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Domingo, 31 de marzo de 2013

CINE › ELIJAH WOOD, DE LA TIERRA MEDIA A LA PIEL DE UN SANGUINARIO ASESINO

“Frodo Bolsón será parte de mi vida para siempre”

No es la primera vez que el actor adopta papeles radicalmente diferentes del que lo hizo conocido en todo el planeta. Mientras tanto busca diversificar sus actividades entre la producción cinematográfica y un sello discográfico independiente.

 Por James Mottram *

Hace poco circuló un rumor de que Elijah Wood estaba pasando música bajo el nombre de DJ Frodo. “Es muy gracioso”, murmura. “No sé de dónde salió eso... nunca me llamé a mí mismo DJ Frodo, y creo que nunca me llamaría de esa manera.” Lejos de querer explotar su personaje más famoso –el hobbit de la trilogía de Peter Jackson sobre El señor de los anillos–, Wood simplemente tiene que aceptarlo. Una pequeña broma a expensas de un actor que hasta ahora ha fracasado en su intento de salir de la sombra de Frodo Bolsón. Su rizado pelo marrón y sus ojos azules como platos son un recordatorio constante del personaje: “Hace tiempo acepté que Frodo será una parte de mi vida para siempre”, dice. ¿Tan difícil ha sido borrar a Frodo de las mentes de todos? “Ya pasaron ocho años desde que se estrenó la última película de Lord of the Rings. Casi nueve. Durante un buen tiempo estuve trabajando en personajes completamente diferentes. Pero supongo que en términos de referencia popular... un montón de gente me considera de manera predominante como ese personaje”, dice.

Como el Mark Hammill posterior a Star Wars, Wood ha luchado por surfear la ola de El señor de los anillos. Además de aparecer en pequeños roles en Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (de Michael Gondry) y Sin City (dirigida por Robert Rodríguez), no hay mucho por destacar en su currículum. Hubo mucho trabajo de doblaje (videojuegos, la película de animación Happy Feet, la más reciente Tron y la serie de TV Uprising) y varios cortometrajes. Pero para un actor que llevó de manera tan elegante la primera trilogía de Tolkien, es de algún modo sorprendente que haya tenido tan pocos protagónicos. De manera comprensible, revisitó la Tierra Media más de una vez, haciendo la voz de Frodo en un episodio bastante súbito de la comedia en stop motion Robot Chicken. En diciembre del año pasado los fanáticos le echaron un vistazo en su cameo en El Hobbit, la primera de las tres películas que Jackson está realizando como precuela de la saga de los anillos. “Fue como volver atrás en el tiempo”, dice, y admite que “fue extraño” estar sin sus compañeros hobbits Billy Boyd, Dominic Monaghan y Sean Astin, con quien desarrolló una gran amistad en el set neocelandés. Dice que eso ha sido todo para Frodo, y que ya no se lo verá en las próximas dos partes del Hobbit. “Ya hice mi parte, que está justo al comienzo de la primera película. Pero todo puede suceder, supongo. Es gracioso, estuvimos haciendo tareas de prensa para El Hobbit y en Warner Brothers me dijeron que no diga que es la última vez. ¡No sé qué quiere decir eso! Realmente, no creo que haya espacio para que Frodo exista, dado el marco de acontecimientos que se creía. Todo indica que ya no volveré.”

Su película más reciente, Maniac, parece un intento por sacudirse la Comarca de su alma, de una vez y para siempre. Es una remake de un film de 1980 de William Lustig en el que interpreta a Frank, un neoyorquino solitario con una fijación con su madre, que persigue a mujeres, las asesina y les arranca el cuero cabelludo. Violenta, sangrienta y enferma, es una película que los amantes del género amarán; la mayoría de los demás sentirá repulsión. ¿Eligió semejante rol para distanciarse definitivamente del naturalmente dulce Frodo? El dice que no, que no opera de un modo tan calculador. “Interpretar algo tan extremo, que representa semejante giro, ya es interesante de por sí”, dice. “No soy el típico amante de las remakes de películas de terror... o de cualquier tipo de remake, en realidad. Hay excepciones, pero creo que lo que me resultó tan interesante del proyecto es que iba a ser realizado de una manera completamente distinta del original.” A diferencia de la película anterior, que tenía a Joe Spinell en el rol protagónico, ésta fue filmada enteramente desde el punto de vista del asesino: la mayor parte del tiempo Wood está fuera de cámara, solo se ven sus manos y, ocasionalmente, su reflejo en los espejos y vidrios.

Criticada por su violencia extremadamente sexual, la película que Lustig dirigió en 1980 fue considerada altamente controversial para la época (el diario Los Angeles Times señaló que no tenía “ningún tipo de redención”). La nueva versión, aunque tiene un indudable efecto de shock, recibió toda una serie de reseñas de una estrella: en The Independent, el crítico Anthony Quinn señaló que “Wood está probablemente desesperado por reposicionarse como actor serio, pero su cara aún grita Hobbit”. No es el primer personaje retorcido de Wood: en Sin City era el asesino serial y caníbal Kevin, pero su tiempo en pantalla era escaso. Esta vez es el protagonista. Aunque su rostro angelical le da un costado aún más inquietante a su personaje, cabe preguntarse si sus agentes le aconsejaron no tomar un papel tan provocativo. “En realidad no”, responde sin dudar un instante. “El pedigrí de los involucrados era suficientemente alto, y era una interesante oportunidad para mí como actor. Creo que todos la vieron como la pequeña pieza artística de horror que es, con lo que no hubo ningún consejo en contra.”

