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Jueves, 8 de junio de 2006

CINE › POP Y PSICODELIA CHECA

Recuerdos de la Primavera de Praga

La retrospectiva que comienza hoy en la Sala Lugones y que incluye films de Milos Forman, Vera Chytilová y Jaromil Jires recupera uno de los momentos de mayor esplendor y libertad creativa de Europa del Este.

¿Pop y psicodelia en el cine checo de los ’60...? La enunciación puede sonar hoy, a cuarenta años de aquel momento, como una contradicción en sus propios términos. Pero el ciclo que bajo ese título comienza mañana jueves en la Sala Leopoldo Lugones viene a proponer precisamente eso: nueve films representativos de uno de los momentos de mayor esplendor y libertad creativa en el cine de Europa del Este, cuando una nueva ola de cineastas checos –con Milos Forman, Vera Chytilová y Jaromil Jires a la cabeza– se rebeló contra las rígidas normas del realismo socialista y produjo una serie de films de una estética moderna, en sintonía con una cultura joven, abierta a la fantasía y el delirio visual.

Este cine, realizado en el marco del llamado “socialismo con rostro humano”, impulsado por el líder Alexander Dubcek, fue fundamental en la conformación del imaginario de la Primavera de Praga, un intento de liberalización política ahogado finalmente por los tanques soviéticos en agosto de 1968.

El ciclo –que no hubiera sido posible sin la colaboración de la distribuidora Artkino Pictures– se inicia con un clásico del período, Los amores de una rubia (1965), la espontánea relación entre una joven obrera y un pianista, una historia concisa que Milos Forman narra con pequeñas observaciones, una realidad lánguida, desesperanzada, contra la que esa juventud estaba dispuesta a rebelarse. El viernes va Al fuego bomberos (1967), también de Forman: el baile anual de los bomberos de un pequeño pueblo es interrumpido por un inoportuno incendio. Apagado, todos regresan a la fiesta, que no resulta a la altura de las expectativas y termina en un caos. La dirección de Forman, plena de detalles de cálido humor, propone un film que es a la vez de un implacable realismo y una alegoría del provincianismo sofocante contra el que se levantaban los jóvenes que hicieron posible la Primavera de Praga.

El sábado 10 es el turno de Locas margaritas (1966), de Vera Chytilová. Dos chicas adolescentes, ambas llamadas bíblicamente María, deciden rebelarse contra un mundo que no las representa y se embarcan en una serie de bromas delirantes y subversivas. “Detrás de su comicidad surreal y su desarticulación del relato temporal, Locas margaritas posee una lógica férrea”, escribió Agustín Mahieu. “Todos esos elementos aparentemente absurdos obtienen su razón de ser en sus temas esenciales: la destrucción y la descomposición.” Y el domingo 11 vuelve Chytilová con Frutos prohibidos del paraíso (1968): una comuna libertaria en la campiña checa, una Eva devenida de la original y la mítica manzana, como eterno objeto del deseo. Personajes oscuros, casados con la extravagancia, y un caos que desafía el orden establecido y la lógica cartesiana.

El martes 13 está programado el tercer título de la Chytilová, Sobre mujeres diferentes (1963), una de las primeras obras importantes de la renovación que experimentó el cine checo en la década del ’60, que mantiene intacta su originalidad formal, por su visionaria fusión de realidad y ficción. El miércoles 14 se verá Primer grito (1963), la opera prima de Jaromil Jires que ya deja intuir al cineasta del exceso onírico que se consagraría con Valeria y la semana de las maravillas. Y el jueves 15 es el día de un doble programa bizarro: Joe Cola Loca (1964), de Oldrich Lipsky, es una delirante parodia de los westerns de Hollywood, con todos los clichés del género: desde la bailarina de saloon con corazón de oro (Olga Schoverova, la “Brigitte Bardot checoslovaca”) hasta la toma del ocaso para cerrar la historia; y la acompaña La muerte de Tarzán (1962), de Jaroslav Balik, de la que dijo el New York Times: “Tarzán se balancea de candelabros de cristal a la manera de un Johnny Weissmuller checo, involucrándose en peleas y persecuciones que hubieran hecho las delicias de Mack Sennett”.

El ciclo culmina el viernes 16 con Valeria y la semana de las maravillas (1970), de Jaromil Jires. “Contar que Valeria tiene trece años, que vive con su enigmática abuela, que hay un casamiento, que los vampiros hacen de las suyas, que se siente la proximidad de la muerte y que aparecen sacerdotes urgidos por las inquietudes de la carne es una manera bastante común de no decir nada sobre lo que realmente ocurre en el film”, sentenció en su momento el legendario diario La Opinión. “Es preferible, en cambio, invitar al espectador a que trate de recordar sus propios sueños, sus propias fantasías y miedos y, si es posible, que evoque la peculiar visión del mundo que lo acompañó en la infancia y, posiblemente, en un largo trecho de su adolescencia. Es entonces que, además del placer visual que depara Valeria, comprenderá muy fácilmente lo que ocurre con su historia.”

Más información en www.teatrosanmartin.com.ar.

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Las chicas en bikini de Al fuego bomberos (1967), de Milos Forman.
 
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