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Lunes, 10 de octubre de 2005

MUSICA › MEGADETH CERRO LA NOCHE HEAVY DEL PEPSI MUSIC

Sinfonía del colorado

La banda de Dave Mustaine enloqueció a los 23 mil fans que llegaron hasta Obras Sanitarias. Antes habían actuado, entre otros, Almafuerte, Carajo, A.N.I.M.A.L., Apocalyptica y Vitico.

El escenario flanqueado por dos hileras de equipos Marshall, en el medio la batería montada sobre una especie de jaula y el doble bombo intimidante daban la idea de que algo pesado se venía: lo que llegó fue Megadeth, que arrasó con todo y dejó a 23 mil fans exhaustos de tanto agitar sus cabezas. La banda liderada por Dave Mustaine (a esta altura, casi un “solista” legendario rodeado por grandes músicos de heavy metal) cerró anoche la tercera jornada del Pepsi Music, de la que participaron además Almafuerte, A.N.I.M.A.L., Carajo, Apocalyptica y Vitico, entre otros. Una noche en la que los metaleros coparon la parada, con la figura de Pappo sobrevolando la mente de muchos, arriba y abajo del escenario.
Hace 25 años las tribus metaleras patentaron, más allá de su fidelidad a la causa y su espíritu de cuerpo, el estigma de la violencia en los recitales. Muchas veces por prejuicios ajenos, a veces por errores propios, la sensación de “peligrosidad” venía en el paquete heavy. Si algo quedó claro en el Pepsi Music es que aquella idea prescribió. La noche pesada del festival se caracterizó por una extraña armonía entre los numerosos estilos y sub-géneros que se cruzan, atomizados, en el mapa urbano de lo que alguna vez fue el “movimiento heavy”. Un detalle estético los hermanaba: las remeras negras, un dogma que el posmodernismo metálico no ha conseguido desterrar. La “unión del metal” se verificó por ejemplo con la convivencia pacífica de los fans de Almafuerte y A.N.I.M.A.L. (se vio a seguidores con remeras de Almafuerte hacer pogo con A.N.I.M.A.L. y viceversa), presuntamente irreconciliables.
Casi todos (menos Megadeth, claro) recordaron a Pappo. Vitico (el más ligado al Carpo, por haber integrado Riff) tocó Mal romance, Ruedas de metal y Mucho por hacer; Ricardo Iorio, el inefable líder de Almafuerte, se definió como “reencarnacionista” y cantó entonces Del más allá, mientras se veía una foto de Pappo en la pantalla. Carajo intercaló en su set una parte de Pantalla del mundo nuevo, otro clásico de Riff.
La sorpresa, para algunos, fue Apocalyptica, de Finlandia: tres violoncellos para una extraña y muy original manera de concebir el heavy metal. Escuchar en ese contexto Enter sandman, el hit de Metallica, resultó un hallazgo que cortó la hegemonía de las guitarras distorsionadas.
La mayoría del público, por supuesto, estaba esperando a Megadeth, que es local en la Argentina desde hace un buen rato. Inclusive Mustaine ya conoce algunos modismos porteños. Antes de tocar el arrasador A tout le monde, miró al público y les dijo: “Son grossos”. En Trust cantó una estrofa entera en castellano y subrayó que hacían por última vez I’ll be There, como “regalo” para los fans argentinos. La media hora final del show podría inscribirse en el top 5 de la épica metalera argentina, con un previsible pico en Symphony of destruction, cuyo riff despertó en la gente, como siempre, el más insobornable testimonio de fanatismo: “Megadeth/Megadeth/aguante Megadeth”. El aguante de Megadeth está intacto.

Informe: Roque Casciero.

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Mustaine, líder carismático de Megadeth.
 
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