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Viernes, 28 de octubre de 2005

CINE › LA SEMANA DE CINE BRASILEÑO, EN EL COMPLEJO HOYTS ABASTO

Una pantalla verdeamarelha

El ciclo, que se extenderá hasta el 2 de noviembre, integra a cineastas que se caracterizan por su búsqueda de nuevos lenguajes, junto a un par de nombres de reputación afirmada.

 Por Oscar Ranzani

Mientras se preparan las comparsas para un verano caliente –como siempre sucede en Brasil–, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país que gobierna Luiz Inácio Lula da Silva decidió traer a tierras argentinas una selección de producciones fílmicas que reflejan la vitalidad de la industria cinematográfica brasileña, ya sea por la irrupción de las nuevas generaciones de realizadores que dan cuenta de un genuino fenómeno de renovación, como también de algunos directores de trayectoria que siguen apostando fuerte a transmitir la identidad carioca que trasciende las fronteras de esa tierra futbolera. Desde ayer se está presentando la Semana de Cine Brasileño (hasta el 2 de noviembre) en el Hoyts General Cinema del Shopping Abasto, un encuentro que permitirá conocer al público argentino una porción de la gran torta cinematográfica del país vecino.
Una de las películas de la muestra es Meu tio matou um cara, cuya trama, como indica el título, encierra un crimen. Aunque esto no impide que el realizador Jorge Furtado pueda ingeniárselas para proponer una comedia romántica y, al mismo tiempo, policial. La historia tiene como protagonista a un adolescente de 15 años al que todos llaman Duca, y que hará lo imposible para garantizar la inocencia de su tío –preso por confesar el asesinato de un hombre– y que, según Duca, dijo lo que dijo solamente para liberar de culpa y cargo a su novia, ex mujer del muerto. Además de ser director, Furtado es un reconocido guionista de miniseries para televisión y ganó el Oso de Plata por Ilha das Flores en el Festival de Berlín celebrado en 1990.
Se sabe que en Brasil –al igual que en muchos países latinoamericanos– (no) conviven dos mundos cuya metáfora edilicia se podría plantear como el enfrentamiento entre las mansiones y las favelas. Pero entre ambos está la casita de clase media. Quase dois irmaos, de Lucia Murat, se mete en la relación entre la clase media y la favela carioca, pero de un modo particular. La historia está centrada en la relación de dos medio hermanos a lo largo de tres períodos temporales: los años ’50, ’70 y la actualidad. La música popular es el hilo de la trama, atravesada también por la política. Cabe recordar que Murat es periodista de destacados periódicos y canales de televisión de Brasil. Quase... se estrenó el año pasado y es su cuarto largometraje.
Casa de Areia es ante todo una película sobre el destino. ¿De quién? De Aurea, una mujer que llega a un gran laberinto de arena en 1910 en la región norte de Brasil. Se trata de un drama del que la protagonista buscará escapar, ya que su marido le prometió que Maranhao era una zona próspera pero, en realidad, ella ve a esa tierra como un lugar inhóspito. Y lo vive como una condena de nada menos que 59 años que, paradójicamente, la llevará a replantearse con el paso de los años que, en realidad, su lugar es ése y no otro. El film está dirigido por Andrucha Waddington, quien con sus 35 años es uno de los nombres más destacados de la nueva generación del cine brasileño.
La problemática del racismo es uno de los grandes temas que se debaten cuando se busca defender los derechos humanos. Aunque de manera sutil, este tema está presente en Filhas do vento, un largometraje de ficción de Joel Zito Araújo (cineasta y guionista de documentales y programas de televisión) que retrata una compleja historia de amor compuesta por una familia de hermanas, madres e hijas. Desde el lugar de la mujer, el film se interna en el drama de la segregación, parte de una discusión que trasciende las fronteras de Brasil y Latinoamérica.
Un juego de obsesiones es el motor que arranca en el universo interior de Martín, un pianista que frecuenta el mundo de la noche en Jogo subterraneo, de Roberto Gervitz. Para conocer al amor de su vida, Martín decide elegir un trayecto a realizar en el subte. Al entrar al vagón, busca una atracción femenina. Si la mujer emprende su mismo camino, él tendrá motivos suficientes –supone– para acercarse a ella. Pero como todo juego, tendrá sus complicaciones y conocerá un colectivo de diversos personajes que transitan como Martín todos los días por el subterráneo, y que terminarán por cambiar las reglas del juego. Además de realizador, Gervitz trabajó en distintas disciplinas cinematográficas como la edición de sonido y montaje de film de Ana Carolina y Héctor Babenco, entre otros. Sexo, amor e traiçao, de Jorge Fernando, plantea un juego de infidelidades, traiciones y reconciliaciones en el que dos hombres y tres mujeres tendrán que lidiar con sus conflictos amorosos. Fernando comenzó su carrera actoral a los 17 años y con el tiempo se consolidó como uno de los grandes directores de TV y producciones teatrales.

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Meu tio matou um cara, de Jorge Furtado, uno de los títulos destacados.
 
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