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Sábado, 19 de marzo de 2016

MUSICA › EMPIEZA HOY EL XI FESTIVAL CAMBALACHE

“Proponemos un cruce de lenguajes”

Hasta el 27 de marzo, bailarines y coreógrafos explorarán los límites y las posibilidades de encuentro entre el tango, la danza y el teatro. Este año con poco apoyo oficial, la cita será en la Casa Nacional del Bicentenario, como sede principal, con entrada gratuita.

 Por Andrés Valenzuela

“Lo nuestro quizás es una testarudez muy grande de seguir desarrollando algo que no es el tango tradicional, ni el folklórico, ni el for export”, plantea José Garófalo, uno de los directores del XI Festival Cambalache, dedicado a los recorridos del 2x4 con la danza y el teatro. El encuentro se desarrollará desde hoy hasta el 27 de marzo con la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985) como sede principal y con entrada gratuita. Allí participarán numerosos bailarines y coreógrafos que exploran los límites y posibilidades del género. “Proponemos un entrecruzamiento de lenguajes que tienen más que ver con el arte contemporáneo”, afina la definición el bailarín, coreógrafo y artista plástico. “Estamos en 2016 y el tango evolucionó ya durante un siglo y medio”, dispara. Le interesa, explica, involucrar al género con una reflexión sobre la puesta en escena, con la dramaturgia, algo que se manifiesta especialmente en el festival. “Por eso este año propusimos más mesas redondas, charlas informales donde los mismos exponentes puedan mostrar algo de lo que hacen o de su búsqueda actual”.

Garófalo insiste en el concepto de “dramaturgia” a la hora de pensar las nuevas formas expresivas del tango más allá de la milonga y del cena-tango-show para turistas. “Hace 15 años charlas como estas eran imposibles, no había nada o sólo eran esfuerzos aislados”, señala. “Cambalache sale de la necesidad de los artistas, entre quienes me incluyo, de gestionar espacios propios para desarrollar obras”, recuerda. Por entonces, cuenta, las primeras intenciones estuvieron vinculadas al clown o al varieté, y las únicas obras largas que había contaban la historia del tango. “Hoy hay un montón de proyectos y gente presentando obras con un desarrollo conceptual donde uno puede decir ‘esto está adentro del género, afuera, en el borde, nos caímos al abismo’, lo que sea, pero podemos charlar de esas cosas”.

Este movimiento, sin embargo, sigue ocurriendo en el ámbito independiente. Dentro del circuito comercial, la cosa está peliaguda. “Me acuerdo de cuando (Miguel Angel) Zotto hizo Tangox2, con Milena Plebs, por el placer de hacerlo en Buenos Aires, porque sabían que perdían plata”, apunta. “Y era un espectáculo comercial, valorizado porque renovó la escena después de Tango Argentino, y que estéticamente estaba bien hecho, y que era comercial y popular en ese sentido. ¿Qué queda para las producciones independientes?”

Para el crecimiento del sector, considera, es fundamental un apoyo institucional de parte del Estado, tanto para producir como para difundir la actividad y sostener la gratuidad de emprendimientos como Cambalache. “Si la gente no conoce, ¿cómo vas a hacer que pague por conocer algo?”, pregunta. Este apoyo es cada día más esquivo. Para esta edición el Festival Cambalache sólo encontró eco en la dirección de la Casa del Bicentenario y nada más. Para agravar el panorama, el festival reclama por la continuidad del programa Tango de mis amores, del Ministerio de Cultura de la Nación.

Para la gente de Cambalache, el vaciamiento de Tango de mis Amores es especialmente grave. “Con ellos por primera vez nos encontramos con que había un grupo de personas dentro del Ministerio que le daban bola a un festival independiente, con el apoyo que nosotros necesitábamos”, explica. “Hoy el programa está desarticulado, echaron gente y están reclamando el reingreso de esas personas que quedaron fuera, pero lo cierto es que si trabajás en un programa y no tenés presupuesto, por más buena voluntad que tengas...” En ese contexto llegó al rescate del encuentro la Casa del Bicentenario, que hasta el año pasado albergaba sobre todo la pata audiovisual del Festival y que ahora cobijará casi todas sus actividades. “Otros lugares capaz ni tenían director, entonces se complicaba el armado”.

Garófalo es muy crítico de la falta de apoyo estatal al tango. “Si la industria tanguera, que tiene en Buenos Aires su meca, no tiene apoyo institucional, es muy difícil que se generen propuestas nuevas”, reclama. “Ahora coincidimos con el CITA, que lo organiza Fabián Salas hace 18 años, es un emprendimiento netamente comercial que trae gente del exterior y eso también debería ser apoyado, no necesariamente en lo económico, pero sí como algo que se hace acá, atrae dinero, genera puestos de laburo”.

“Imaginate que lo único que apoya la Ciudad es el Mundial y los campeones ganan 20.000 pesos. ¡Es un chiste! 10.000 pesos para cada uno, descontá lo que salen los zapatos, la ropa, lo que vale entrenar, una sala de ensayo, más el tiempo, y además sabemos que las giras del Mundial están bajovaluadas y estás un año obligado a girar por un precio bajo”.

Uno de los puntos álgidos del Festival estará en la mesa dedicada al tango y la política, que coincidirá además con la conmemoración del último golpe de Estado cívicomilitar. El 24, tras esa charla, la organización convoca a unirse a la tradicional marcha de las organizaciones sociales y los partidos. “Siempre me interesó, formé parte de Tango Protesta, todas mis producciones tuvieron que ver con la política desde el lugar narrativo”, reconoce Garófalo. “Me parece que escindir el tango de la realidad social argentina y política es mirar para otro lado porque justamente nosotros la manera de contar que tenemos es con el tango. Y si con el tango no podemos contar lo que sucede a nivel social, estamos cagados”.

“El año pasado la charla fue un éxito, todo el mundo quería estar, pero este año llamamos a todas las autoridades de la cultura de Buenos Aires que tuvieran que ver con el tango y nadie contestó o decían, mucho tiempo después, que estaban de vacaciones o que no podían”, revela el director del encuentro. “Así que será un tema que también tocaremos, porque es raro que nadie que asumió quiera estar en una charla de un festival que saben necesario. Pero bueno, de la misma manera que no atendieron para habilitar un espacio, o al menos para decir ‘en este momento no estamos en condiciones de ofrecer nada’, que también sería una respuesta válida si se están organizados, no: ni contestan el teléfono. Eso habla de algo, ¿no?”

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José Garófalo, uno de los directores del XI Festival Cambalache.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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