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Jueves, 13 de marzo de 2008

MUSICA › EL SHOW DEL BRITáNICO JARVIS COCKER EN LA TRASTIENDA

La voz más ácida de la gente común

En su primera y demorada visita a la Argentina, el ex líder de Pulp dejó de lado los hits que la mayoría de los fanáticos que llenaron el lugar habían ido a buscar, pero deleitó a todos con las muy buenas canciones del debut solista, algunos lados B y un par de covers para la sorpresa.

 Por Roque Casciero

Jarvis Cocker sale nuevamente al escenario de La Trastienda para encarar los bises de su primer concierto en Buenos Aires y los fans –que pagaron entre 200 y 410 pesos para estar ahí– deliran cuando él pregunta: “¿Quieren escuchar una de Pulp?”. Claro, ¿cómo no? Si así lo conoció la mayoría, como líder de la banda que le puso inteligencia, humor y mirada aguda al britpop. Entonces empiezan los pedidos: “Common people”, grita uno; “Dishes”, se escucha decir a una voz femenina. Pero no, Cocker canta una que no conocen todos. Y mientras los más acérrimos se preguntan qué lado B habrán omitido escuchar, el cantante se acomoda los anteojos culo de botella para mirar la letra de la canción en el piso. Es que Cocker, en realidad, hace un cover de un viejo tema que cantaba George Baker, “Little Green Bag”. “Les pido perdón –dice al final–, en realidad es un tema de Pulp... Fiction. Eso es lo que yo entiendo por broma, disculpen.” Más allá de su confusión (la canción está en la banda sonora de Perros de la calle, no en la de Tiempos violentos), la humorada es tomada con una sonrisa por los seguidores de Cocker, acostumbrados ya a la ironía y el sarcasmo de los que están imbuidas las letras de este nativo de Sheffield. Por eso el concierto breve y contundente tiene, además de las muy buenas canciones del debut solista Jarvis, algunos lados B y un par de covers, momentos que merecerían aparecer en Seinfeld, derroches de humor irreverente pero que no suenan a gastada al público. Es como si Cocker no pudiera evitar decir cosas como “perdón por no haber venido antes, es que les tengo desconfianza a los aviones, así que vine caminando”.

Suenan los primeros acordes de “Fat Children”, la canción en la que el poeta de la gente común británica asume la voz de la clase alta para mostrar toda su vacuidad, y ni siquiera hace falta que Cocker salga al escenario para que todos los fans entren en calor. Finalmente, ahí está él, con la pinta de siempre: alto, flaquísimo, con sus lentes pasados de cualquier moda, el mismo corte de pelo con melenita y raya al medio, saco marrón, camisa negra y ¡corbata tejida! bordó. En la mano lleva un racimo de uvas y arroja algunas al público. La canción sube la temperatura enseguida y “Don’t Let Him Waste Your Time” continúa con el pulso arriba. Y aunque no lleva más que unas horas en Buenos Aires, Cocker ya hizo sus averiguaciones: “Me enteré de que aquí se habla algo llamado lunfardo”, suelta. “Y quiero decirles que todos ustedes son muy piolas.” Para “Heavy Weather” se calza una acústica y en La Trastienda se desata un pogo inesperado. En “One Man Show”, en cambio, es Cocker el que se mueve por el escenario como un poseso, casi como si Nick Cave se pusiera a imitar a Mick Jagger. Termina tirado en el piso, desde donde se levanta diciendo: “Ya no estoy para esto, tengo 44 años, se me van a mover los implantes capilares”. Y enseguida se disculpa por su falta de profesionalismo: tiene que atarse los cordones.

“I Will Kill Again” es una burla a los cantantes pop que se encierran en sus torres de marfil, seguida palabra por palabra por media concurrencia. Eso no sucede, lógicamente, con la siguiente canción: “Girls Like It Too” es un estreno, que Cocker presenta explicando que es la historia de “un chabón que persigue a una mina”. Más adelante, después de las magníficas “Tonite” y “Big Julie” (dos de los momentos más altos de Jarvis), más lunfardo: “Ustedes van a decir que lo mío es puro chamuyo, pero yo les digo que no sean chapitas”. La canción que presenta es “Disney Time”, en la que le pega a la manipulación de las películas infantiles, por eso durante el crescendo de guitarras se arma con el cable del micrófono dos orejas tipo Dumbo. “Tarde o temprano, lo importante aparece”, canta Cocker en la tarantinesca “Big Stuff”, ya en el tramo final del concierto, en el que la banda (que incluye al bajista de Pulp, Steve Mackey) parece empeñada en no tomar prisioneros, incluso a costa de resignar sutileza. “Black Magic” continúa con el pulso alto, antes del cierre con “Cunts Are Still Running The World”, una especie de talking blues cuyo estribillo es el del título (“los pelotudos siguen manejando al mundo”. Para los bises, se vacía encima una botella de agua, hace el chistecito del “tema del Pulp”, asegura que no está limado y con una versión electrizante de “Purple Haze”, de Hendrix, cierra un concierto breve, divertido e inolvidable.

9-JARVIS COCKER

Músicos: Jarvis Cocker (voz y guitarra acústica), Steve Mackey (bajo), Martin Craft (guitarra), Leo Abrahams (guitarra), Simon Stafford (teclados), Ross Orton (batería).

Lugar: La Trastienda, 11 de marzo de 2008. Repitió anoche.

Público: 700 personas.

Duración: 70 minutos.

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Cocker brindó un concierto breve, divertido e inolvidable.
Imagen: Vera Rosemberg
 
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