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Lunes, 14 de abril de 2008

CINE › CORAZóN DE FáBRICA EN LA SECCIóN “LA TIERRA TIEMBLA”

“No filmamos una historia rosa”

 Por Ana Bianco

La planta de cerámicos Zanon late bajo control obrero. Una operaria supervisa la calidad, otra amasa para la comida y una asamblea aprueba un balance contable. Niños de excursión recorren la planta y textos de Juan Gelman impresos en cerámicos se propalan entre los neuquinos. Situaciones como éstas son retratadas en el documental Corazón de fábrica, de Virna Molina y Ernesto Ardito. La mirada de los realizadores –conocidos por el multipremiado Raymundo, sobre el cineasta desaparecido Raymundo Gleyzer– no es complaciente ni idílica, y abre un debate sobre la autogestión obrera. La cámara registra la fábrica, las discusiones sobre formas organizativas de los trabajadores, los conflictos humanos, cuestiones de género, el control obrero y la producción. Afuera, muestra los lazos desarrollados con la comunidad de Neuquén y la articulación con otros gremios. El film va y vuelve hacia el pasado. Las luchas del siglo pasado conviven con los ’90 y el menemismo y enlazan el presente de Zanon, y lo extienden a otras luchas. Impacta un registro casero del maestro asesinado Carlos Fuentealba y se suman al ensayo documental, entre otras, Inés Ragni y Lolín Rigoni, Madres de Plaza de Mayo.

–¿Por qué eligieron retratar la experiencia de Zanon?

Virna Molina: –Es una fábrica con obreros que desarrollaron una conciencia política y de organización importante desde que recuperaron la comisión interna en 1998. Con el estallido social de 2001, el cierre de la fábrica los encuentra en mejores condiciones. La ocupación y el empezar a producir bajo gestión obrera eran un desenlace lógico en ese escenario. Al principio pensamos filmar una película de ficción sobre fábricas recuperadas, y Zanon reunía todos los condimentos para desarrollar la investigación previa al guión. Pero estando en el lugar, nos dimos cuenta de que la realidad estaba en permanente transformación, que no era una historia cerrada y nos decidimos por la herramienta del documental.

Ernesto Ardito: –Empezó siendo una película sobre la resistencia a las políticas del menemismo y la precarización laboral, hasta culminar con la fábrica recuperada. Pero descubrimos que en paralelo era importante mostrar la organización interna y los conflictos humanos y productivos. No queríamos filmar una historia color de rosa. La lucha de los trabajadores de Zanon es un aporte para otras fábricas. Los obreros son heroicos pero de carne y hueso, con virtudes y miserias. La película puede generar identificación con esa experiencia y esa práctica cotidiana.

–El debate sobre las formas organizativas está presente...

V. M.: –El debate es sobre las estructuras que se construyen y hacia dónde va la organización económica y política de la fábrica. Para lograr el control de la producción es necesaria la capacitación, la rotación de cargos, y desarrollar conciencia propia y compromiso laboral. Quienes provienen de movimientos de desocupados nunca trabajaron bajo patrón y se inician en un trabajo donde ellos ponen las normas. Les resulta difícil... Después de verla los obreros nos abrazaban, estaban contentos por la importancia del film, no sólo para la sociedad, sino para la fábrica.

E. A.: –Antes de que la patronal se fuera, los obreros realizaron control obrero de la producción. Como la empresa planteaba la necesidad de un preventivo de crisis, que consideraba despidos masivos y tercerización de ciertos sectores y procesos de producción, la comisión interna, junto al sector más activista, empezaron a hacer números. Reunieron datos para corroborar lo que la patronal proponía y tener herramientas para demostrarles a los trabajadores lo que estaba ocurriendo. En cada sector empezaron a contabilizar la cantidad de cerámicos que producían, el número de camiones que salían por día y se asesoraron de los gastos necesarios para producir. Descubrieron asombrosamente que la fábrica gozaba de beneficios increíbles en materia de subsidios en el consumo de luz y gas. Hicieron cuentas y comprobaron que la empresa mentía. En las asambleas explicaron los números reales, y el conjunto entendió la profundidad del conflicto y se involucró en la lucha para evitar el vaciamiento.

* Corazón de fábrica se verá mañana a las 15.30 en la Alianza Francesa.

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