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Jueves, 9 de febrero de 2006

CINE › COMIENZA LA BERLINALE, UN ABIGARRADO MAPA DE PROPUESTAS CINEMATOGRAFICAS

La vuelta al cine en sólo diez días

La 56ª edición de uno de los festivales más prestigiosos no sólo está caracterizada por el fútbol y el frío intenso: habrá una fuerte presencia argentina, en una cita de honor que presentará más de quinientas películas.

Por Luciano Monteagudo
Desde Berlín


Parece una broma: justo cuando Alemania y Europa toda están atravesando –como nunca en los últimos diez años– una temporada de fríos extraordinarios y nevadas intensas, que no ceden desde noviembre, el Festival de Berlín decidió abrir hoy sus puertas con una coproducción británico-canadiense titulada Snow Cake. Esta “torta de nieve” con la que la Berlinale celebra 56 ediciones consecutivas está adornada por las figuras de Sigourney Weaver y Alan Rickman y será el puntapié inicial (la terminología futbolística se cuela por todos lados en la capital alemana, marcada a fuego en estos días por la inminencia del Mundial) de una muestra gigantesca, con más de 500 películas en el lapso de apenas diez días, que culminarán el sábado 18 con la entrega del Oso de Oro a la mejor película de la competencia oficial, la vidriera más llamativa de la muestra, pero por cierto no la única.

En el enorme iceberg que promete ser este invierno la Berlinale, la Argentina tiene una presencia particularmente fuerte. En primer lugar, vuelve a la competencia con El custodio, primer film en solitario de Rodrigo Moreno, autor –junto a Ulises Rosell y Andrés Tambornino– de El descanso, premiada en el Bafici 2001, y co-realizador del film en episodios Mala época (1999). Nacido en Buenos Aires en 1972, egresado de la Universidad de Cine, Moreno escribió y dirigió esta historia protagonizada por Julio Chávez, que interpreta al custodio del título, un hombre solitario, sin otra vida que no sea su oficio, que va consumiendo día a día su identidad. “El custodio es una película acerca de un trabajo que consiste en reemplazar la vida de uno por la de otro, acerca de la presión que esto implica y acerca de cómo esa presión finalmente estalla”, dice Moreno, cuyo film tiene buenas posibilidades de llevarse uno de los premios que otorga el jurado presidido por la actriz francesa Charlo-tte Rampling. En este sentido, El custodio –una producción de Hernán Musaluppi, que encontró apoyo financiero en Francia y Alemania, incluido el World Cinema Fund que otorga la Berlinale– aspira a repetir la excelente performance de otros films argentinos en el festival, como La ciénaga, de Lucrecia Martel, que fue la revelación 2001 con el premio Alfred Bauer, y El abrazo partido, de Daniel Burman, que dos años atrás ganó el Gran Premio del Jurado y el Oso de Plata al mejor actor, para Daniel Hendler.

Y Burman y Hendler vuelven ahora a la Berlinale con su nueva película, Derecho de familia, que tendrá el honor de inaugurar el sábado Panorama Special, la sección oficial no competitiva del festival. Nuevo capítulo de la saga dedicada a ese joven argentino judío de clase media, que vivió su primera crisis de identidad en Esperando al Mesías (2000), buscó su lugar en el mundo en El abrazo partido y que ahora en Derecho de familia, ya más maduro –como el propio Burman, que a los 31 años tiene realizados cinco largometrajes– se enfrenta al desafío de ser padre, al mismo tiempo que se pregunta, melancólicamente, qué significa ser hijo y cómo valorar la relación con su propio padre.

La presencia argentina no concluye allí. Además de la docena de inscriptos en el Berlinale Talent Campus –un seminario de formación que durante una semana reúne a 520 inscriptos de 101 países–, el nuevo cine argentino participa del Forum del Cine Joven con La prisionera, ópera prima de Alejo Moguillansky y Fermín Villanueva, también provenientes (como Moreno) de la Universidad del Cine que dirige Manuel Antín. Organizado a la manera de una suite en tres movimientos, La prisionera es una suerte de educación sentimental para sus personajes, jóvenes alumnos de un conservatorio que hacen de Buenos Aires primero y de Mar del Plata después una suerte de laberinto donde se ponen a prueba sus afinidades electivas. “Nuestro film trata de la opacidad de lo que nos rodea, de lo ambiguo o indecible”, afirman los realizadores, para quienes “nuestros protagonistas acaso nunca sepan exactamente lo que sucedió, porque son también sonámbulos”. Dedicada al cine más radical y de búsqueda, el Forum –sección paralela ya legendaria de la Berlinale– parece la plataforma ideal para La prisionera.

