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Domingo, 20 de julio de 2014

CINE › MARCOS VIEYTES Y LAS IDEAS DETRAS DE LA NUEVA REVISTA-LIBRO HACERSE LA CRITICA

Otros ángulos para la misma pantalla

La idea nació como un blog, se convirtió en sitio web y ahora es un generoso lanzamiento de 300 páginas que, según su responsable, busca “ver los estrenos, pensarlos, escribir sobre ellos con un tiempo que no es el del apuro periodístico”.

 Por Horacio Bernades

En momentos en que voces apocalípticas anuncian el fin del papel y el predominio definitivo de los formatos digitales, pequeños grupos guerrilleros de la crítica y la escritura hacen el movimiento contrario. En el campo de las publicaciones cinematográficas que aspiran a cierta periodicidad, es el caso de la excelente revista cordobesa Cinéfilo y, más recientemente, de Hacerse la Crítica. Con el ensayista, poeta y crítico Marcos Vieytes como alma mater, empezó como blog, pasó a sitio de Internet y poco tiempo atrás se extendió al papel, un libro-revista de casi trescientas páginas. Este primer número incluye notas publicadas en el sitio junto a textos inéditos. La aspiración de sus editores es mantener la mayor regularidad posible, aunque la ecuación económica no sea la ideal. “Si no hubiera creído que íbamos a poder pasar al papel, no habría seguido adelante con el blog”, afirma el bibliófilo Vieytes. Editado junto a la licenciada en comunicación y crítica Paula Vázquez Prieto, el músico Hernán Gómez y el crítico Ignacio Izaguirre, el primer número de Hacerse la Crítica lleva por título “Pampa bárbara”. Con un fotograma del clásico del terror I Walked with a Zombie en tapa, presenta aportes tanto de los editores como de los más veteranos Eduardo Rojas y Roberto Pagés, así como del conocido crítico, programador y coleccionista Fernando Peña, y los realizadores Adrián Caetano y José Celestino Campusano.

–¿Qué los decidió a pasar al formato libro-revista en papel?

–Para mí, no hay soporte más apropiado que el papel para leer un texto desarrollado. El papel, además, perdura, mientras que los contenidos digitales tienden a actualizarse. Si no lo hicimos hasta ahora fue porque no pudimos. Pero siempre tuvimos la idea de editar una revista en papel.

–Pero el blog tiene la ventaja de la inmediatez. Lo cual, en el caso de la crítica de cine, le permite al lector seguir los estrenos al día.

–A mí eso no me importa demasiado. No nos vuelve locos tener la página súper al día, en términos de estrenos. Preferimos tomar el tiempo necesario para verlos, pensarlos, reverlos si es necesario, y escribir con un tiempo que no es el del apuro periodístico. Lo que permite el blog es esa comunicación rápida con el lector, muy enriquecedora.

–¿Qué ideas caracterizan la línea editorial de Hacerse la Crítica?

–La idea es ser lo más diverso posible, a partir de ciertas ideas guía: 1) desmenuzar las superproducciones para que no nos pasen por encima acríticamente; 2) darles bola a las buenas películas que ayuden a diversificar la cartelera (estrenos no estadounidenses o estadounidenses más pequeños); 3) escribir sobre todas las películas argentinas que podamos (porque es hablar de nuestras imágenes) y no ser condescendientes con ellas, poniendo especial énfasis en polemizar con las que valga la pena hacerlo (las más grandotas también, un Elefante blanco, por ejemplo, o las más legitimadas por el mercado festivalero); 4) escribir sobre lo bueno que no se estrena y conseguimos ver del modo que sea.

–¿Por qué Pampa bárbara?

–Es el título del libro y, a la vez, la sección dedicada al cine y la crítica argentina. “Bárbaro” acá es sinónimo de vital. Para aproximarnos a un sentido de lo bárbaro, no para fijarlo, elijo citar un texto que leyó Ignacio Izaguirre, miembro del comité editor de Hacerse la Crítica, en la presentación del libro: “En lo fisiológico están el cuerpo, lo concreto, lo material con todas las imperfecciones. Pero está también algo del alma, el movimiento, lo blando, el cambio, lo vivo. Y están las dos cosas juntas e indiferenciadas. Esa es la otra idea que defendemos: la del que produce metiéndose de lleno en el torrente de la vida”.

–Este primer número plantea una oposición entre cierto cine argentino “de calidad”, con voluntad de gran producción clase A, como puede ser Elefante blanco, de Pablo Trapero; y otro de carácter más bárbaro, más salvaje, como el de Adrián Caetano, José Celestino Campusano o ciertas variantes “criollas” de cine de género. ¿Puede desarrollar esa idea?

–Hay un artículo que se pregunta sobre la posible existencia de un cine anarco-peronista. Allí pongo en relación películas recientes de Caetano, Nicanor Loreti y Campusano, entre otras. Comparten una originalidad hija de la completa ausencia de modelos cinéfilos o de modelos cinéfilos canónicos (si queda alguno). Construyen modelos narrativos que incorporan usos y costumbres, dicción y espacios ajenos a las clases medias altas y altas, generadoras usuales de los contenidos y formas cinematográficas. En esas películas hay un par de aspectos que pueden vincularse a ese magma denominado peronismo, cruzado por el ideario anarquista: la visibilidad de actores sociales marginados del panorama cultural y la voluntad de poder entendida como actitud creativa, afirmación y deseo. Esa voluntad se despliega en películas y puestas en escena libres, poco o nada escolásticas, que no se avergüenzan de sí mismas, están en proceso de transformación y liberan una energía contagiosa y comunitaria.

–En varias notas asoma una postura crítica respecto de Hollywood.

–Hollywood es una maquinaria fabulosa y omnipotente. Me refiero sobre todo al mainstream, los “tanques”, laboratorios tecnológicos y operaciones de mercado globales con las que casi nadie puede competir. Nada de lo que no se venga hablando desde que el cine existe: las películas, en general, y las estadounidenses, en particular, como aparatos portadores de significación ideológica. Sólo que antes esos aparatos eran monitoreados por los Estados, y ahora por corporaciones más poderosas que los Estados. Las superproducciones –especialmente cuando tantas construyen escenarios de guerra, que funcionan como reflejos ligeramente deformados de la diseminación planetaria de pequeños y medianos conflictos bélicos– son la evidencia cinematográfica más notable del presente tecnológico y global.

* Hacerse la Crítica se consigue en las librerías Alamut, De la Mancha, Librofilm, Liberarte, Fedro y Aquilea, o en www.hacerselacritica.com.

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“Si no hubiera creído que íbamos a poder pasar al papel, no habría seguido adelante con el blog.”
Imagen: Jorge Larrosa
 
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