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Miércoles, 9 de diciembre de 2015

LITERATURA › EDICIóN BILINGüE PARA EL PRIMER CUENTO PUBLICADO POR SAMUEL BECKETT

Relato inaugural del artista desgarrado

“Assumption”, que el narrador y dramaturgo irlandés escribió para una revista en 1929, llega por primera vez al castellano bajo el nombre de Asunción, el tercer título que lanza la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

 Por Silvina Friera

El germen de un pliegue esquivo. Un estallido, preludio de lo que vendrá. ¿Cómo es posible prolongar esa bella ambigüedad, la avidez por enredar los hilos con profusas disquisiciones que logran dinamitar cualquier atisbo o mueca torpe de trascendencia? “Podía haber gritado y podía no haberlo hecho.” La primera línea destila desasosiego y perplejidad al mejor estilo Samuel Beckett (1906-1989), otro protagonista sin nombre, solo en una habitación, que ejercía “su magnífico don de apaciguar el alboroto con susurros”. Resulta una extraña maravilla –una excepción, también– encontrar la potente densidad en los primeros textos de un escritor. “Como ocurre con todos los artistas, provocar el efecto deseado en los dientes de su público era lo menos difícil de su labor; había trabajado duro en la última media hora y nadie lo había visto; cada individuo en la órbita bajo su control había asimilado inconscientemente su larga cadena de gestos inspirados y lo aceptaban como algo normal y natural. No es suficiente con evitar la extensión de lo vulgar; el arte más excelso reduce su significado hasta alcanzar esa perfección inexplicable que nos hace estallar.” El silencio, el miedo, los susurros se expanden en “Assumption”, el primer cuento que Beckett publicó en una revista en 1929 –con ecos de Emanuel Swedenborg y de Honoré de Balzac– y que llega por primera vez al castellano en el libro Asunción (EUFyL), el tercer título que lanza la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), una edición bilingüe que incluye el original en inglés, con prólogo de Lucas Margarit y epílogo de James Donald O’Hara.

En el prólogo, Margarit recuerda que Beckett llegó a París en noviembre de 1928 con una beca de intercambio para tomar el puesto de lecteur en inglés en la École Normale Supérieure, que hasta entonces lo ocupaba Thomas MacGreevy, poeta y crítico irlandés, quien luego sería uno de los amigos más cercanos del autor de piezas teatrales como Esperando a Godot (1952) y Final de partida (1957) junto a la trilogía de novelas compuestas por Molloy (1951), Malone muere (1951) y El innombrable (1953). MacGreevy lo conectó con el grupo de escritores en lengua inglesa que estaban viviendo en París y se reunían en la librería Shakespeare and Company, de Sylvia Beach, en la Rîve Gauche, a la que concurrían Ezra Pound, Ernest Hemingway, Gertrude Stein y James Joyce, quien se convertirá en el escritor más cercano al joven Beckett y el más importante e influyente en ese período de su producción. El cuento “Asunción” se publica por primera vez en el número 16-17, en junio de 1929, de transition, “una de las revistas fundamentales para la promoción de la nueva escena literaria europea”, editada por Eugène Jolas. En ese mismo número se publicó el estudio “Dante...Bruno. Vico... Joyce”, en el que el narrador, dramaturgo, ensayista y poeta irlandés trata la naturaleza de la escritura, su materialidad en tanto acto de creación. “El relato retoma la preocupación del joven Beckett por la figura del creador mediante una visión irónica del artista. Siguiendo la figura del Stephen Dedalus del Portrait of the Artist as a Young Man de Joyce, ‘Asunción’ podría interpretarse como una reflexión acerca del artista angustiado frente a la experiencia de la creación”, plantea Margarit, docente e investigador en la cátedra de Literatura Inglesa de la UBA, autor de Samuel Beckett, Las huellas del vacío.

La notable traducción de Asunción es de José Francisco Fernández, profesor de Literatura Inglesa en la Universidad de Almería (España), traductor al castellano de dos novelas de Beckett: Sueño con mujeres que ni fu ni fa –junto con Miguel Martínez-Lage, publicada por Tusquets en 2011– y Mercier y Camier. “El miedo engendra miedo: empezó a albergar espanto al dolor inesperado, al sueño, a cualquier cosa que pudiera eliminar la inhibición involuntaria. Se drogó para poder dormir profunda y silenciosamente; apenas salía de su cuarto, apenas hablaba, negando incluso esa extraña transmutación hacia la inquieta quietud que cada vez más parecía rasgar todo su ser con la violencia de su esfuerzo”, advierte el narrador en tercera persona del relato, antes de que se acerque otro de los personajes: la Mujer, con mayúscula en su irrupción. “La soledad es una forma de poder acceder a esa realidad interior tal como se presenta en el episodio de las primeras páginas de la novela Murphy, cuando el protagonista se encierra en su ático y, atado con bufandas, reconoce su propia naturaleza. Los personajes beckettianos, entonces, se ven incapaces de escapar de las palabras que, en última instancia, los configuran como tales”, reflexiona Margarit y se pregunta si para el joven Beckett de 23 años la creación o a la figura del artista está directamente ligada al dolor y al sufrimiento. “Toda la historia no es más que la espera –otro de los temas centrales de su poética– en silencio de aquel ‘cielo incoloro’ que no se presenta jamás.”

El epílogo de J.D. O’Hara –uno de los estudiosos más destacados de la obra de Beckett– es uno de los pocos textos de la crítica beckettiana dedicados a este relato inaugural. “Contra todas las condiciones del sonido, ‘Asunción’ establece la luz, no la luz eléctrica encendida por la mujer en la habitación del hombre, que es una parodia, o incluso ‘la parábola de la luz de una bengala en pleno apogeo’, ‘esa perfección inexplicable que nos hace estallar’, sino ‘la luz de la eternidad en la que el hombre ansía ser ‘absorbido irremediablemente’”, explica O’Hara. La mujer que acaricia “los alborotados cabellos sin vida” es el cierre magnífico de una poética del desgarro al borde del grito.

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Samuel Beckett esboza en Asunción parte de la poética que lo haría mundialmente famoso.
 
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