En el plano internacional, la competencia de este año incluye unos cuantos nombres consagrados, veteranos de muchas y distintas batallas, que no se rinden y vuelven a presentar sus nuevos films en el concurso oficial. Entre los decanos se destaca Robert Altman, a punto de cumplir 81 años, próximo Oscar Honorario a la Trayectoria, que estrena en Berlín A Prairie Home Companion, una mirada a las bambalinas de la última emisión de uno de los más populares programas de radio de los Estados Unidos, dedicado a la música country. Film coral como Nashville y tantos de los suyos, A Prairie... tiene un elenco numeroso, encabezado por Woody Harrelson, Tommy Lee Jones, Meryl Streep, Kevin Kline y Virginia Madsen, con quienes la Berlinale confía decorar su alfombra roja... o más bien blanca, considerando el clima polar reinante.

Otro viejo maverick presente en la competencia de la Berlinale será Sidney Lumet, con 81 años recién cumplidos. El director de Doce hombres en pugna, Tarde de perros y Network, entre sus películas más recordadas, presenta ahora Find Me Guilty, una ficción basada en la historia real de Fat Jack DiNorscio, un gangster que se defendió a sí mismo en el que está considerado el juicio más largo de la historia estadounidense dedicado a la mafia organizada. Desde Francia, la liga de veteranos de guerra envía al frente alemán a Claude Chabrol, tan vitriólico a los 75 años como cuando era uno de los pioneros de la nouvelle vague, más de medio siglo atrás. El director de La ceremonia y Gracias por el chocolate vuelve a reunirse, una vez más, con su actriz fetiche, Isabelle Hu-ppert, en L’ivresse du pouvoir, en el que la otrora Violette Noziere encarna ahora a un jueza embriagada por el poder que le otorga una investigación sobre un caso de corrupción en las altas esferas del poder político y económico.

El costado polémico lo aportarán a la competencia dos películas provenientes de Irán. Jafar Panahi, que ya se había ocupado de la discriminación de la mujer en su obra maestra El círculo, describe en su nueva película, Offside, un incidente relacionado con un partido de fútbol en el estadio Azadi, de Teherán, en el que una chica se disfraza de varón para poder presenciar el partido, actividad que las mujeres tienen terminantemente prohibida. A su vez, en Zemestan el director persa Rafi Pitts propone una incursión neorrealista en las condiciones de vida y trabajo en las afueras de Teherán.

En la misma línea de fuego, el inglés Michael Winterbottom, ganador del Oso de Oro 2003 por In This World, de fuerte contenido político, vuelve al ruedo este año con The Road to Guantánamo, donde sigue la pista de tres musulmanes británicos que estuvieron encarcelados durante más de dos años, sin juicio previo, en la tristemente célebre base estadounidense en el Caribe. Por su parte, los locales se reservaron nada menos que cuatro lugares en la competencia, uno de ellos para Las partículas elementales, versión de la novela de Michel Houellebecq a cargo de Oskar Roehler. Y fuera de competencia, predomina Holly-wood: se verán Capote, con la consagratoria actuación de Philip Seymour Hoffman; Syriana, con George Clooney (estreno de hoy en Buenos Aires, ver aquí al lado), y The New World, de Terrence Malick, con Colin Farell.

Y ésta es apenas la punta del iceberg. La Berlinale también se enorgullece del Forum, del Panorama Dokumente, del Kinderfilmfest dedicado a los chicos, de las Perspectivas del Cine Alemán, de las monumentales retrospectivas (la principal, dedicada a las divas de los años ’50) y del inmenso European Film Market, que este año inaugura sede nueva, a pasos de Potsdamer Platz. Demasiado, quizá, para apenas diez días.

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El custodio, primer film en solitario de Rodrigo Moreno, presente en la competencia oficial.
 
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