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Miércoles, 14 de febrero de 2007

MUSICA › FESTIVAL DE PEÑAS DE VILLA MARIA

El rock, una pasión criolla

Tocaron Divididos, León Gieco, Los Tipitos, Javier Calamaro y los locales Mr. Mojo, pero el que se llevó todos los laureles junto a los músicos fue Roberto Pettinato en su rol de conductor.

 Por Karina Micheletto
Desde Villa Maria

El Festival de Peñas de Villa María logró hacer de la heterogeneidad musical de su programación (eso que algunos llaman “eclecticismo”, y otros, más gráficos, “ensalada”) su marca distintiva. Y así como este coqueto anfiteatro ya reunió en una misma fecha a Fito Páez, Jorge Rojas, Los Wawancó y Soledad Pastorutti (e hizo que el mismo público pareciera fan de toda la vida de cada uno de ellos), la noche del lunes pasado se centró en la ensalada del rock and roll actual. Divididos, León Gieco, Los Tipitos, Javier Calamaro y los locales Mr. Mojo (ahijados artísticos del hombre de Cañada Rosquín) mostraron lo que hoy se entiende por rock desde distintos puntos de partida. Pero el que se llevó los laureles junto a los músicos fue Roberto Pettinato en su rol de conductor, definitivamente un showman a la americana, capaz de adaptar su rutina a una aburrida entrega de premios o a un extraño festival de provincia. De paso, el Festival de Villa María logró el reencuentro de Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Roberto Pe-ttinato en una versión de “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo; y también sumó el saxo de Pe-ttinato al sonido de Gieco, como invitado en “La rata Laly”.

“Aquí... Villa María”, arrancó Pettinato, emulando en broma al “Aquí Cosquín” del folklore. Enseguida explicó los motivos de su presencia: “No estaba programado yo, primero pensaron en otros. Iban a traer a Julio Mahárbiz, pero no aceptó porque no era un domingo; después pensaron en Silvia Suller, pero ya empezó el Clausura...”. Después adelantó algunas de las posibles sorpresas de la noche: “Van a venir los chicos de Gran Hermano. Va a venir Angelina Jolie, a adoptarte a vos (apuntando a un morochito del público). ¡Y no la puedo nombrar, pero también va a venir!”. La muchachada local entendió enseguida el guiño, y lo festejó: Karina “Olga” Jelinek es villamariense, y tiene entablado un juicio –que anunció como “millonario en dólares”– a Pe-ttinato y Diego Gvirtz, por las gastadas de Duro de domar.

Tras el primer pequeño show de la noche (lo de Pettinato fue entendido por todos como una más de las atracciones de la grilla) la noche de rock de Villa María arrancó con Divididos. La aplanadora del rock and roll llegó con baterista histórico, Jorge Araujo, en reemplazo de Catriel Ciavarella, con brazo lesionado. “Si no fuera por Magoo estaríamos en nuestras casas, mirando la tele”, agradeció Mollo durante el show. Tras arrancar con “Paraguay” pegado a “Elefantes en Europa”, la banda hizo lo de siempre. “Yo sé que ésta es más zona de maní y soja, pero hoy voy a tocar con una zanahoria”, anunció Mollo antes de meterse con la introducción del hendrixiano “Voodoo Chile”, y castigar la guitarra con zanahoria, dientes y zapatilla. Siguieron añosos súper hits como “Azulejo”, “Qué tal”, “El 38” o “Aladelta”, y al final Mollo presentó a “un fucking amigo”, Pettinato con su saxo tenor.

Si resultó extraño ver a Divididos tocar en un escenario preparado para ser “el Viña del Mar argentino” (y, por lo tanto, recargado de luces multicolores y de ambientación kitsch), debajo, en las populares formadas una vez levantadas todas las plateas vip de noches anteriores, se comprobó que el pogo del que disfrutan los seguidores de Divididos, con círculo en el medio a la vieja usanza, se mantiene igual en cualquier lugar y circunstancia. Cuando terminó su actuación, Mollo se escapó por el foso, volvió al escenario para abrazar a Pettinato, pero ni se molestó en recibir el premio que este festival les entrega formalmente a todas las figuras que pasan por aquí. “Ahí dejé el premio, che”, lo retó Pettinato, ya como conductor. “Aprovechá ahora, acordate lo que pasaba con Sumo: cada vez que íbamos a recibir un premio aparecía Virus, o Los Twist, o Soda Stereo. O Luca se moría...”

Después pasaron Javier Calamaro (“Después del finado Pa-ppo, la voz más grave y más chota que ha quedado”, lo presentó amistosamente Pettinato), Los Tipitos, Mr. Mojo, una banda integrada por músicos de Villa María y Rosario, fogoneada por León Gieco, que siempre los invita a actuar con él. El cierre fue con Gieco, con su show impecable, calibrado entre viejos y nuevos éxitos, y acompañados por imágenes de video que recuerdan la historia de nuestro país y de la música. Igual que mostró en sus shows de Buenos Aires para la presentación de Quince años de mí, Gieco trajo imágenes de Onganía, El Cordobazo, Perón, Montoneros, ERP y Far, Trelew o Ezeiza, para acompañar un bloque de canciones de los ’70, entre ellas “La mamá de Jimmy”, en un homenaje a los 35 años de PorSuiGieco. Presentado por Pettinato como “el comandante Gieco”, León mostró por qué fue anunciado como “uno de los tipos que nos enseñaron a pensar y a sobrevivir con canciones”. La noche rockera de Villa María incluyó un anuncio importante, el de la presentación de Los Piojos en este mismo escenario, el próximo 31 de marzo, en el único show del grupo anunciado en el año además del de River.

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Pettinato se sumó a Divididos para hacer “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo.
 
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