Antes de que Miranda! se suba hoy a las 21 al escenario de Niceto Club, Lolo Fuentes ofrecerá en el CCBA su primer show solista. Y es que después de aguantar durante un largo tiempo, la relación entre el guitarrista devenido cantautor y sus ahora ex compañeros se hizo insostenible, lo que provocó su salida de la banda de pop antes de que éstos entraran a grabar disco nuevo, Safari. “Tanto él como los que queremos que siga la banda teníamos ganas de hacer cosas distintas, por lo que su salida, si bien fue dramática, se convirtió en una solución para nosotros”, despacha Ale Sergi, frontman del hoy trío, en el living de su estudio del barrio de Chacarita, acompañado por la cantante Juliana Gattas y el bajista Nicolás “Monoto” Grimaldi. “Su ausencia no la notamos durante la realización de Safari porque nunca compuso y porque, honestamente, tampoco es que grababa tanto. Si bien desde nuestro primer álbum grabé guitarras, en esta ocasión me afiancé más en ese rol. Así que no hubo mucho que reemplazar. Su aporte sólo era fundamental en los recitales, a causa de su presencia escénica.”

Ale Sergi: –Queremos grabar todas las veces que podamos, así como pensar que cada disco lo vamos a incorporar al repertorio del show en vivo. Tratamos de tener canciones que sigan engordando nuestra lista de temas populares para presentarnos en un montón de festivales en los que no participábamos. En una época sólo tocábamos en discotecas, recitales propios y encuentros de rock masivos, pero de un tiempo para acá comenzamos a hacer festivales populares y fiestas regionales. Así como tocamos con Muse en el Personal Fest, una semana después compartimos escenario con el Chaqueño Palavecino en Mar del Plata. Eso no nos pasaba antes, y nos gustó. Nos dimos cuenta de que, si bien podemos ser un grupo de ghetto, también somos capaces de actuar para la familia.

Monoto: –De otra forma, no tendríamos acceso a las provincias, porque en el norte del país no hay tantas discotecas. Es un circuito enorme y compartís escenario con gente como Axel, la Sole, Coti o Piñón Fijo.

Juliana Gattas: –Si vos buscás la psicodelia, está en todos lados. Es como cuando querés hacerte el artista haciendo un huevo frito. Si tenemos ese ánimo y ese deseo, lo podemos hacer en todas partes.

J. G.: –Esa es nuestra visión artística de la masividad: que con una foto junto a Piñón se nos abra un universo psicodélico. Aprovechamos esas experiencias. Y nos da el oficio de tocar constantemente, que alimenta mucho al artista y te genera un kilometraje mental. Safari está impregnado de esa esencia de salir y presentarte, porque lo hicimos en nuestro estudio porque teníamos mucho trabajo. Al volver de cada show, la energía que recibíamos la volcamos en el disco. Queda esa esencia popular y ecléctica.

A. S.: –No nos preocupa que nos entiendan, sino que las canciones lleguen. Es hasta bastante razonable que no lo hagan porque solemos ser incoherentes. Muchas veces nos dejamos llevar por impulsos. Luego de que vi cómo los discriminaban en los premios Gardel, me acerqué a los chicos de Agapornis y les dije que deseaba grabar con ellos. Quiero romper las bolas, no tengo ganas de que todo el mundo esté contento con el asunto. Me gusta que la gente del rock no termine de comprender. Además, encuentro más abierta a la masa. Me aterra que la vanguardia, la novedad y la apertura, los nichos de donde nosotros provenimos, sean tan prejuiciosos. Es cierto que para esa gente para la que antes éramos un grupo de putos, como que se acostumbró después de todos estos años.

A. S.: –Si estuviéramos preocupados por demostrar lo que somos, sería una amargura. Nosotros no elegimos nuestro público. Antes nos venían a ver niños como si fuéramos Panam... ¿y qué le íbamos a hacer? Estamos abiertos a que vengan todos y que nos interpreten como quieran. Estoy convencido de que la verdad caerá por su propio peso.

A. S.: –Las sacamos porque en el momento en el que está el grupo queríamos aportar al repertorio de nuestros shows canciones de tono más bailable. Esta vez quisimos hacer un disco en que los diez temas fueran singles o, a partir de nuestra experiencia reciente con esos festivales de los que hablábamos, empujaran el show en vivo. Así que veníamos con esa energía. No quisimos hacer ninguna rareza.

A. S.: –En verdad, no es uno de los más evidente que compuse, pero la historia se hizo pública. Cuento las cosas que me pasan desde el primer disco, pero mi intención es que la gente escuche mis sensaciones y sienta parecido. Cuando hice ese tema, así como otros, pensé: “Esto va a cambiar porque ahora se va a saber más de mi vida”. ¿Pero qué tengo que hacer, escribir más herméticamente? Debido a que no puedo borrar el pasado, voy a seguir escribiendo igual. Para mí, todo es una gran canción. Empecé a escribir mi diario íntimo y gracias a ese camino este disco es más reflexivo en lo lírico. Mira bastante hacia atrás y hacia adentro. Con el tiempo empecé terapia y comencé a pensar otras cosas. Me estoy viendo diferente como persona. Estuve muy abocado al trabajo y descuidé mi aspecto social. Y estoy tratando de recuperarlo. La música que hacemos irá cambiando en tanto y cuanto cambie yo.

A. S.: –Hay una inquietud por tratar de reflejar cosas. Si bien se dice que un artista debe ser la voz del pueblo, nosotros tratamos de ser la alegría del pueblo. No te digo que no me gustaría, pero no me sale. No sé cómo encararlo por el tipo de música, por mi tipo de voz. Pero la inquietud está.