circula permanentemente entre las distintas voces. El Concierto en Mi menor de Mendelssohn, en cambio, podría pensarse que es la cristalización de la idea del verdadero y auténtico concierto, con un solista inspirado y cantante y lleno de la energía de la juventud”. Intérprete reflexiva y nombre fundamental en la renovación del mundo actual de los conciertos y grabaciones, Widmann es consciente de la crisis del disco actual, pero se siente, no obstante, “optimista”. Piensa que “aunque aún sea difícil saber para qué lado irán las cosas, uno puede ser optimista. La cultura humana jamás se paralizó antes los avances tecnológicos. Todo lo contrario. Y nada hace pensar que esta vez vaya a ser distinto. Mientras tanto, si bien en Internet está todo y todo el tiempo, uno puede buscar la manera de hacer discos que no se parezcan a lo que ya está, que ofrezcan algo distinto. Y mi elección personal, en lo musical, es hacer sólo cosas que estén cerca de mi corazón. Sólo lo que es necesario”.

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“No hay una división entre músicas antiguas y contemporáneas”, opina Widmann.
 
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