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Viernes, 3 de diciembre de 2010

CINE › DOCUMENTALES ITALIANOS

La cruel verdad

 Por Ezequiel Boetti

Con casi 25 millones de argentinos portando algún grado de linaje italiano, resulta difícil adjudicarle a la casualidad la elección ¡Italianos a la ópera! (Los italianos en Argentina) como función de apertura de la segunda edición de la Semana del Cine Documental Italiano, que se llevará a cabo desde hoy y hasta el miércoles en el Espacio Incaa Km 0-Gaumont (Rivadavia 1635). Es que la película de Franco Brogi Taviani (foto) aborda justamente eso: historias de vida de aquellos que, desde el siglo XIX hasta la actualidad, dejan todo en pos de la incertidumbre del sueño americano. “No es una película sociológica ni antropológica, sino mi visión sobre la inmigración italiana a la Argentina”, explica el director, entrevistado por Página/12 junto a Alessandro Signetto, responsable del área de promoción internacional de la organizadora del evento, la Asociación de Documentalistas Italianos. “Desde hace cuatro años se hacen más de 300 documentales anuales, pero no encuentran distribución local”, asegura.

Hermano menor de Vittorio y Paolo Taviani –los ganadores de la Palma de Oro en Cannes ’77 por Padre Padrone–, Franco visitó Argentina a fines de mayo de 2008 para la presentación de Quizá Dios esté enfermo en el Festival de Cine de Derechos Humanos y se quedó con ganas de volver. “No tenía vínculos previos con este país, pero después de estar un par de días quedé fulminado con Buenos Aires, primero, y con el resto del país, después”, asegura. Además, un amigo que había visitado el país un tiempo antes le sugirió la temática de la inmigración para un documental. “El tema era muy conocido y necesitaba una idea. Si encontraba un abordaje narrativo y estructural lo podía hacer. Y surgió la música lírica.”

–Uno de los inmigrantes asegura que “la ópera era el sistema para culturizar a los hijos”. ¿Tan importante era el rol que ocupaba?

Franco Brogi Taviani: –Es que no había teléfonos ni posibilidades de comunicación, entonces quedaba sólo la música. La posibilidad de hacerla era la única forma de mantener los vínculos culturales con nuestro país. Creo que la música es el momento máximo de la expresión humana, y también era la expresión cultural básica de los italianos acá. Ellos no deseaban ser inmigrantes sin pasado.

Alessandro Signetto: –Además, la ópera en Italia es verdaderamente popular. Hay para todas las clases sociales.

–En Argentina hay miles de italianos y millones de descendientes. ¿Cuál fue el criterio para elegir las historias?

F. B. T: –Encontrar italianos no fue problema (risas). Averigüé en consulados y asociaciones, pero me encontré con que todos habían tenido éxito. Pero ésa no era toda la realidad, yo quería encontrar a los que no habían encontrado “l’América”. Entonces empecé a hablar con conocidos hasta dar con ellos.

–Sobre el final cuenta la historia de varios desaparecidos. ¿Cómo vivió esa época la comunidad italiana?

F. B. T: –Igual al resto de la sociedad. Los italianos están aquí desde hace siglos y vivieron todos los hechos de la Argentina. Pero la particularidad está en que la mayoría se va de su país y llega a otro donde sus hijos son perseguidos. Quisieron encontrar la América y encontraron la dictadura. Es un destino terrible.

–¿Por qué siguen viniendo italianos a la Argentina?

F. B. T: –Para buscar la libertad, el futuro. Los jóvenes perciben que aquí hay algo que en Italia no: la posibilidad de un futuro, de la expresión y la creación. Allí no se encuentra en este momento.

–En relación con eso, Signetto dijo que faltan políticas de Estado favorables a los documentales. Sin embargo, el nivel de producción es alto. ¿Cuál es el panorama actual?

A. S: –Es una de las paradojas más grandes de la industria audiovisual italiana. Es muy rico el panorama, pero no hay industria ni estructuras. La mayoría son producciones propias o proyectos realizados en coproducción con otros países. También hay un sector dinámico en la difusión hacia fuera de la industria y no al interior de Italia. Eso es importante para mostrar que hay una voluntad de expresión y creatividad muy alta, pero muestra una crónica falta de ayuda financiera y la sordera la de la televisión pública.

–¿Y cómo asociación no han tratado de hacerse oír en Italia?

F. B. T: –La televisión pública es un muro donde rebota todo, es un espacio completamente maniobrado por la política, con un rol muy importante de la información manipulada. Los noticieros profundizan muy poco, no es lo mismo que un documentalista. Nuestra misión también es hacer relaciones con la política, con el Parlamento y las comisiones, pero pasan meses, años, y nada cambia.

–Usted habla del rol importante de la política. ¿No hay documentales que aborden esa temática o sobre el premier Silvio Berlusconi?

F. B. T: –Muy pocos. Por un lado, las cadenas de televisión no dan imágenes. Además hay un resguardo al hablar del tema para protegerse. En Italia es un período muy sombrío desde el punto de vista de la expresión cultural. El cine de ficción tampoco ha hecho mucho.

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