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Sábado, 18 de abril de 2015

MUSICA

“No puedo pensar siempre en componer”

El cantautor vasco Fito Cabrales es de las figuras más populares del rock español y ésta es su segunda visita a Buenos Aires, tras el concierto junto a Andrés Calamaro en 2007. Acaba de abrir los shows de No Te Va Gustar en Vélez, pero ahora juega de local.

El buen sabor que dejaron las presentaciones de Fito & Fitipaldis en cancha de Vélez el fin de semana pasado, como acto soporte de los uruguayos No Te Va Gustar, seguramente influyó para que el grupo de rock español sumara una nueva función hoy a las 21 en el Teatro Vorterix (Lacroze 3455), tras agotar las localidades de su show de anoche en ese lugar. “Nos sentimos bien recibidos, lo que se agradece un montón –manifiesta Fito Cabrales, líder de la agrupación vasca, así como una de las figuras más populares de la escena musical de la nación europea–. Hasta ahora tuvimos una incursión en Buenos Aires, cuando vinimos con Andrés Calamaro, y eso creó expectación por volver.”

Si bien su primera actuación en la capital argentina –en diciembre de 2007, a manera de corolario de la gira “Dos son multitud”, que realizó junto a Calamaro ese año en España–, le permitió a Cabrales introducirse ante un público que no lo conocía, en esta ocasión el cantautor de 48 años y los suyos vuelven con ganas de jugar de locales y con nuevo álbum de estudio, Huyendo conmigo de mí (2014), que representa su retorno a las bateas tras cinco años de silencio. “Es el tiempo que necesito entre un disco y otro –justifica el cantautor–. No quiero decir que trabaje menos o más que nadie, sino que en la labor de composición también es importante no hacer nada. Eso es difícil de explicar, así como que la gente lo entienda sin llamarte vago. No puedo estar todo el tiempo pensando en hacer canciones.”

–¿Y a qué se dedica en ese ínterin?

–Compongo, pero eso no significa que el resultado de ese proceso creativo tenga que ser parte de un disco. Tengo derecho a hacer canciones sólo por el hecho de que es divertido. Hasta ahora ha funcionado así: hasta que no estoy convencido de que esos temas reflejan lo que creo que en ese momento soy, no me meto en un estudio.

–Huyendo conmigo de mí fue compuesto mientras dejaba las drogas y el alcohol. ¿Cómo influyó ese proceso de recambio en las canciones?

–Mucho tuvo que ver. Me lo pasé muy bien con las drogas y con las bebidas, al igual que el resto de los rockeros, pero sobre todo como buena parte de los jóvenes. Aunque en mi caso me costó trabajo darme cuenta de las cosas que me sentaban mal. Lo que antes me venía bien era un inconveniente que no me dejaba hacer mi trabajo ni mi vida. Cuando algo se convierte en una dependencia y no acarrea más que problemas, ya no te está ayudando. La edad permite darte cuenta de que tienes que funcionar de otra forma. Y este disco, al tener ausencia de drogas, las ideas un poco más despejadas y más capacidad de trabajo, refleja eso.

–A contramano de los artistas que apuestan por la renovación, el éxito de su más reciente disco reside en que continúa reivindicando las raíces del rock. ¿Le sorprende que, en medio de la sobredosis de nuevas tendencias de esta época, ese respeto por la tradición que profesa lo convirtiera en un fenómeno de ventas en España?

–Llevo años haciendo discos y eso el rock lo toma en cuenta. Lo que no debo hacer es cagarla. Siempre te pueden decir: “Me gustaba el anterior” o “El primero era bueno”, pero mientras hagas un buen trabajo, a pesar de que eso sea discutible, la gente lo va a respetar y te apoyará. Por eso funcionamos las bandas que tenemos mucho tiempo tocando, porque gozamos del respaldo real: el del público que acude a tus conciertos y compra tus discos. Si bien no los conoces, es la familia. El rock and roll es así, y ése es su mayor tesoro.

–Ahora que se cumplen treinta y cinco años de la fundación de Platero y Tú, muchos fans esperan que se sume a la celebración. ¿Le parece odioso que no acepten su presente?

–Todo lo contrario. ¡Cómo no voy a estar contento de que a otras generaciones les sigan interesando esos discos de Platero y Tú! Para mí los Fitipaldis es el proyecto de mi vida, en el que estoy inmerso, pero en la parte más profunda de mi alma estará siempre Platero porque fue la banda que me dio todo. Ese proyecto nos metió en el círculo del rock cuando éramos jóvenes, y de repente nos vimos grabando discos y girando. Fue la agrupación que nos orientó, que nos dio a conocer, y que nos permitió entrar en contacto con los grandes músicos de nuestro país.

–A propósito de España, ¿cómo se ve desde Bilbao la actual situación social y política que atraviesa?

–Supongo que se ve igual a como se debe ver en la Argentina. La globalización no te permite tantos diferentes puntos de vista. Uno puede ser materialista o no, pero en el fondo las carencias y desigualdades son las mismas. Lo que vemos en Grecia nos parece lejano, aunque la crisis nos acercó. Lo injusto no conoce fronteras.

–La película Ocho apellidos vascos fue tan exitosa que ya se prepara su secuela. ¿La vio? ¿Se sintió identificado?

–Los vascos tenemos fama de ser brutos, y de estar comiendo y bebiendo todo el tiempo. Y esta película maneja bien esos estereotipos, resaltando ese carácter de nuestra tierra: a medio camino entre la montaña y el mar. Jugamos con eso, pero a favor.

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Cabrales compuso su último disco mientras dejaba las drogas y el alcohol.
 
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