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Martes, 16 de junio de 2015

PLASTICA › -MARCIA SCHVARTZ EN LA CASA DE LA CULTURA DE LA VILLA 21-24

“Exponer acá tiene más sentido”

La pintora presenta una serie de retratos, acuarelas y cajas en el Centro Cultural de la Villa 21. Toda su obra puede ser leída en ese lugar intermedio en el que el mundo de los otros se conjuga con el propio.

 Por Fabián Lebenglik

Marcia Schvartz está presentando una muestra en la Casa Central de la Cultura Popular Villa 21-24, donde exhibe Marciamundi, un potente conjunto de retratos, una serie de acuarelas delicadas, y a veces ingenuas, y cuatro cajas. En su mayoría se trata de obra reciente, aunque hay trabajos de años anteriores. Buena parte de las obras no había sido mostrada anteriormente.

La artista está alejada de los lugares más mundanos de las artes visuales, según dice, “porque estoy pintando y no tengo tiempo. Y también estoy alejada de todo eso porque me aburre... y como dice Norberto Gómez: ya fui a muchas ‘fiestas de quince’”.

“Para mí –sigue la pintora–, exponer mi obra en el centro cultural de la Villa 21 tiene más sentido. Además hay ahí un grupo de pibes que son pintores, dibujantes y escultores. Varios vinieron a conocer mi taller y conversamos sobre arte y sobre temas técnicos. Me hicieron preguntas incluso sobre escultura y como yo también hice cerámica, pude contestar algunas cosas.”

La muestra se abre con un autorretrato muy austero y delicado que en cierto modo anuncia que todo lo que viene después, los retratos, las acuarelas y las cajas, de algún modo también definen a la artista. Toda la obra de Marcia puede ser leída en clave de autorretrato o en ese lugar intermedio en el que el mundo de los otros se conjuga y se mezcla con el propio.

El género del retrato es uno de los que más acabadamente define a Marcia Schvartz, porque allí consolidó su mirada, desde el exilio en Barcelona durante la dictadura y también cuando comenzó a destacarse a su vuelta a la Argentina, durante el período posdictatorial y de recuperación democrática. Parte de la potencia pictórica de la obra de Marcia Schvartz resulta de su reivindicación, desde los años setenta, de un género como el retrato, que en los círculos de poder artístico de aquel momento había caído en el desprestigio. Y uno de los puntos fuertes de Schvartz siempre fue la capacidad para interpretar al otro, al mismo tiempo que afirma sus valores y tradiciones pictóricas: luces, sombras, mezcla, tratamiento del color, relación de la luz y el color con el plano, el volumen y el espacio. La figura humana y el modelo vivo incluye todas estas posibilidades, y para demostrarlo la exposición incluye un video en el que una cámara fija muestra el trabajo de la artista con una modelo.

Sus retratos conforman una galería de personajes y situaciones del mundo de la artista, que frecuenta con una mirada que al mismo tiempo revela compromiso vital pero también distancia crítica. De sus pinturas y dibujos siempre se desprende una ética alrededor del valor de lo popular. Pero nunca habría que confundir esa cercanía como un efecto de cierta corrección política. La pintora no es condescendiente con sus retratados y su mundo, porque más allá de las afinidades con sus modelos, la artista los muestra de un modo descarnado, crudo (y a la crudeza metafórica se le agrega el color crudo de la tela), acentuando las tensiones de los gestos y actitudes; las asimetrías de los rostros, las bocas y dentaduras, las deformaciones que surgen ante una observación minuciosa y una mirada que se proyecta con ternura pero por momentos resulta impiadosa.

A tales características se les suma la relación determinante con el dibujo, cualidad central de sus retratos y donde se juega parte de la tensión visual: las líneas. En algunas obras, como en el caso de Milonga Patán, se agregan materiales (aquí una camisa) que juegan a la verosimilitud y el realismo.

A cada paso la pintora deja clara su pertenencia a la tradición pictórica y a la historia del arte argentino.

En las cajas es donde se evocan de manera más condensada los mundos de Marcia a los que hace referencia el título de la exposición, porque junto al retrato se agrega todo un contexto de recortes, y agregados como una pequeña puesta en escena. Mientras que en los retratos la artista va directo al grano, en las cajas se da cuenta de un ambiente y es donde el análisis y la crítica van más a fondo.

Como el centro cultural es muy visitado por escuelas, la pintora decidió incluir toda una pared de acuarelas para establecer un puente inicial más cercano con los chicos. El día en que quien firma estas líneas fue a recorrer la exposición junto con la artista, había una escuela y Schvartz les hizo una visita guiada por su propia exposición.

* En Avenida Iriarte 3500, hasta el sábado 20 de junio.

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La puerta, 2013, pastel sobre arpillera: una maja criolla pintada por Marcia Schvartz.
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