Nacido y criado en Iowa, Wood desarrolló su amor por el terror desde los seis años. “Todo empezó viendo películas que se suponía no debía ver, que mi hermano Zach alquilaba con sus amigos y que yo terminaba viendo sin que se enteraran mis padres.” Los padres de Wood y sus dos hermanos dirigían un restaurante; cuando Debbie, la madre, empezó a mandar a su hijo a hacer comerciales, se tomó la decisión de vender el negocio familiar y mudarse a Los Angeles, donde el niño podía ir regularmente a audiciones. Inicialmente, su hermana menor Hannah y su padre Warren se quedaron en Iowa, pero eventualmente se sumaron al equipo. Para ese momento, Elijah ya había sido dirigido por David Fincher (en el videoclip de Paula Abdul Forever Your Girl) y había tenido una pequeña parte en Volver al futuro II. Sus padres finalmente se divorciaron en 1996, al tiempo que Wood –con solo quince años– empezaba a ser considerado como una de las promesas más brillantes de la industria. Su performance junto a Kevin Costner en El árbol de los sueños (1994) llevó a que el crítico de cine Riger Ebert declarara que “creo que Elijah Wood ha emergido como el más talentoso actor, en su grupo etario, de toda la historia de Hollywood”.

Con sus 32 años actuales, esa proclamación parece prematura para Wood, particularmente cuando se lo pone junto a colegas como Ryan Gosling y Tom Hardy. Recientemente admitió a un tabloide inglés que, luego de no trabajar por dos años en sus veintitantos, cayó en un pozo depresivo. “Tenía cosas que debía superar, como todo el mundo”, dijo. “Fui a terapia por primera vez, y fue asombroso. Me hizo aprender a reírme un montón de mí mismo, pero también aprendí un montón de cosas que realmente me movieron el piso. Fue como una excavación mental.”

Aun así, nadie lo encontrará lamentándose de su suerte. “He tenido un montón de momentos que merecieron ser celebrados”, dice, aunque aún no se ha casado ni ha tenido hijos. Tuvo una relación com Pamela Racine, ex integrante del grupo Gogol Bordello (Wood coprotagonizó con el cantante principal Eugene Hütz en debut en la dirección de Liev Schreiber Everything is Illuminated, de 2005). Más recientemente fue visto en público con la actriz estadounidense Kerry Bishé, con quien acaba de rodar en Madrid el hitchcockiano thriller Grand Piano, donde interpreta a un concertista de piano aterrorizado por un asesino encarnado por John Cusack. Por encima de todo, se ha diversificado astutamente, de un modo que pocos actores llevan a cabo. En su faceta de productor musical montó el sello independiente Simian Records, que contrató e hizo grabar a bandas como The Apples in Stereo y Heloise and the Savoir Faire. Y, sí, a veces se dedica a hacer de DJ, sólo que –tal como dijo– no usa el nombre de DJ Frodo: junto a su amigo Zach Cowie, se presenta bajo el seudónimo Wooden Wisdom.

Por el lado del cine tiene una compañía productora, The Woodshed, que se especializa en cine de género y que acaba de presentar una película de vampiros iraní hablada en farsi, A Girl Walks Home Alone at Night. También está profundamente involucrado en Nightmare City, el festival de cine de terror que se lleva a cabo en Los Angeles y que fue fundado en 2011. Entonces, ¿por qué tantas manos en la masa? “Tengo un montón de intereses”, se encoge de hombros. “Y me siento increíblemente afortunado y bendecido por estar en un lugar en mi vida en el que soy capaz de hacer un montón de cosas y expresar un montón de esos intereses.” Todo tuvo su culminación en diciembre de 2012, dice, cuando sintió una auténtica ola de satisfacción bañándolo. Además de sus labores como disc-jockey y la producción de películas, completó la segunda temporada de su comedia televisiva Wilfred, en la que personifica a un abogado que, extrañamente, desarrolla una fuerte relación con el perro de su vecino. Por curiosa que parezca la idea, Wood ya comenzó a filmar escenas para su tercera temporada.

Otros logros de la temporada 2012, detalla, incluyeron completar dos películas de próximo estreno en España –la ya mencionada Grand Piano y también Open Windows, un thriller en el que la acción se desarrolla completamente dentro de una PC: su personaje es un técnico siempre pegado al escritorio que trata de orquestar el rescate de una actriz secuestrada, la ex estrella porno Sasha Grey–. “Tuve un año sencillamente increíble, haciendo un montón de las cosas que siempre esperé estar haciendo”, argumenta. “Y tuve un momento de honda reflexión, en el que me di cuenta del extraordinario año que tuve. Se sintió como un momento muy celebratorio.” Con El Hobbit llegando a las pantallas de cine, quizá fue también un momento en el que, al fin, pudo decirle adiós a Frodo.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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Maniac, la nueva película de Wood, será amada sólo por los fans del género.
 
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