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Martes, 16 de agosto de 2005

CINE › AFRICA INEDITA EN LA LUGONES

Un continente en busca de su imagen

18 films, entre ficciones y documentales, ponen en órbita al nuevo cine africano.

Siete films de ficción y once documentales, todos inéditos en la Argentina y pertenecientes a la producción más reciente y valiosa del cine africano, representado por sus autores más jóvenes y talentosos, entre ellos Abderrahmane Sissako, Flora Gomes, Jean-Marie Teno y Dumisani Phakathi. Esa es la propuesta del Festival del Cine Africano que arranca mañana en la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530) y que se extenderá hasta el miércoles 24 de agosto, organizado por el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio y la colaboración del Servicio de Acción Cultural de la Embajada de Francia.
Después de las respectivas independencias, cuando los africanos pudieron por fin utilizar las cámaras que hasta entonces se les prohibían, usaron las pantallas para apropiarse nuevamente de su espacio y su cultura. Se trataba de descolonizar también las mentes y el pensamiento. En vez de extraer de la tradición una definición estereotipada de ellos mismos, desarrollaron una visión contradictoria y se concentraron en las realidades sociales. Los cines de Africa negra se hicieron políticos no con eslóganes sino con una conciencia aguda del estado y del porvenir del continente.
Según el especialista Michel Amarger, “esta conciencia nunca los abandonaría. Dada la ausencia de industria, e incluso de tradición de cine, sólo personalidades destacadas pudieron realizar las primeras películas, a fuerza de determinación y apoyándose en fondos de cooperación”. Y ahora llega el recambio generacional, jóvenes cineastas que exploran nuevas vías, se atreven a filmar lo íntimo de la relación amorosa o los tragedias modernas y ponen en tela de juicio las ideas de los mayores. Para Amarger, “ello no les impide respetarlos, dado que Africa está en busca de sus propios valores. Pero lo hacen sin glorificar el pasado. En efecto, su búsqueda apasionada de independencia –tanto formal como financiera– sirve ante todo a su deseo de entender el mundo y de dar testimonio”.
Para Olivier Barlet, uno de los programadores del festival, “las películas reunidas en este ciclo se caracterizan por una voluntad de interrogar la realidad social y cultural de un modo íntimo, sin efectismos, recurriendo a una nueva escritura cinematográfica. Más allá de la búsqueda de identidad y de la desilusión que han caracterizado los decenios de la postindependencia, estas obras expresan un intento de redefinición del cine africano: reivindicando su pluralidad (no hay una sino muchas Africa) pero dando cuenta de su singularidad, que incluye los estigmas dejados por la colonización”.
Mañana abre el fuego Abouna (Senegal, 2002), una ficción de Mahamat-Saleh Haroun, que participó de la Quincena de los Realizadores de Cannes. Paralelamente se exhibirán dos documentales: Cuentos crueles de la guerra (Congo-Brazzaville, 2002), donde la directora Ibéa Atondi sigue los pasos de un miliciano Cobra destruido por el alcohol y la droga; y Polvo de la ciudad (Senegal, 2001), en el cual el realizador Moussa Touré filma a un grupo de niños en sus vagabundeos por la ciudad y los reintegra a sus familias, para revelar el estado de la sociedad congolesa.
El jueves va Esperando la felicidad (Mauritania, 2002), de Abderrahmane Sissako, la obra maestra del nuevo cine africano, Premio de la Crítica (Fipresci) en el Festival de Cannes 2002 y Premio a la mejor película del Bafici 2003. Ese mismo día se verán dos documentales: La casa del amor (Namibia, 2001), de Cecil Moller, sobre las prostitutas del puerto de Welvis Bay; y Wa N’wina (Africa del Sur, 2001), de Dumisani Phakathi, “una carta de amor que envío a mi calle y a los habitantes de Soweto”, según el director Dumisani Phakathi. El viernes 19 se verá el musical Madame Brouette (Senegal, 2002), de Moussa Sene Absa, Oso de Plata a la mejor banda de sonido en el Festival de Berlín 2003; y Memoria entre dos orillas (Burkina Faso, 2002), una reflexión crítica sobre la colonización y sus consecuencias individuales, sociales y religiosas. El fin de semana se proyectarán Mi amigo blanco y yo (Burkina Faso, 2003), de Pierre Yameogo, selección oficial del Festival de Torino, Vacaciones en el país (Camerún, 2000), documental de Jean-Marie Teno elegido para la Documenta de Kassel 2002; Nha Fala (Guinea-Bissau, 2002), de Flora Gomes, selección oficial Festival de Venecia 2002; y Si-Gueriki, la reina madre (Benin, 2002), de Idrissou MoraKpaï, en el que las mujeres denuncian con humor un sistema patriarcal del que son víctimas. El ciclo continúa hasta el miércoles 24 con films de Ruanda, Senegal, Burkina Faso y Zimbabwe, siempre a las 14.30, 17, 19.30 y 22, con entradas a $5 y $3 para estudiantes y jubilados. Más información en www.teatrosanmar tin.com.ar/cine

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Abouna abre mañana la muestra dedicada a una cinematografía desconocida.
 
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