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Miércoles, 11 de octubre de 2006

LITERATURA › EL PREMIO NOBEL EN LA CUENTA REGRESIVA

En el mundo de las letras, lo que impera son las apuestas

A 24 horas del premio, la danza de candidatos va de lo obvio al delirio. Los sitios de apuestas en la web sirven de termómetro.

 Por Silvina Friera

Las apuestas han comenzado, como una ronda sin fin, y casi todos los escritores del mundo suspiran por él. Como todos los años, en octubre, cuando se acerca la fecha del Premio Nobel de Literatura, que se anunciará mañana –según informó la Academia Sueca en Estocolmo–, los favoritos para el cotizado galardón sobran, y muchos forman parte del establishment de las especulaciones, como el periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski, los norteamericanos Philip Roth, Thomas Pynchon, Bob Dylan y Joyce Carol Oates, el poeta de origen sirio Adonis, el turco Orhan Pamuk y los a esta altura históricos candidatos latinoamericanos Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes. La Academia Sueca, con su sempiterna estrategia de mutismo total, se ha hecho famosa, especialmente en estos últimos años, por premiar a autores que ni siquiera el más osado de los pronosticadores de turno se animó a mencionar. “Lo único claro, explícito, es que la literatura de testimonio tiene el viento en popa”, dijo Jonas Axelsson, de Bonnier, una de las principales editoriales suecas. “A menudo pensamos que los escritores procedentes de diversas regiones devastadas por la guerra podrían ser galardonados”, añadió. Y, como todos los que hacen declaraciones a la prensa, argumentando sus preferencias, aseguró que este año el escritor israelí Amos Oz sería el ganador apropiado. Según este editor, la atribución del premio al húngaro Imre Kertész en 2002 y luego al sudafricano J. M. Coetzee en 2003 revelarían el interés de la Academia, y en particular el de su secretario perpetuo, Horace Engdahl, por esta “literatura que da testimonio de una realidad”.

Al igual que los otros Premios Nobel, el de Literatura está dotado de 10 millones de coronas suecas (aproximadamente 1,08 millones de euros). Para Axelsson –que por las dudas no juega todas sus fichas en Amos Oz–, el checo Milan Kundera y Philip Roth, un candidato fuerte citado desde hace años, también estarían bien posicionados. “Estoy seguro de que esos dos escritores han estado en la lista de los académicos”, afirmó. Stephen Farran-Lee, de la editorial Norstedts, opina que la estadounidense Joyce Carol Oates “es el autor norteamericano mejor situado” para obtener el Nobel. Sin embargo, plantea que el poeta sirio Adonis (seudónimo de Ali Ahmad Said Esber), y el turco Orhan Pamuk son los favoritos. También manifestó su deseo de que el japonés Haruki Murakami sea recompensado. En los últimos años, la Academia Sueca se volvió más imprevisible. “Uno tenía la sensación entonces –señaló Farran-Lee–, de que había una especie de orden establecido en función de los géneros, los continentes, los sexos, pero ahora todo eso es puro humo. El año pasado sorprendieron a todo el mundo con (el dramaturgo británico Harold) Pinter, estoy seguro de que pueden sorprendernos nuevamente”, advirtió el editor de Norstedts. Lo cierto es que este galardón ofrece una sorpresa tras otra, como ocurrió en 2005 con Pinter y antes con Kertész, en 2002; Coetzee, en 2003, y Elfriede Jelinek (Austria), en 2004.

Parte del mito del Nobel de Literatura consiste en afirmar que los académicos suecos escogen a los finalistas cuando la nieve comienza a fundirse con la primavera, y durante las vacaciones de verano se dedican a leer las obras de los afortunados que pasaron la primera ronda. Según Gunilla Sandin, responsable del Salón del Libro de Goeteborg, el más importante de Suecia, los académicos no toman en cuenta el sexo de los escritores. “Aunque no hay que basar su juicio literario sobre el sexo, ha llegado la hora de que una mujer tenga el premio”, señaló. Hay otros nombres que se mencionan con insistencia, como la argelina Assia Djebar y la británica Doris Lessing. En el sitio de apuestas en línea Ladbrokes.com, los apostadores dan a Orhan Pamuk ganador 3 a 1, frente a Adonis (4/1), Ryszard Kapuscinski (5/1), Joyce Carol Oates (6/1), Philip Roth (10/1) y, muy lejos de ellos, al norteamericano Bob Dylan (500/1). El premio más esperado en el mundillo literario (sólo dos de los elegidos lo rechazaron: el ruso Boris Pasternak, en 1958, y el francés Jean-Paul Sartre en 1964) derrama una aureola de prestigio sobre el afortunado ganador, aunque algunas veces haya sido una gloria temporal y no un pasaporte a la posteridad, como lo prueban los olvidables y olvidados Grazia Deledda (Italia), Peral S. Buck (Estados Unidos) y Jacinto Benavente (España).

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