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Jueves, 9 de marzo de 2006

CINE › “TERROR EN LA NIEBLA”, DE RUPERT WAINRIGHT

Más perdidos que un turco

 Por Horacio Bernades

Parecería que el cine actual no puede con John Carpenter. Si Masacre en la prisión 13 psicologizaba y volvía grandilocuente el ascético conductismo de Asalto a la prisión 13, ahora Terror en la niebla naufraga sin atenuantes (la expresión parece la indicada, teniendo en cuenta la importancia que el mar adquiere en esta fábula) al intentar emular La niebla original, la de 1980. Es que mientras Carpenter dominaba al dedillo no sólo el género de terror sino el de aventuras, la ciencia ficción y la clase B en general, sus sucesores actuales parecen tan inermes frente al género como los habitantes de Antonio Bay ante el neblinoso peligro que los acecha.

La idea original, pergeñada por Carpenter y su socia Debra Hill, es todo un hallazgo por su valor metafórico. La fundación misma de un pacífico pueblito costero estuvo teñida de sangre y traición, lo cual fue barrido más tarde bajo la alfombra. Al cumplirse el primer centenario de aquel hecho, los fantasmas de los asesinados (que además eran leprosos) volverán envueltos en la niebla, para cobrarse venganza. Varias capas de sentido podían leerse allí, desde la historia de Caín y Abel hasta el propio nacimiento de Estados Unidos como nación, tras masacrar a los nativos. Producida por los propios Carpenter & Hill (que por lo visto no tuvieron problema en poner en manos de cualquiera sus propios tesoros), la remake a cargo del inglés Rupert Wainwright no logra reproducir esos ecos. Como tampoco evocar mínimamente la atmósfera, capacidad de sugerencia y ejemplar concentración dramática del original. Lo cual no debería sorprender, en tanto Wainwright había demostrado ya su total inoperancia en la anterior Estigma.

Con Selma Blair en el papel de la DJ que transmite desde el faro, la producción no ha tenido mejor idea que añadirle a la historia original un motivo amoroso, a cargo de un galán y una rubia, ambos igualmente televisivos e inanes (él, de hecho, es quien hace de Superman joven en la serie Smallville). Aquellos vapores carpenterianos que venían desde el mar en medio de la noche, metiéndose debajo de las puertas, ahora son una niebla digitalizada, sin lugar para climáticos recortes de siluetas en las sombras. Tampoco aquellos hachazos secos y terminantes, y mucho menos la autorreferencia que presidía el relato, con el viejo marinero de Donald Pleasence asustando a los niños del lugar. Todo ello parece demasiado para esta película dramáticamente tan amorfa y difuminada como su motivo central, en la que los fantasmas de leprosos parecerían más los protagonistas, antes que sus némesis. Teniendo en cuenta que Debra Hill falleció durante la posproducción, no sería de extrañar (y mucho menos injusto) que sus responsables estuvieran siendo visitados ya por su fantasma vengador.



4-TERROR EN LA NIEBLA
(The Fog) EE.UU., 2005.
Dirección: Rupert Wainwright.
Guión: Cooper Lane, sobre guión original de John Carpenter y Debra Hill.
Producción: John Carpenter y Debra Hill.
Intérpretes: Tom Welling, Maggie Grace, Selma Blair, DeRay Davis, Kenneth Welsh y Rade Sherbedgia.

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